Hemos nacido y están naciendo en un medio social RECEPTOR. No hay educacion dirigida a ser EMISOR y TRANDUCTOR. Vivimos en un agregado de individuos en el cual el término "todo está dicho", "todo está escrito", "todo está inventado", ... es la primera impronta, es el primer sello que nos ponen en la nalga como con todo animal se hace.
Nadie ha pedido tu opinión, "lo dicho", "porque lo digo yo", "porque soy tu padre", "los años me dicen", "peino canas",...
A caballo entre los siglos XIX y XX, hubo un intento de escuchar la voz de todos que ha sido acallada y pervertida dictadura tras dictadura.
Nunca he querido someterme a la dictadura de ser examinado, o comparado con un patrón pre-establecido. El patrón es un útil necesario hasta 1933.
Me he negado a escribir al dictado de nadie. Finalizando los 8 años de edad, a dos meses de hacer el examen de ingreso en los estudios de bschiller, dije ¡no! a escribir al dictado del que decía profesar en el colegio de los Dominicos. ¿Quiere saber porque no quiero hacer lo que me manda, hermano?. No, no me interesa, ¡escribe lo que dicto!. No, respondí, seco y enfstizando mi postura irreconciliable. Salí del aula seguido de los improperios del hermano Gregorio. Llamé a casa: abuelo, ven a recogerme, no sigo en este colegio. No esperé a la respuesta. Pasarían dos horas, eperando en el pstio donde el profesor de gimnasia daba clase.
Llegaron los dos, padre y abuelo, tranquilos: ¿estás bien?. ¡Sí!. Bajó rápido el mandamás. Hablaron 30 segundos, se dieron media vuelta pretenfiendo ser sujetados por el mandamás. ¡Vámonos, no hace falta que cojas nada. Nos fuimos al csfé Astoria, tomamos café y yo un "bollo suizo". "Si no puedes responder, nunca escuches".
Hice el ingreso "por libre", cercano a los de "la Preparatoria". Uno de los miembros del tribunal ha sido Don Andrés, un cura sordo y manco. Aprobé y comencé el bachillerato en el Instituto Alfonso II. Hace 50 años de esto. Aquellos compañeros me lo recuerdan y juntos haremos festejo conmemorativo el día 20 en el Instituto.
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