jueves, 23 de junio de 2016

De funcionarios, o nobles de origen.

En la Edad Media las gentes vivían dispersas como pecheros de sus propietarios, personas y tierras.

El rey tenía sus recaudadores de bienes y vidas. Estos recaudadores dioles en nombrar "nobles" que, con el tiempo trocó en nombrarlos "funcionarios". Ambos tenían como función recaudar los frutos del trabajo; recaudarlos por las "buenas" y por las "malas".


Estos  individuos, que tenían por función  la recogida de la "mierda" consecuencia del esfuerzo de "cagar" de los pecheros, no solo cumplían su función sino que  hacían la misma en su favor; en este caso se les decía que eran ladrones, asesinos y violadores.

A tales funcionarios se les decía corruptos por corromper la función que tenían, la de ser ladrones, asesinos y violadores en nombre del rey.

Para defenderse de estos violadores, asesinos y ladrones que actuaban con la cobardía, propiedad genética, de asaltar en el camino y en sus covachas, en la oscuridad de la noche y ocultando sus rostros.

Muchos de estos funcionarios, o nobles (por su origen casto de corruptos genéticamente condicionados) no murieron tranquilos sino asesinados o, de acuerdo con ellos, ajusticiados.

Pronto se extenderá esta práctica.

Los pecheros, hoy nombrados trabajadores, acercaron sus hábitats, casa, tierra y ganado, constituyendo las poblaciones, o polas. Hace un tiempo anoté como se constituyó Pola de Siero.

Hoy, escuchar al noble, funcionario, o alcalde de esta población, diome en largar lágrima cobarde por mis mejillas. No por él sino por los que él representa.

Hace dos días, al escuchar al noble, funcionario, o gobernador de hacienda (con h, no con H) dióseme en recordar su origen de pechero y su envidia hacia aquel noble de origen para el que sus suegros fueron pecheros. Pobre origen genético de pechero, cuyo destino está determinado: pobre hombre lamedor de la mierda de su noble.

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