miércoles, 24 de octubre de 2018

Agua muy clara


OPINIÓN 

Agua muy clara

Culta, socialista sin caspa, llena de savia y fecundidad, frutal. Carmen Alborch fue exactamente lo que necesita este país

Carmen Alborch, retratada durante una entrevista en noviembre de 2017.
Carmen Alborch, retratada durante una entrevista en noviembre de 2017. BERNARDO PÉREZ
Quiero despedir a Carmen Alborch citando, adaptado al personaje, al gran poeta valenciano Vicent Andrés Estellés: “No hi havia a València una llum com la teua, car de llums com la teua, a tot arreu i ara, en son parides ben poques” (No había en Valencia una luz como la tuya, porque luces como la tuya, en todas partes y ahora, son paridas muy pocas). Carmen Alborch era una verbena, pero una verbena muy seria. Llegaba, estallaba, iluminaba, escuchaba, decidía, animaba. Y era profunda. Luminosa y profunda.
De sus tiempos como ministra de Cultura recuerdo, sobre todo, el profundo contraste establecido con su sucesora en el cargo, Esperanza Aguirre, ética y estéticamente, pero sobre todo éticamente. Era, para qué os lo voy a decir, todo lo contrario. Culta, socialista sin caspa, llena de savia y fecundidad, frutal. Pienso en ella y solo se me ocurren imágenes relacionadas con la madre tierra y con el mar. La tierra que ahora la acoge y que será mejor porque ella la abona. Carmen Alborch fue exactamente lo que necesita este país: lo contrario de Bernarda Alba (que sería Aznar, si también me lo permiten). Era agua muy clara.
Se adhiere a los criterios de 
The Trust Project

No hay comentarios:

Publicar un comentario