jueves, 20 de junio de 2019

Una mirada que llevo impresa a fuego durante 59 años

En 1963 miré a tus ojos cuando me desplazaba en bicicleta.
Te tropezaste y caíste al suelo. Bajé y acudí para prestarte la ayuda para levantarte. No hizo falta por lo que continué mi marcha hacia casa.
Al llegar al puente Nicieza me senté mirando al hangar que se veía a lo lejos con la hierba verde.
Pensé en darme la vuelta
Tenía que suspender mi relación con la Luz de la que mantenía una relación de subyugación tras habérmela presentado Newton aquel reciente invierno.
Pensé que las dos no podría compartirlas ya que mi entrega, a una u otra, sería singular.
Decidí por la Luz con la que ya me había comprometido.
Aquellos ojos los volví a mirar este mismo mes.
Una vez más vino a mi el tomar aquella decisión.
No puedo romper la sociedad y la familia que durante estos años trajiste para darte abrigo.
No le hubiera dado tal vida
Tomé buena decisión entonces.

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