Las bacterias no están en nosotros sino que forman parte de nosotros. La vida sin bacterias no es conocida.
Probablemente el que determinadas relaciones entre bacterias y nosotros no sean sociales, sino poblacionales es lo que hizo que nuestras relaciones fueran de envidia y, por ello, unas veces nos mataron y otras las hemos matado. Ante la euforia del éxito de nuestras batallas utilizando armas letales efectivas contra las bacterias, nos hemos cegado y hallamos conseguido desaparecer pueblos necesarios para nuestra supervivencia. No hemos entendido que no es la competencia sino la colaboración entre bacterias y humanos (en particular) es la base de nuestra supervivencia.
El uso de antidepresivos ha provocado un desequilibrio emocional que impide una eficaz capacidad de adaptación al Medio.
La serotonina tomada de bacterias en nuestra evolución ha hecho posible la comunicación de interacción mediante la palabra y, por ello, que hallamos conseguido nuestra condición social, o de superhombres y la negación de nuestra condición depoblación.
Las bacterias se distribuyen por nuestro cuerpo formando una red de comunicación interactiva con estructura en semiretículo teniendo como base fíísicala red nerviosa vegetativa distribuída por el tejido graso y cuyo compromiso se manifiesta por celulitis y enfermedad tromboembólica, como la Tronmbosis Venosa Pulmonar.
Recordar que: a mayor consumo de antimicrobianos mayor consumo de antidepresivos.
Cuando se reduce nuestra compañía de microbios, aumenta el tiempo de luto por ellos, o tiempo de melancolía o, intensivamente, depresión.
... Cuando un amigo se vá ....
Hemos de hacer por volver a retomar nuestra cohabitación y acompañamiento, como macrobios, con los microbios. Cuando inmigramos ellos habitaban estas tierras. Nos ayudaron a cultivarlas y, con ello, llegar a esta condición de macrobio humano social. Ellos no nos pusieron talanqueras sino puentes. Nosotros los macrobios hemos sido los inmigrantes en las tierras que Dios les había prometido. Ellos, los microbios, son el pueblo elegido por Dios. Dios no los hizo sexuados y, por ello, autosuficientes. Nosotros, los macrobios, somos seres dependientes; nos hizo sexuados y, por ello, no autosuficientes.
Dios, Jhavé y Astarté, no eran sexuados y, por ello, no eran dependientes, tanto que en busca de una mejor tierra que habitar, Astarté eligió el Sur y el mar. Jhavé, por el contrario, eligió el Este y el río. Ambos, sin embargo tejieron la red entre el Sol y el río, y la Luna y el mar.
Dios se hizo Hombre por obra y gracia del Espíritu Santo. Dios se hizo TRINO.
¡Gracias mamá!
Los medicamentos dañan a los microbios que cuidan nuestra salud
La diversidad bacteriana está relacionada con una mejor salud y fármacos como antibióticos o antidepresivos reducen esa diversidad
Nuestro cuerpo es una gigantesca colonia para todo tipo de microbios. Se estima que cada persona alberga en su interior un kilo de ellos, principalmente bacterias, de 1.200 especies distintas. Estos invitados son en su mayoría benignos y muchas veces necesarios. Se sabe que las bacterias intervienen en la digestión de alimentos, en la producción de proteínas o en la modulación del sistema inmune, todas funciones con gran relevancia para la salud.
Una amplia serie de estudios que hoy publica la revista Science muestra con datos que hay una relación entre la diversidad de los microorganismos que se encuentran en el intestino y la salud. Ese mismo análisis ha producido una segunda conclusión llamativa: los medicamentos, como antiácidos, antibióticos o antidepresivos, son el primer factor que afecta a la diversidad microbiana. Esta información indica que, cada vez más, además de a nosotros como individuos aislados, deberemos prestar atención a estos diminutos okupas a la hora de tratar nuestras enfermedades.
El café o el vino tinto incrementan la diversidad de las bacterias intestinales
Los resultados provienen de los dos mayores estudios publicados hasta la fecha sobre el microbioma, uno en Bélgica y otro en Holanda, que en total han analizado el contenido de las heces de casi 4.000 personas. Con este trabajo se han identificado 14 grupos principales de microorganismos que están presentes en el 95% de las personas, pero muestra la complejidad del ecosistema identificando 664 grupos más. Uno de los aspectos interesantes de los trabajos, liderados desde el Instituto Flamenco para la Biotecnología (VIB), en Bélgica, y la Universidad de Groninga, en Holanda, es que se han realizado de manera independiente y, pese a eso, han obtenido resultados similares.
Entre los muchos parámetros analizados, además del impacto del uso de medicamentos sobre la diversidad microbiana, se han encontrado relaciones entre esa diversidad y la dieta. Las personas que consumían yogur con regularidad, tenían una flora intestinal más variada, algo que también sucedía con el consumo de vino o café. En el lado contrario, tomar leche entera o comer demasiado producía el efecto opuesto. El macroanálisis belga, liderado por Jeroen Raes, investigador del VIB, observó también una relación “pequeña, pero significativa”, entre la composición del microbioma y el índice de masa corporal, y confirmó la relación entre algunos microbios y enfermedades como el cáncer colorrectal o la colitis ulcerosa. Los científicos vieron también que problemas de salud, como un ataque al corazón, estaban relacionados con una reducción en la presencia de algunas bacterias.
Un resultado que ha llamado la atención de los investigadores es que experiencias durante los primeros meses de vida, como el nacimiento con o sin cesárea o mamar o no, no influían en la composición de la microbiota. Una relación más previsible fue la que se encontró entre muchos aspectos de la dieta occidental, como la abundancia de calorías y carbohidratos, los snacks o la leche entera, y la baja diversidad microbiana. Estudios anteriores ya habían observado que las tribus con modos de vida primitivo tenían una variedad de bacterias mucho mayor. En este apartado, los yanomami, un grupo de indios amazónicos, son los humanos con el microbioma más diverso.
Un trasplante de heces de una persona delgada puede ayudar a reducir peso a alguien obeso
Jordi Urmeneta, investigador en ecología microbiana de la Universidad de Barcelona, reconoce la importancia de amplios estudios para obtener información fiable sobre la relación entre microbioma y salud. Además, explica cómo estos datos están ayudando a cambiar la manera en que se tratan muchas enfermedades, al menos del intestino.
“Al principio se pensaba que por culpa de la enfermedad se tenía la microbiota alterada y después se producían los síntomas”, señala Urmeneta. Una vez que se sabe que esto no es así, se puede actuar sobre la microbiota, aunque es muy difícil hacerlo con antibióticos sin matar bacterias útiles cuando se trata de eliminar a la que causa la enfermedad. “Lo que sí se hace con cierto éxito es trasplantar heces de un paciente a otro, para inocular los microorganismos buenos del paciente sano en la cantidad adecuada”, apunta el investigador de la UB. Con esta técnica, sería posible combatir la obesidad insertando heces de una persona delgada en el intestino de una persona obesa.
Raes también piensa que, empezando por el diagnóstico de enfermedades como el síndrome de intestino irritable o el cáncer de colon, el estudio del microbioma ayudará a tratar muchas dolencias. No obstante, reconoce la dificultad, porque “el modo en que debemos modular la microbiota variará entre enfermedades”. “Algunas veces querrás erradicar una sola bacteria dañina y algunas veces necesitarás transformar todo el ecosistema”, añade. Como sucede en los ecosistemas en la naturaleza a gran escala, dadas las relaciones de interdependencia de todos los miembros, no está exento de riesgos. Sin embargo, la medicina del futuro tendrá que tener en cuenta, cada vez más, esas complicadas interacciones.
LAS BACTERIAS Y EL PÁRKINSON
Aunque se sabe que la composición de la microbiota afecta sobre todo a la salud gastrointestinal, se está empezando a ver que quizá otras enfermedades puedan verse afectadas porque el intestino es un lugar de intercambio de compuestos del organismo y tiene influencia en la inmunidad, así que pueden tener efectos en otro tipo de enfermedades que en principio no estarían relacionadas con el intestino. Los científicos han observado, por ejemplo, que el párkinson está relacionado con un mayor tiempo de tránsito intestinal, algo que afecta la composición de la microbiota.
Gracias, amigo Augusto por tenernos presentes en este hermoso e instructivo aprendizaje sobre nosotros mismos. Un fuerte abrazo. Luciana
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