La Xunta reclama a los Franco 4.000 obras de la biblioteca de Emilia Pardo Bazán
El Gobierno gallego pide a la familia la cesión gratuita de unos fondos que estaban en Meirás cuando el dictador se hizo con el pazo
Santiago de Compostela
Cuando Francisco Franco se hizo en plena Guerra Civil con el pazo de Meirás, no engordó su patrimonio solo con la mansión de Sada (A Coruña) que había sido residencia de la célebre escritora gallega Emilia Pardo Bazán. El dictador se quedó también con la biblioteca personal de la autora de Los pazos de Ulloa, un legado de 17.000 volúmenes que ella guardaba en la Torre de La Quimera y del que los Franco conservan alrededor de 4.000 obras, según cálculos de la Xunta. El Gobierno gallego ha pedido por carta a la familia que le done gratuitamente estos valiosos fondos para que sean preservados en la Biblioteca de Galicia, el gran depósito bibliográfico gallego ubicado en la Ciudad de la Cultura de Santiago y que alberga dos millones de documentos.
La solicitud a los herederos del dictador ha sido por carta, según ha difundido este viernes la Consellería de Cultura e Turismo. El responsable de este departamento, el popular Román Rodríguez, le explica a los Franco que el legado que retienen en su poder tiene “un gran interés cultural” y propone una cesión gratuita para “facilitar así su salvaguarda futura y consulta, mediante la catalogación, digitalización y puesta a disposición de la comunidad investigadora y del público en general”. En la misiva, Rodríguez insiste en que en manos de la Administración se garantizaría “su custodia y conservación en óptimas condiciones”.
La coruñesa Pardo Bazán levantó a finales del siglo XIX la mansión de la que disfrutan los Franco desde hace 80 años. La aristócrata la bautizó como Torres de Meirás y la convirtió en su refugio literario y el lugar donde más tiempo residió hasta su muerte en 1921. “En donde me hallo mejor para sentir esta grata fiebre de la creación artística es aquí en la vieja Granja de Meirás, en este rincón apacible de las risueñas Mariñas”, escribía la literata, según recoge el informe histórico-jurídico realizado por la Diputación de A Coruña para reclamar que la propiedad de los Franco pase a manos públicas.
Pardo Bazán eligió el entorno de Meirás como escenario de algunas de sus obras, como la novela La Quimera, y lo convirtió en un centro cultural y político por el que pasaron las principales figuras de las artes y las letras del momento y representantes de la realeza como Alfonso XIII, según el estudio de los historiadores Emilio Grandío y Manuel Pérez Lorenzo. La muerte de los hijos de la escritora tras el golpe militar contra la República y la hipoteca del Banco Pastor que pesaba sobre el inmueble hicieron que se posaran en él los ojos de los fieles a Franco.
En plena contienda y con Galicia ya bajo la bota del ejército franquista, varios próceres del régimen, liderados por el banquero coruñés Pedro Barrié de la Maza, fundador del Banco Pastor, promovieron una supuesta colecta popular para comprar el pazo y regalárselo al Caudillo. La versión de que Meirás fue un agasajo del pueblo al Generalísimo fue la difundida por la dictadura, pero las investigaciones históricas han demostrado en democracia que la inmensa mayoría de las donaciones para reunir el dinero que costó la finca (entre 400.000 y 700.000 pesetas según las fuentes) fueron forzosas.
Junto al pazo cayó en manos de Franco la biblioteca que Pardo Bazán allí guardaba. Una “parte sustancial”, según la Xunta, fue donada a la Real Academia Galega (RAG) en 1978, unos fondos que están custodiados en la Casa-Museo Pardo Bazán de A Coruña que gestiona la RAG. Llegaron allí tras el incendio que sufrió el pazo ese año. "Algunos llegaron con humo por el fuego y otros deteriorados por haber sido dejados a la intemperie, bajo la lluvia, tras ser rescatados de las llamas", contaba Xulia Santiso, secretaria de la Academia, a este periódico en 2007. Ella formó parte de una delegación cultural a la que la esposa de Franco, Carmen Polo, abrió las puertas del pazo en 2001 para mostrarles la biblioteca que ahora reclama el Gobierno gallego.
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