miércoles, 16 de marzo de 2016

El hurto de la razón

La educación recibida por la población española, continuada en el tiempo, es creacionista, o no racional; es una educación inversa a los principios racionales de la Constitución española de 1978.

Esta educación hace que la no racionalidad es la base de la convivencia y, por ello, de su regulación a través de los servicios del Estado como política, justicia, salud y mercado.

Un ejemplo de esta educación, o catequesis es la que tomo de los textos del Estado Vaticano en el Estado de España.


(Me obligó su lectura el estudiar un conjunto de escritos, referidos por médicos)

"ENTRE AMIGOS"
(Grupo de Catequesis)

Centre Judicial de Prevenció "La Model"
TEMA 9
LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS LECTURA Y PLEGARIA

Deuteronomio (Dt.5,1-22). La lectura de este fragmento del Antiguo Testamento nos situará en las circunstancias en que fue promulgada la Ley de Dios a Moisés.

INTRODUCCIÓN
Antes de comenzar una reflexión acerca de los Mandamientos de la Ley de Dios, pienso es muy importante tengamos muy en claro en concepto de que estos no son, como muchos piensan, como unas amenazas, o como un obstáculo y una intromisión a nuestra libertad, sino más bien el contrario: son potentes faros que iluminan el oscuro camino de nuestra vida con la única finalidad de que no nos extraviemos por barrancos de tiniebla que conducen a la muerte. ¿Que buena madre que, viendo correr a su hijito hacia un abismo, no le avise del peligro y le muestre el real buen camino de la seguridad, aún que ello comporte necesariamente un empujón corrector que puede causarle dolor?

Debemos, pués, agradecer infinitamente al Señor de nuestras vidas, que haya querido revelarnos la senda que nos lleva a una realización plena como personas, lo que asegura que la convivencia con los demás no solo sea posible sino gozosa. Y sobre todo nos prepare para la finalidad última de nuestro peregrinaje por este mundo: la posesión eterna de la gloria que Dios nos tiene preparada desde que nos eligió para la vida.

Este Decálogo que Moisés explicitó a su pueblo en el desierto, por expreso mandato de Dios, lo dejó grabado en unas tablillas de arcilla, al estilo de la escritura de aquel tiempo histórico. Ya antes de promulgar este decálogo "oficialmente" y por escrito, todo hombre, desde el primero que fue creado, hasta el último que llegará a la existencia, lo lleva grabado en su corazón, cual sello imborrable. Forma parte de su conciencia. Todos conocemos con diáfana certidumbre oo que es bueno y lo que es malo.

Pero el hombre es absolutamente libre para hacer -dentro lo que es bueno- todo lo que quiera y le apetezca. Es el gran regalo de Dios al hombre después del de la vida. Dada,pero, la fragilidad humana, muchas veces usamos la libertad para hacer el mal (desobedecer los mandamientos), lo que no representa un uso sino un abuso de la libertad y por tanto libertinaje. Si la libertad es un don, el libertinaje es la negación rebelde del mismo. He ahí la grandeza del hombre libre y al mismo tiempo su gran responsabilidad.

En el primer tema del Volumen I ya indicábamos que "Dios es amor". Por lo tanto sus mandamientos a las criaturas  salidas de su potencia creadora no pueden proceder de otra fuente ni tener otra finalidad: el amor.

San Pablo en su carta a los Efesios (Ef.1) nos dice que "Dios nos ha elegido desde antes de la creación del mundo  para que fuéramos santos e inmaculados en su presencia, en el amor". Ya, en el Antiguo Testamento, en el libro del Levítico, en diversos capítulos (Lv. 11, 44-45 y otros)va repitiendo "SED SANTOS, COMO YO, VUESTRO DIOS, SOY SANTO". También en la primera carta de Pedro se nos dice "...sed santos en vuestra manera de vivir". (I Pe. 1, 1-15).

Es con ese espíritu de reconocimiento y de gran confianza en Dios que comenzaremos el próximo día a estudiar cada uno de los Mandamientos.

Después de los distintos comentarios a estos apuntes, hechos por el catequista y todos vosotros será bueno terminar la sesión con unos versículos del Salmo 19, 8-15, que transcribo a continuación:

La ley del Señor es perfecta,
consolación del alma,
el dictamen del Señor, veraz,
sabiduría del sencillo.

Los preceptos de nuestro Dios son rectos,
gozo del corazón;
claro el mandamiento del Señor,
Luz de los ojos.

El temor del Señor es puro,
por siempre estable;
verdad, los juicios de Dios,
justos todos ellos,
apetecibles mas que el oro fio;
sus palabras mas dulces que la miel,
mas que el jugo de panales.

¡Sean gratas las palabras de mi boca,
y el susurro de mi corazón, 
sin tregua ante ti, Señor,
roca mia, mi redentor!.


LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS
Jesús resumió los diez mandamientos en dos principales:"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas" (Mateo 22,37 y Lucas 10,27) y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Marcos 12,29-37). Y sobre la manera como hemos de amar a nuestro prójimo, añadió: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado" (Juan 13, 34).

El amor a  Dios se concreta en tres mandamientos:
1- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2- No tomarás el nombre de Dios en vano.
3- Santificarás las fiestas.


Y el amor a los demás, en los siete mandamientos:
4- Honrarás a tu padre y a tu madre.
5- No matarás.
6- No cometerás actos inpuros.
7- No robarás.
8- No dirás falso testimonio ni mentirás.
9- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10- No codiciarás los bienes ajenos.

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