Augusto, no mientas nunca.
Eso me dijo cuando cumplí 9 años y había aprobado el examen de ingreso en Bachiller.
No tiene que examinarte nadie. Si te presentas a un examen es porque entiendes que estás capacitado; no te lo tiene que decir nadie.
Por este motivo no me alegro que hayas aprobado. Me alegraré cuando te niegues a ser examinado.
Nunca he visto a mis padres jugar.
Ese día mi madre me enseñó a jugar al ajedrez y al póker.
Me enumeró todos los movimientos y me dijo: nunca juegues por competir. Juega para cooperar con el otro para que él gane.
Cuando llegamos al póker, me dijo que solo jugara con las cartas encima de la mesa y con la cara vista; el que tengas delante jugará para ser superior a ti.
Juega ayúdale a que se eleve hacia ti. Por sí mismo nunca se podrá acercar a ti.
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