MENON ó DE LA VIRTUD.
SÓCRATES.—MENON.—UN ESCLAVO DE MENON. ANITO (1).
SÓCRATES.—MENON.—UN ESCLAVO DE MENON. ANITO (1).
MENON. ¿Podrás, Sócrates, decirme si la virtud puede enseñarse ; ó si no pudiendo enseñarse, se adquiere sólo con la práctica; ó en fin, si no dependiendo de la práctica, ni de la enseñanza, se encuentra en el hombre naturalmente ó de cualquiera otra manera?
SÓCRATES. Hasta ahora , los tesalienses han tenido mucho renombre entre los griegos, y han sido muy admirados por su destreza para manejar un caballo, y también por sus riquezas ; pero hoy dia su nombradía descansa, á mi parecer, en su sabiduría, principalmente la de los conciudadanos de tu amigo Arístipo de Larisa (2). De ésto sois deudores á Gorgias; porque habiendo ido á esta ciudad, se atrajo por su saber á los principales aleuades (3), uno de los cuales es tu amigo Arístipo, y á los más distinguidos de los demás tesalienses. Os acostumbró á responder con seguridad y con un tono imponente á las preguntas
(1) Es el acusador de Sócrates. (2) No debe confundirse con Arístipo de Cyrene, discípulo de Sócrates, que ponia el soberano bien en el placer. (3) Los ciudadanos más nobles de Larisa, que descendían del rey Aleuas.
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 4, Madrid 1871
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Q que se os hacen, como responden naturalmente los hombres que saben; tanto más, cuanto que él mismo se espontanea á todos los griegos que quieren preguntarle, y ninguno queda sin respuesta, cualquiera que sea la materia de que se trate. Pero aquí (1), mi querido Menon, las cosas han tomado la faz opuesta. No sé qué especie de aridez se ha apoderado de la ciencia; hasta el punto que parece haberse retirado de estos lugares para ir á animar los vuestros. Por lo menos, si te propusieras interrogar sobre esta cuestión á alguno de aquí, no habría uno que no se echara á reír y que no te dijera: <( Extranjero, sin duda me tienes por algún dichoso mortal, si crees que sé yo si la virtud puede enseñarse, ó si hay algún otro modo de adquirirla. Pero estoy tan distante de saber si la virtud, por su naturaleza , puede enseñarse, que hasta ignoro absolutamente lo que es la virtud.» En el mismo é idéntico caso, Menon, me hallo yo; tan falto de recursos como mis conciudadanos ; y en verdad siento mucho no tener ningún conocimiento de la virtud. ¿Ni cómo podría conocer yo las cualidades de una cosa, cuya naturaleza ignoro? ¿Te parece posible, que uno que no conozca la persona de Me-non, pueda saber si es hermoso, si es rico, noble; ó si es todo lo contrario? ¿Crees tú que ésto sea posible?
MENON. No. Pero, ¿será cierto, Sócrates, que no sepas lo que es la .virtud? ¿Es posible que al volver á nuestro país tuviéramos que hacer pública allí tu ignorancia sobre este punto?
SÓCRATES. No sólo eso, mi querido amigo, sino que tienes que añadir que yo no he encontrado aún á nadie que lo sepa, ajuicio mío.
(1) En Atenas,
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