martes, 14 de junio de 2016

Degeneración no es experiencia.

Ayer he dedicado el tiempo que consideré necesario para saber acerca de la ética/moral de los cuatro individuos que se dicen cabeza de muestras tomadas de las subpoblaciones humanas hispánicas, o ibero/hispánicas.

Han manifestado una moral propia de competidores, o poblaciones. En ningún momento se ha manifestado moral propia de colaboradores, o sociedades.

Los ratones de prado y los espermatozoides tienen comportamiento de colaboración, o de sociedad.


Los espermatozoides colaboran entre sí para que sea realidad la fecundación de un óvulo por uno de ellos. Cuando uno de los espermatozoides consigue penetrar la talanquera del óvulo, los demás abandonan y se mueren por inactividad, consumidos por sus deyecciones.

Una vez que el espermatozoide penetra en en el óvulo, se cierra la talanquera y comienza una actividad competitiva consigo mismo, se enajena, auto-recreándose, o idiotizándose, sin memoria acerca de sus orígenes sociales, o colaborativos.

Tras alcanzar la masa imposible de sobrevivir en el mundo, o matriz ubicada en el universo que les acogió, abandona éste e inicia un comportamiento  competitivo con su madre que posteriormente abandona para proceder de igual modo con su padre, sus hermanos y, por último, con sus cohabitantes; competición que le lleva a la destrucción, o comportamiento idiota.


Ayer, con los cuatro espermatozoides, aprecié  la jerarquía de idiotas basada en su degeneración, o vejez; confundiendo edad, o degeneración con experiencia y reconociendo degeneración con incompetencia o, confundiendo demencia con minusvalía intelectual.

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