domingo, 24 de abril de 2016

Sobre el arte de la prudencia

El arte de la prudencia
Baltasar Gracián


198. Viaja, que todo extranjero es bienvenido.
Haz como algunas naciones, que buscando progresar se han separado de los que le dieron origen, para lograr la grandeza. La patria donde naciste es en ocasiones un obstáculo para tu progreso, pues los que comparten tu nacionalidad pueden tener envidia de ti, porque siendo su compatriota, eres más culto y sabio. Y se ocupan  de destacar más las debilidades con que comenzaste, que la grandeza que has alcanzado. Hasta un alfiler puede hacerse importante al pasar de un mundo a otro, y un vidrio puede despreciar al diamante, si se muda adonde sea más útil. Todo lo extranjero es estimado, ya sea por el misterio que lleva lo que vino de lejos, ya porque lo vemos hecho y derecho, sin haber conocido las vicisitudes de su crecimiento. Hay gentes que fueron la burla de su país, y hoy son lo más honorable del mundo, logrando  la admiración de las personas de su tierra y de los extranjeros, solo por haberse trasladado. Nunca venenará bien la escultura a aquel que conoció el tronco muerto de donde salió. Aprende a viajar, a trasladarte, o trasplantarte.

199. Haz que te vean como sensato, en vez de entrometido.

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