En el año 1968, la Iglesia de Asturias no permitió que los restos de un hombre, patrono De la Iglesia de Villardeveyo, se pusiera en el sarcófago que al efecto tenía. Alegó la Iglesia que había una ley que “ahora” lo prohibía.
Este traslado desde Madrid sucedió cuando la familia, su único hijo, José Manuel, recibió una carta certificada para que abonase la deuda que tenía como patrono. Deuda que se tenía desde 1961, año antes de morir violentamente en su casa de Madrid, por parte del patrono y, que ahora, su hijo había heredado.
El hijo, que poco tenía con la Iglesia, acompañado de su hijo, ”para que sepas”, ya que a mí, a partir de hoy, no me van a “tocar más los ...”. Yo no soy patrono de nadie y tú, espero que tampoco.
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