¿A quién tienes ante ti?.
En la asistencia médica me hallé con personas que me mintieron sobre sí mismas y sobre sus padecimientos. Llevo años anotando sobre esta patología de la relación médico/persona. He obtenido un grupo relativamente extenso de motivos. De entre estos el formar parte de una trama urdida para difamar al médico es la que con mayor asiduidad se está presentando en los últimos años.
La banda de delincuentes puede estar encabezada por abogado, por juez, por magistrado, por médico, por empresario y por ciudadano. Esta última es la menos frecuente. La asociación judicial/letrado/médico/ciudadano, cada día es más frecuente. Dentro de esta asociación ha estado siempre la empresa o comercio de la asistencia médica en razón a la penetración, sostenimiento y/o ampliación del mercado.
Hace poco que mostraba un cheque de 100.000 pts. que se me envió de forma anónima y que, con exploración tipo al inspector Maigret, como el abuelo me educó, conseguí coser la mortaja que se me ofrecía. Sin embargo, no sabían que pertenezco a una familia que tiene por patrón a San Francisco y, por ello, que si se me amortaja para no ofender más a quien observe mi cadáver, lo será con el hábito franciscano, las alparagatas y los ojos desnudos.
Con frecuencia he anotado la equivalencia entre el delito y el diagnóstico y la condena/pena con el tratamiento/pena, o tiempo de tratamiento.
El estudio de esta patología, o delito, lo encuentro muy bien tratado en el artículo que sigue.
Psicología
y Psicopedagogía.
Publicación
virtual de la Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la USAL
Año VII Nº 18 - Marzo de 2008
REFLEXIONES ACERCA DEL CALUMNIAR(1)
Año VII Nº 18 - Marzo de 2008
REFLEXIONES ACERCA DEL CALUMNIAR(1)
Lic.
María Cristina Griffa
I.
INTRODUCCIÓN
Las
“temáticas universales”, heredadas e inconcientes nos ponen en
contacto con una narración conmovedora, que implica una estructura
básica pero con diversas variaciones acerca de la misma. Es la
vivencia de un drama universal, atemporal, que diferentes sujetos
experimentan de formas semejantes.
El
proceso por el cual se identifica esa temática nos permite descubrir
–por ejemplo- la unidad vivencial en la biografía del paciente, su
punto nodal. Desde allí éste nos narra una historia, con sus
argumentos y personajes, despliega un “mapa” y actúa con un
“estilo”, adquirido en los primeros momentos de su vida. Lo que
nos maravilla de estos “temáticas” es su universalidad y
consecuentemente cómo están presentes en los relatos no sólo de
nuestros pacientes, amigos, o aquellos con los que tenemos sólo un
ocasional trato, sino también, y de modo especial, en la literatura
clásica. Para narrar esa historia hace falta un motivo, es decir una
“intriga”: en ella se entrelazan situaciones, afectos, movimiento
de importancias o catexias, y, la intriga se deshace cuando la
historia culmina y el significado se aclara.
Se
trata de temáticas que existen enteras y preformadas en nuestra
interioridad, muchas veces reprimidas e inconcientes. Su existencia
nos otorga la posibilidad de transitar el proceso que llamamos
"comprender la importancia de un significado" y permitirán
re-significar la historia de un sujeto. Tengamos en cuenta que ”toda
historia transcurre entre el éxito y el fracaso, entre el triunfo y
la derrota” y “toda intriga transcurre (...) entre el júbilo y
la pena” (
Chiozza, L. 1991a; pág. 19).
Al
proponernos reflexionar acerca del “calumniar”
surge, entre otras, la historia de una intriga descrita por Luciano
de Samosata en uno de sus Diálogos (2).Luciano
1
Este trabajo fue leído en la Fundación
L. Chiozza en junio del 2006
2
La obra cuenta la historia de Apeles que
fue acusado falsamente por el pintor Antifilos de promover una
revuelta contra el rey Ptolometo IV (sucedió a su padre a los cinco
años. Su reinado, durante el siglo II a.C. fue una suerte de
desastres por los cuales solicitó ayuda a los romanos. Se casó con
Cleopatra y murió envenenado). Antifilos fue encarcelado, pero
obtuvo la libertad cuando el auténtico promotor de la rebelión
confesó la verdad. El rey, como recompensa, le concedió a Antifilos
como esclavo y Apeles posiblemente retrató en Éfeso su experiencia
en una obra original que no se conserva.
describe
esta pintura y una traducción del texto griego llega a manos de
Botticelli 3
(Woerman,
1958) que puso en imágenes las palabras leídas. Así en 1495 crea
“La Calumnia de Apeles” (expuesta hoy en Galería Uffizi). Es un
tema alegórico 4
pintado
dentro de una estancia de arquitectura clásica renacentista con
arcadas que presentan esculturas de la antigüedad. Botticelli
incluye diversas figuras: el “rey Midas” 5,
con orejas de burro sentado en su trono escucha los consejos de
“Ignorancia” (representada bajo la forma de una mujer ciega) y
“Sospecha” (que se atreve a poner el pie en el suelo); el “Juez
malo”, ante él se encuentran ”Odio, “ Rencor” o “Envidia”
que conducen a una joven: ”Calumnia
“
con apariencia dulce y serena pero que toma a “Víctima” de los
cabellos y la destroza; en su mano izquierda porta una antorcha que
simboliza cómo la calumnia
se
extiende del mismo modo que el fuego. Asimismo completan el cuadro
dos bellas jóvenes, compañeras inseparables de Calumnia
–“Impostura”
y “Perfidia”- que trenzan los cabellos de Calumnia
con
una cinta blanca, mientras arrastra a “Inocencia” (o Víctima)
bajo el emblema de un niño, con los ojos levantados hacia el cielo,
semidesnudo porque no tiene nada que ocultar en actitud implorante
seguida por “Penitencia” o “Arrepentimiento”, una anciana
oculta con negros ropajes que dirige su mirada a la “Verdad”. Al
final resplandece ésta, la “Verdad” desnuda que se cubre el
sexo con su cabellera y la mano izquierda y con el brazo derecho
elevado pareciera invocar a los dioses para que reparen la
injusticia
3
Sandro Botticelli (su vedadero nombre:
Alessandro Filipepi) (1445-1510) fue una de las figuras descollantes
del siglo XV, durante la explosión del Renacimiento, en el
Quattrocento florentino.
Rompió con la tradición del arte gótico, con el carácter
distante y simbólico de la pintura medieval para otorgar
protagonismo a la naturaleza, aportando perspectiva a las imágenes
y luz. Formaba parte del círculo que rodeaba a Lorenzo el
Magnífico, miembro de la familia Médici. Estos adhieren el
Neoplatonismo -corriente que proclama el humanismo y recupera temas
paganos-. Botticelli, hombre de fe conservadora, entra en una crisis
espiritual ante la experiencia de vivir entre estos dos mundos, lo
que se muestra en su pesimismo y melancolía. Esos sentimientos, se
reflejarán perfectamente en sus pinturas, tanto en las religiosas
como en las paganas, en las que con un trazo nervioso y sinuoso,
mostrará una de las expresividades más destacadas de toda la
historia de la pintura universal.
Una
de las características principales de sus cuadros es el color,
siempre muy pálido, que deja ver la anatomía de los cuerpos
dibujados; además de la luz, que impregna siempre las escenas, que
suelen representar fielmente paisajes naturalistas.
4
Algunos historiadores consideran la obra
como una referencia a la acusación que se le hizo a Bottcelli por
mantener relaciones homosexuales con sus discípulos; así como
otros lo relacionan a los momentos de la influencia que recibió de
Savonarola (renacentista dedicado a temas morales).
5
Baco le muestra su agradecimiento debido
a propagar su culto concediéndole el don de que aquello que tocase
se transforme en oro. Su satírico simbolismo muestra que esta
facultad es sólo atributo de los necios (Pérez Rioja, 1962).
Así
al hablar del calumniar
nos
referimos a una acción por la cual se acusa o imputa a un sujeto
algo -sean palabras, actos, intenciones- grave, falso, con malicia y
para causarle daño 6
(Moliner,
1986; DREA, 1992).
De
modo, que el tratamiento de las intrigas que el calumniar
entreteje
despliegan una escena al modo de una cuadro con diferentes
personajes, afectos, acciones: el calumniador;
lo
dicho por él (calumnia);
la atracción o rechazo de sus palabras que generan tanto al conjunto
de los que lo siguen como al de los que se alían a la víctima
(calumniado),
que
es otro personaje ( Inocencia);
la mentira y su contraparte la verdad;
la
necesidad del castigo, de la penitencia
para
reparar la culpa ante la violación de una ley; la sospecha;
la ignorancia;
la envidia;
el engaño.
II.
LA CALUMNIA Y EL CALUMNIAR
La
calumnia
Puede
una gota de lodo
sobre
un diamante caer;
puede
también de este modo
su
fulgor obscurecer;
pero
aunque el diamante todo
se
encuentre de fango lleno,
el
valor que lo hace bueno
no
perderá ni un instante,
y
ha de ser siempre diamante
por
más que lo manche el cieno.
Rubén
Darío (1881-1885) 7
El
vocablo “calumnia”
(derivado
de latín: calumnia-ae ) significa “acusación o imputación grave
y falsa hecha contra alguien”; o “imponer o levantar falso
testimonio”; “falacia”. Asimismo, queda relacionado
semánticamente con “falta de respeto o consideración cometida con
una persona o cosa particularmente respetable –al modo de una como
una desconsideración”-, “censura”, “chisme (Moliner, 1986;
DREA, 1992).
6
Semánticamente también significa:
desacreditar, desprestigiar, deshonrar, manchar, humillar difamar a
otro sujeto. Desacato (falta de respeto o consideración cometida con
una cosa particularmente respetable, como una desconsideración),
falacia, falsedad, impostura, ladrido, suposición. Imponer, levantar
falsos testimonios. Deslenguado, impostor, mala[s] lengua[s],
lenguaraz, maldiciente. Censurar. Chisme. Criticar (Moliner, 1986;
DREA, 1992)
(7) Darío, R. (1881-1885) Poemas de Juventud.
En : Obras poéticas Completas. Librería El Ateneo, Editorial,
Buenos Aires, 1963, pág. 197.
La
ley judeo-cristiana y la ley penal castigan la calumnia.
La primera prohíbe tanto el falso testimonio contra el prójimo (8º
mandamiento Ex, 20,16) como el codiciar algo de otro (10º
mandamiento, Ex.20, 17) 8.
El código penal cuando analiza los Delitos contra el honor y dice
acerca de la calumnia en el artículo 208: “Injuria
es la acción o expresión que lesiona la dignidad de otra persona,
menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación”(9)
Así se alienta a vivir en la verdad (10) desechando la mentira, la malicia, el engaño, la hipocresía y toda clase de maledicencias. La calumnia ataca a la verdad (mentira), a la justicia (hiere el buen nombre ajeno), al amor y respeto debido al prójimo; mata o hiere a un sujeto frente a la sociedad porque enloda su reputación. La calumnia es una defensa contra nuestra propia sensación de ineptitud e inseguridad. La calumnia rechaza la unidad con el “otro”, nos aparta y nos deja en soledad, o bien nos une al grupo de los que se identifican con esa posición; en ese grupo se cumple el aforismo: “dos amigos son los que tienen un enemigo en común”. En distintas oportunidades nos cuesta reconocer las cualidades del otro, no sólo porque no nos gusta o porque inconscientemente le deseamos mal, sino porque sus cualidades, sus logros especiales, en cierto modo socavan nuestra auto-percepción, nuestra autoestima. Es interesante una interpretación de la historia de Cleopatra que merced a una legión de historiadores envidiosos que no le perdonaron haber reunido en un solo cuerpo belleza, ingenio, audacia y sagacidad, afirmaron que se trataba de una genuina meretriz que quiso envenenar a la mujer de Julio César -su primer amante oficial- cuando ella estuvo brevemente de visita en Roma. Sin embargo, Cleopatra surge de las páginas de la historia egipcia como una gran estadista.
Asimismo,
encontramos otras posiciones éticas acerca de la calumnia.
Nietzsche (1844-1900), al igual que Marx y Kierkegaard, advierte la
decadencia del mundo burgués; pero se siente solitario en su prédica
pues se asume como el más radical de todos los críticos. Se
describe a sí mismo en Ecce
Homo (se
editó en 1908) como “dinamita” pues enfrenta la verdad con la
mentira milenaria. Guerrea contra la vieja moral, contra los
(8) Sagrada Biblia. BAC, Madrid, 1963.
(9) Código Penal. Libro II. Título XI:
Delitos contra el honor. Capítulo I. Editorial El Derecho, Buenos
Aires, 1975.
(10) Se recuerda que una afirmación contraria
a la verdad posee una gravedad particular cuando se hace
públicamente: sea ante un tribunal (falso testimonio), o bien si es
pronunciada bajo juramento (perjurio). A su vez, el responsable de
ellas cae en un juicio temerario (admite como verdadero un defecto
moral en el prójimo); o en maledicencia (manifiesta los defectos y las faltas de otros a personas que los
ignoran); o en calumnia (daña la reputación de otros).
Asimismo, estas conductas destruyen la reputación y el honor del
prójimo.
moralistas,
contra la historia de la filosofía, especialmente el cristianismo,
porque cada uno de ellos mata la vida, y la vida descansa sobre unas
bases que están en contra de esa moral, que es sólo ficción11;
pero tan sólo rechaza la moral anterior y propone la moral de la
Vida que implica la Transmutación de todos los valores.
Nietzsche
en
Voluntad de poder (apareció
en una edición completa de 20 volúmenes, 1899-1912) desarrolla el
mito de la rebelión de los esclavos que dará paso a una nueva moral
que les reportaba alivio ante la imposibilidad de llegar a la virtud
de los fuertes; esta es la calumnia, la falacia, la falsedad, la
mentira. De modo, que invirtieron los valores aristocráticos,
encumbrando como valiosos lo que les reportaba calma como: el dolor,
la humildad, la amabilidad, la bondad. Esta moral del resentimiento
es una calumnia ante la moral de los señores que alaban la crueldad,
la lascivia, la impiedad.
II.
1. CHISME Y DESHONRA
Entre
los sentidos semánticos de la calumnia
dos
de ellos merecen una consideración aparte: el chisme y la deshonra
El
chisme es una noticia verdadera o falsa que pretende indisponer a una
persona contra otra: de allí su relación etimológica con “cisma”
o separación, desunión. El tema sobre el que versa es de poca
importancia como queda aclarado también por su etimología:
“chinche” (del latín cimex-icis):
“niñería, cosa despreciable” (Moliner, 1986; DREA, 1992;
Corominas, 1960 ).
Desde
las categorías psicoanalíticas el chisme puede considerarse como
una elaboración maníaca ante una situación traumática que el yo
del sujeto no puede tramitar. Es una escena de tres: el chismoso que
se siente omnipotente por el conocimiento de esa murmuración y el
que escucha la habladuría y la goza; pero a su vez es una agresión
contra el sujeto que es objeto del chismorreo amargo. Es importante
tener en cuenta aquí, por un lado, el sentimiento de exclusión
–propio de los celos-, negado maníacamente, de aquel que chismea;
y por otro lado, su carácter psicopático y envidioso. Un ejemplo
literario lo encontramos en las Alegres
Comadres de Windsor (Shakespeare,
1600)12
donde
el comadrear crea situaciones, murmuraciones chismosas. Según la
tradición fue un encargo de la reina Isabel I de Inglaterra que
entusiasmada con el tipo de Falstaf -el
11
Aquí no podemos olvidar el texto de
Freud: La moral sexual “cultural” y la nerviosidad moderna
(1908d).
12
Shakespeare (1600) Las Alegres Comadres
de Windsor. Biblioteca Edaf, Madrid, 1995.
Sancho
Panza inglés-13
deseó
volver a ver a aquel caballero bebedor, excesivo, vital, fanfarrón y
mentiroso en una intriga de amores. Más allá de ese pedido, el
texto está dedicado a una audiencia deseosa de ver temas
contemporáneos y reír con ellos, en particular acerca de las
pequeñas vidas de los burgueses y nobles menores de su ciudad.
El
deshonor
o
pérdida de la honra, de la dignidad, puede culminar con la expulsión
de un lugar envuelto en un sentimiento de vergüenza, ya que se ha
producido el desacato una ley. El sujeto es juzgado como indecente,
se lo desacredita, se lo injuria, se lo considera deshonesto
(Moliner, 1986; DREA, 1992; Corominas, 1960 ). Un ejemplo es la
historia de Antígona , una de las tragedias de Sófocles14.
Antígona, hija incestuosa de Edipo y Yocasta, cumple un destino
fatal: acompaña a su padre en el destierro y entierra a su hermano.
Ismene: le ruega a su hermana Antígona que piense ante de
desobedecer a los que les dan órdenes, pues considera que deben
cumplirlas aunque sean dolorosas. Para argumentar le recuerda las
muertes tanto del padre de ellas, aborrecido, deshonrado, cegado por
sí mismo; como de su madre que pone fin a su vida ahorcándose; y de
sus dos hermanos que en un solo día son asesinados el uno por mano
del otro. Antígona después de escucharla decide enterrar al
hermano; pues así ha obrado con honor, aunque llegue para ella
también la muerte: la entierran viva en el panteón familiar.
Antígona dice: ”En
cuanto a ti si es lo que crees, deshonra lo que los dioses honran”
(pág. 302). Ismene: declara que no quiere hacer nada deshonroso, y
asimismo le faltan fuerzas para desafiar a los ciudadanos.
II.
2. INTERPRETACIÓN PSICOANALÍTICA DE LA CALUMNIA
El
psicoanálisis ha tomado siempre diversas representaciones para
interpretar el complejo vivenciar humano –iconografía, mitos,
literatura-. Seguiremos ese camino.
La
Mitología ha representado a la Calumnia
como
las Furias15.
Deidades romanas -identificadas con las Erinias o Euménedis griegas-
en actitud de torturar a
13
No obstante que había muerto en el
Enrique V de 1598.
14
Sófocles (442 a. de C.) Antígona.
Biblioteca Edaf, Madrid, 1998.
15Las
Furias romanas -la innombrable, la destrucción vengativa y el
rencor- son una identificación de las Erinias o Euménides griegas.
Así, en Homero éstas últimas aparecen como las guardianas de los
derechos sagrados de la familia y defensoras de las leyes que
garantizan el orden de la naturaleza y sancionan el derecho de gentes
y la hospitalidad. En la mitología griega vivían en Tártaro y
tenían como misión castigar mediante la tortura y la locura los
crímenes de los hombres. Eran divinidades vengativas, reparadoras de
las transgresiones morales. Más adelante, las Erinias, fueron
perdiendo su significación de
Inocencia
(representada por el cordero y ovejas blancas), castigando y vengando
las transgresiones éticas. También se la figura como un basilisco16
que
mata sin tocar, sólo con mirar; esta cualidad lo asemeja a la Medusa
Gorgona, representación mitológica de la envidia (Pérez Rioja,
1962; Cirlot, 1982).
diosas
inexorables, haciéndose accesibles a la idea del perdón, y no se
ocuparon solamente de perseguir a los culpables, llegando incluso a
transformarse en Euménides –diosas bienhechoras- que ahuyentaron
el peligro y evitaron las calamidades proporcionando bienestar. Se ha
esculpido a la tres Erinias con los cabellos sueltos y enraizados de
serpientes, con una antorcha encendida en una mano y una puñal en la
otra. En la mitología romana las Furias –hijas de Aqueronte y de
la Noche- estaban encargadas de ejecutar los castigos impuestos por
los dioses a los hombres, especialmente en cuanto se constituyen en
una reparación moral. Así salían de los infiernos por conjuro del
ofendido o por maldición del ofensor. Se las representaba como
figuras de mujeres negras y aladas, con serpientes enroscadas en sus
cabezas, llevando en la mano antorchas y látigos que hacían
enloquecer a los flagelados (Cirlot, 1982; Chiozza y colab 1991b
[1990]; Chiozza y colab.1993g [1992]); Gómez de Silva, 1988; Pérez
Rioja, 1962).
Podemos
partir de la afirmación de L. Chiozza (1984a [1970]) acerca de los
significados de la envidia y los celos y sus relaciones con el
proceso psicocorpóreo hepático, ya que las representaciones antes
propuestas convergen en este punto. La Erinias griegas o las Furias
romanas, diosas de la venganza, podemos suponer que descargan su
furor (Chiozza y colab. 1993g [1992]), su ira, cuando se trasgrede la
ley de gentes. Es decir, cuando un sujeto calumniador
verde
de envidia y celos calumnia
a
otro -el calumniado-
intentando
que pierda su buen crédito, lo mansilla a través de la murmuración
malediciente que se expande con prontitud. Tanto es así, que el sólo
hecho de ser alcanzado por ella el sujeto se vivencia “muerto”
ante su mirada (Basilisco). Esta ofensa merece una reparación moral.
Pero ¿llegará a tiempo?, ¿será suficiente ante el poder, la
rapidez y la destructividad de la calumnia
“inyectada”
en el sujeto calumniado,
en
su ser, en su psiquismo, en su mundo de vinculaciones? Podríamos
ejemplificarlo con la historia de una preciosa adolescente francesa
de origen campesino que fue víctima de una de las peores calumnias
de la historia sin que el rey a quien había hecho coronar se ocupara
de salvarla: Juana de Arco. Durante la Guerra de los Cien Años,
Francia no cayó
16
Basilisco: Animal fabuloso en forma de
serpiente con cabeza puntiaguda y tres apéndices prominentes. En
Oriente se le representa a través de una forma mixta de gallo,
serpiente y sapo. Se creía que mataba sólo con mirar, por lo cual
solamente se la podría dar muerte viéndolo reflejado en un espejo,
creencia relacionada con el mito de la Medusa Gorgona. Esta creación
humana muestra un carácter infernal, en su triplicidad (inversión
de las cualidades trinitarias) y en el predominio de componentes
malignos como el sapo y la serpiente (Cirlot, 1982).
ante
los ingleses debido a la inspiración de Juana, quien lideró
exitosamente el ejército francés y los venció.. Sin embargo, la
Inquisición la procesó como bruja, hereje y por el delito de usar
vestimentas masculinas, cargando su nombre de injurias y quemándola
viva en Ruán un 30 de mayo de 1431. En su afán por enlodar la
reputación de Juana de Arco, los ingleses incluso llegaron a afirmar
que la joven se vestía como hombre y era buen soldado porque tenía
partes pudendas de hombre y mujer a la vez (hermafrodita).
Chiozza
(1984a [1970]) relaciona conjuntamente con los autores que cita: la
imago
de
la madre ponzoñosa-la Medusa-la serpiente-el veneno- la envidia-.
Con la afirmación de estos desarrollos psicoanáliticos podemos
considerar a la envidia como uno de los motores de la calumnia.
Es decir, que aquel objeto idealizado es deseado y temido, de allí
que el sujeto vivencia la imposibilidad de introducirlo en sí y
queda expedita una vía: destruirlo. Un camino para ello es la
calumnia
que
cual hiel se retiene y en un momento se expande envenenando,
produciendo amargura, frustración. Así expresa el calumniador
su
envidia (Chiozza, L.1984a[1970]). Pero, la envidia acompañada de
celos, por su etimología, relacionados con el fuego y la frustración
pulsional constituyen otro ángulo para comprender la calumnia.
Es
interesante aquí traer a la consideración algunos textos de Freud
que por diversas circunstancias trata acerca del tema de la calumnia
y relacionarlo con algunos ejemplos que los ilustre:
Es
llamativo cómo relaciona Freud (1895d) en el caso de Emmy von N.
algunas de sus fobias como el miedo a los extraños y a los hombres
en general con algunas acciones realizadas por la familia de su
marido muerto, que se opusieron siempre al matrimonio. En un momento
propagaron la acusación, a través de la publicación de escritos
calumniosos en los periódicos el infundio de que ella lo envenenó.
Es posible que la envidia y los celos ante el de “afuera”
despertara sentimientos tan fuertes que culminarían en esta
maledicencia, que entramada en la historia de la paciente, generó
estos síntomas. El drama de Otelo puede ser un buen ejemplo para
mostrar hasta dónde el infundio del lenguaraz puede llegar. Hombre
juicioso, sencillo, en extremo confiado, recto y de carácter
templado, es el marido tierno de la bella Desdémona. Pero, esta no
es la historia de estos personajes sino de lo que ellos devienen
cuando a los oídos de Otelo y a la vida de su mujer llegan las
palabras de Yago17.
Palabras infames que parecen
17
Desde ya, podemos interpretar a Yago como
un desdoblamiento de la conciencia del mismo Otelo que se atormenta
con este mundo de fantasías creadas por sus deseos y desde las
cuales ve al mundo, es decir, éste se constituye por la proyección
de éstas.
imposibles de
borrar de la memoria del marido y culminan tanto con la muerte de
Casio, acusado de ser su amante, como de Desdémona (Shakespeare,
hacia 1604).
--Leonardo (Freud,
1910c) tal vez no abrazó a una mujer pero fue objeto de una calumnia
por prácticas homosexuales de la que salió absuelto. Atrajo
sospechas su relación con un modelo, o bien el rodearse de
adolescentes discípulos; a Francesco Melzi lo declaró su heredero.
Freud más que considerar la posibilidad de un comercio sexual entre
ellos pensaba en la existencia de vínculos tiernos pero que no
culminaban en un quehacer sexual. Esta modalidad afectiva podía
armonizarse con la naturaleza de Leonardo como artista e
investigador. Aquí estamos frente a dos actitudes diferentes: por un
lado aquellos que menoscaban al otro y por otro lado aquel que puede
ver más allá de la “carne”, de lo privado aquello que da
sentido a una vida.
En
el caso Schreber (1911c [1910]) se encuentra nuevamente con la
homosexualidad y la calumnia; pero en una situación diversa. Al
enfermo se le imponía la fantasía femenina de modo que el avance de
la libido homosexual y las revueltas contra ellas se convierten en la
ocasión de la paranoia. La idea delirante contiene la creencia del
sujeto de ser objeto de una conspiración, de un engaño, es
calumniado maliciosamente y perseguido. Freud se pregunta si es una
calumnia hablar de homosexualidad en relación con el presidente del
Superior Tribunal, pero recuerda que él mismo ha anunciado estas
fantasías en su condición de enfermo y como tal no se lo reprocha
como médico. Aquí nos encontramos con un planteo ético profesional
que podemos relacionarlo con la libertad de expresión, la libertad
de pensamiento y de imprenta que, en ocasiones, se ligan a problemas
vinculados con la temática de la calumnia.
Ya que existen límites naturales en el ejercicio de los derechos
pero las fronteras con el respeto a la vida privada de los demás en
ocasiones es fácilmente vulnerado. En diversos films
se
ha expuesto esta temática como en: Buenas
noches y Buena suerte 18
se
centra en el periodismo televisivo para hablar del rol y de la ética
profesional. Relata diferentes historias en las cuales no se repara
en los medios para obtener información o para encumbrar o hacer
descender a un sujeto de un lugar prestigioso. Una de ellas es la de
un militar expulsado del ejército ante la sospecha de tener un
familiar comunista y cómo se destruyó su vida. O el caso de dos
miembros del equipo de investigación de la CBS, cuyo reglamento
prohibe el casamiento entre sus empleados; esta pareja lo oculta
hasta el momento en que alguien por
18
Títulos original: Good night and Good
Luck”. Su director y uno de sus actores fue
G. Clooney y otros fueron: D. Strthaim, R, Downey, entre otros
(2005).
conveniencia
propia da a conocer el secreto y así sólo uno de los cónyuges
puede permanecer en la compañía.
En
el Porvenir de una Ilusión (Freud, 1927c) observa cómo tendemos con
más facilidad a obedecer las prohibiciones culturales por la fuerza
de la compulsión externa, y con más facilidad nos satisfacemos
dañando mediante la mentira, el fraude, la calumnia
toda
vez que esto no conlleve un castigo. Al hacerlo el sujeto no muestra
el menor miramiento si puede sacar una ventaja, mientras que él no
se perjudique no repara en la relación entre su beneficio y el daño
que le infringe al otro. Sólo satisface su placer burlándose,
ultrajándolo, calumniando.
Así exhibe su poder, se siente más seguro y la víctima más
desvalida. Aquí podríamos ejemplificar estas ideas con el film19:
“La
calumnia”. Es un drama psicológico que gira acerca de cómo se
puede mansillar el nombre de alguien y las consecuencias que esto
atrae. Karen y Martha son las directoras de una exclusiva escuela
para niñas que se levantó con la ayuda económica de Srta. Tilford.
Karen a los 40 años está por casarse con un sobrino de Tilford pero
teme que el matrimonio malogre la asociación profesional con Martha.
Una alumna –nieta de la Sra Tilford- maliciosa y vengativa,
despechada por un castigo que ha recibido, oye por casualidad un
comentario y lo utiliza, distorsionándolo, para desprestigiar a sus
profesoras por una conducta reprobable: relaciones homosexuales. Los
escandalosos rumores se extienden velozmente por la comunidad
escolar, con repercusiones inmediatas, devastadoras y trágicas: pues
se deshace la relación Karen-Tilford y se instala para siempre la
duda entre ambas mujeres que envenena tanto el vínculo profesional
como el personal.
Aquí
podemos recordar las poéticas palabras de R. Darío20
ya
que el
lodo oscurece al diamante pero
éste no pierde su valor.
Sin
embargo, en un contrapunto no podemos olvidar la descripción de la
calumnia
en
el aria21
que
canta Don Basilio en la
19
Título original: The Children's Hour, de
1962. Su director William Wyler. Fue protagonizada por A. Hepburn y
J. MacLaine.
20
Darío, R. (1881-1885) Poemas de Juventud.
En : Obras poéticas Completas. Librería El Ateneo, Editorial,
Buenos Aires, 1963.
21
La calumnia es un vientecillo,
Una
brisa muy gentil
que insensible,
sutil,
ligera,
dulcemente,
comienza a
susurrar.
Despacio, a ras
de suelo,
10
Psicología y Psicopedagogía. Publicación
virtual de la Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la USAL
Año
VII Nº 18 - Marzo de 2008
ópera
bufa: el Barbero de Sevilla22
ya
que aquí se alude a su aspecto expansivo y
en voz baja,
silbando,
va corriendo,
va zumbando;
en los oídos
de la gente
se introduce
diestramente,
y las cabezas y
los cerebros
hace atontar y
hace hinchar.
Pues de la boca
saliendo
el jaleo va
creciendo,
toma fuerza
poco a poco,
vuela ya de un
sitio a otro
parece trueno,
tormenta
que en interior
de floresta
va silbando y
retumbando
y te hace de
horror helar.
Al fin se
desborda, estalla,
se propaga, se
redobla
y produce una
explosión
como un golpe
de cañón,
un seísmo, un
temporal,
un tumulto
general,
que hace al
aire retumbar.
Y el infeliz
calumniado,
humillado,
pisoteado,
bajo el público
flagelo
por suerte va a
reventar.
(La
gran ópera paso a paso. Nº: El
Barbero de Sevilla de G. Rossini, págs. 54 y 55)
22
La música es de Gioacchino Rossini
(1792-1868) y la letra es de Cesare Sterbini. Sus personajes son:
Conde de Almaviva, Don Bartolo, Rosina, Fígaro, Don Basilio,
Fiorello, Ambrogio, Berta, un oficial.
Argumento: El
conde de Almaviva, le informa a Fígaro, barbero de Sevilla, que
haciéndose pasar por un estudiante pretendía conquistar a Rosina,
pupila de Don Bartolo. Ésta deja caer una carta en la cual pide a su
pretendiente que le revele su identidad. Bartolo al ausentarse de su
casa deja la orden a sus sirvientes que nadie sea admitido, ni
siquiera Don Basilio, el maestro de música. Basilio anuncia la
llegada a Sevilla de Almaviva y aconseja eliminar al rival con una
calumnia para que se aleje de la ciudad.
,
hasta producir una
explosión como un golpe de cañón. destructivo.
La calumnia
como
un vientecillose
expande, intentando crear una “realidad” aunque falaz y engañosa,
produce un efecto seductor; pues tal vez activa aspectos infantiles
del que lo escucha y duda..... hasta que en un momento la acepta.
Penetra a través de los oídos
del
sujeto, atonta
–de
modo que éste no sabe cómo conducirse-
e
hincha
su
cabeza hasta que ya no sabe qué pensar, qué hacer con esos “cuerpos
extraños” que lo atenacean. Pero, lo que comenzó tan lentamente
se transforma en tormenta
penetrante
e insistente que horroriza23
24
El
Conde entra vestido de soldado, Bartolo intenta liberarse del intruso
y la llegada a verdaderos soldados crean más confusión. El conde se
presenta ante Bartolo disfrazado como un profesor de música –Alonso-
que reemplazará a D. Basilio. Para ganarse la confianza del dueño
de casa le revela acerca de una carta que Rosina escribió
supuestamente al Conde de Almaviva. Mientras que D. Bartolo se queda
dormido los jóvenes se declaran su amor. Llega Fígaro para afeitar
a Bartolo y roba la llave del balcón por donde los amantes
escaparán.
Basilio
va a la casa para dar su clase a Rosina y allí le dice a Bartolo que
no conoce a Alfonso. Todo esto despierta la desconfianza de D.
Basilio., quien decide casarse de inmediato con Rosina, a quien le
muestra la carta del Conde de Almaviva.
Entran
por el balcón el Conde disfrazado con Fígaro, Rosina acusa a su
amante de querer entregarla al Conde, pero éste le revela su
identidad y le propone matrimonio. Mientras tanto Fígaro descubre
que han sacado la escalera para huir. Atrapados llega Don Basilio
–quien amenazado oficiará de testigo- con el notario y Fígaro
hace casar a Rosina con el conde. Cuando llega D. Bartolo con los
soldados es demasiado tarde. Todos desean felicidad a la nueva
pareja.
En
Duelo y Melancolía Freud (1917e[1915]) afirma de ésta que además
de la reacción ante la pérdida real del objeto erótico -al igual
que en el duelo- surge la ambivalencia ante éste que toma la forma
de reproche por haber deseado su pérdida e incluso se siente
culpable de ésta. Comprenden: ofensas, postergación, desengaño.
Pero cuando el amor al objeto, llega a una identificación
narcisista, recae el odio sobre este otro objeto y lo calumnia, lo
humilla, lo hace sufrir y logra así una satisfacción sádica. Así
consigue, de modo indirecto con el autocastigo, la venganza ante los
objetos primarios y logra por la enfermedad atormentar a los que ama.
La calumnia
es
un instrumento de carácter sádico que utiliza el masoquista, aquel
que está seguro de la destrucción y desesperanza del propio yo y
por tanto también de la vacuidad del mundo. Es decir que se trata de
formas melancólicas en el sentido de la vivencia de vacío o
destrucción del yo que
23
Con la letra en cursiva queda consignado
el uso de términos tomados de la ópera antes nombrada.
24
Es importante tener en cuenta aquí la
relación propuesta por Freud entre la ominoso-lo siniestro-lo
terrorífico-lo que excita angustia y horror ( Freud, S., 1919h )
resuelven la
sobrevivencia mediante el dominio sádico de los otros. Se puede
considerar al calumniador como un melancólico con tendencias sádicas
que transmite la verdad melancólica de que la vida no tiene sentido,
y sólo vive alimentándose del dolor que ocasiona con su sadismo
destructivo. Su historia infantil podría mostrar que ha sido víctima
de crueldades que tramita a su vez haciéndolas a otros, a quiénes
sin dudas sabe elegir.
Volvamos
a la escena pintada en el cuadro por Botticcelli.
Calumnia al
tomar a Víctima
tiene
frente a sí a dos personajes: Penitencia
o
Arrepentimiento
y
Verdad.
Todo
acto que viola una ley exige una reparación. Para el calumniador
se
abren dos caminos: permanecer en la falsedad; o bien arrepentirse,
reparar el daño realizado y unirse a la Verdad.
Es
decir que, por un lado, puede transitar por la vía de la mentira, es
decir, de una falacia que se hace por algo, se persigue un fin
práctico (Chiozza, 1986). Es una expresión o manifestación
contraria a lo que se sabe, cree o piensa (DRAE, 1992). Esta es una
acción consciente que tiene como fin engañar al otro y así se
diferencia de la “mendacidad“ entendida como mentira
inconsciente. Es importante recordar las expresiones como “mentir
con la verdad” o “mentira jesuítica”. Por otro, si se abre a
la Verdad, a la alétheia
25
y
estará en el camino del “descubrimiento”, de la “patentización”
, de la “manifestación”; así la verdad es la propiedad de algo
que merece “confianza”, “seguridad”, “fidelidad” y
“firmeza”.
En el cuadro
Botticcelli representa al necio “Rey Midias” escuchando a
“Ignorancia” y a “Sospecha” mientras ocurre la muerte de
“Inocencia” a manos de “Calumnia”. Podrían representar a los
que ven este crimen, no reaccionan ante él y más bien gozan de esta
representación. Así se asocia al “necio” que no sabe lo que
debería saber; imprudente, terco, porfiado; el “ignorante” es
decir, el que no tiene noticias de las cosas, aún de la ley, pero el
desconocimiento no lo excusa porque después de promulgada todos
deben conocerla; y el que “sospecha”, duda, desconfía (DRAE,
1992). Esta tres características no eluden su responsabilidad ante
la escena que ven y ante la no actúan deteniéndola. Se identifican
con “Calumnia” beben del mismo verdor (envidia), experimentan
rencor, resentimiento, deseos de contaminar y mancillar (Chiozza, L.
y
25
“Verdad” es una divinidad alegórica
romana. Es hija de Saturno y madre de la Justicia y de la Virtud. Se
la suele representar con una bella figura de mujer, vestida o
desnuda, portando un espejo, una antorcha y un libro abierto en la
mano izquierda; a sus pies el globo del mundo (Pérez Rioja, 1962).
colab.
1993g [1992]
).
Identificados con el calumniador en la envidia y los celos, en su
posición sádica, satisfacen sus pulsiones de destructividad, de
desunión; porque satisfacen sus deseos infantiles; pero
paradojalmente aunque sus vidas transcurran sin un sentido de
trascendencia fantasean, idealizan una pertenencia: pero ¿a qué
grupo? al que divide, separa, come a sus propios hijos, carece de la
flexibilidad para tolerar las pequeñas diferencias enriquecedoras.
Esta modalidad grupal no cumple con la esperable continencia, el
holding
necesario,
no genera sanos sentimientos de pertenencia (Chiozza, L. y colab.
1997b [1995]), ni de familiaridad (Chiozza, L. y colab. 1993c
[1992]). De allí, que la coherencia del grupo y la pertenencia de
los miembros a éste sea inestable.
Cómo
se sostiene este grupo? en muchos casos por la calidad moral de
alguno de sus miembros. Así lo podemos ver en César
de
Shakespeare En la obra 26
se
relata la escena del asesinato de Julio César como producto de una
conjura. Pero quizás los personajes centrales son Brutus y Casio (su
hermano). Si el primero es un idealista, el segundo es un pragmático,
quien podrá elaborar el plan para eliminar a alguien, justamente a
Julio César.
En
la Plaza pública de Roma Casio incita a Brutus:
“allí
donde se respetan en Roma a muchos de los mejores, excepto el
inmortal César, he oído hablar de Bruto, y gimiendo bajo el yugo de
la época, anhelar porque el noble Bruto abriera los ojos”
(acto
primero, escena II, pág.195).
Casio
trata de animar a Brutus pero éste afirma:
“amo
el nombre del honor más que temo la muerte” (acto
primero, escena II, pág. 196).
Casio exalta la libertad en la que nacieron ambos hermanos, al igual
que César 27,
y de éste cuenta escenas –caída en el Tíber, un episodio de
fiebre- en las que denota debilidad y pregunta: “¿qué
habría en ese César? ¿ Por qué habría de ser ese nombre más
ruidoso que el vuestro?(...) vos y yo hemos oído decir a nuestro
padres que existió una vez Bruto que habría sobrellevado en
paciencia al mismo eterno demonio para mantener su rango en Roma con
tanta facilidad como un rey”
(acto
primero, escena II, pág. 197-8).
César
desconfía de Casio pues es flaco, y dice de él: “
Tales hombres jamás pueden estar tranquilos a la vista de alguno más
grande que ellos, y por eso son peligrosos”
(acto
primero, escena II, pág. 197-9).
26
Shakespeare. (1590-1601) Julio César.
Biblioteca Edaf, Madrid, 2004.
27
Un detalle importante: Casio y Brutus
tienen “la enfermedad de la caída” (epilepsia) pero Cesar no.
(pág. 200)
14
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VII Nº 18 - Marzo de 2008
Sigue
un diálogo entre Casca (otro conspirador contra César) y los
hermanos Casio y Brutus. El primero de los nombrados relata que
Antonio le ofreció una corona a César (triunviro después de la
muerte de César) por tres veces y al rehusarla la turba casi lo
asfixia. Se separan los tres y Casio sigue tratando de influir en
Brutus, y dice:
“eres
noble”
(...) pero “¿quien
hay tan firme que no pueda ser seducido? “acto
primero, escena II, pág. 202).
En
una calle romana se encuentran Casca, el senador Cicerón, Casio y
deciden ir a la casa de Brutus previendo el efecto de la
incorporación de éste a la conjura. Casio comenta:
“tres
cuartas partes de él son ya nuestras; después de la próxima
entrevista tendremos al hombre entero”.
Ante lo cual Casca dice: “¡Oh!
¡El ocupa un puesto muy alto en los corazones del pueblo! Y aquello
mismo que en nosotros parecería delito, se transformaría por su
sola presencia, como por la más rica alquimia, en dignidad y en
valía”.
Responde Casio: “Bien
habéis estimado a Bruto, su valer y la gran necesidad que tenemos de
él “(acto
primero, escena III, pág. 206-7).
En
el acto segundo Brutus está en su huerto, en Roma, insomne. Llegan
los conjurados y Brutus, como siempre o largo de la obra, sostendrá
que sus motivos son el bien de Roma y no personales, de allí que una
y otra vez habla de su amor por César. Se plantean si asesinar
también a los seguidores de César y Brutus se opone:
”Seamos
sacrificadores, no carniceros. Todos nos erguimos contra el espíritu
de Césa , pero el espíritu de los hombre no tiene sangre (...)
matémosle audazmente, pero sin ira (...). Así nuestro propósito
aparecerá necesario, no envidioso. Y con tal apariencia a los ojos
de las gentes, se nos llamará redentores, no asesinos” (acto
segundo, escena I, pág. 213).
La escena dos
transcurre en el palacio de César donde los augures declaran que el
día no es auspicioso. La sincronicidad muestra su fuerza y extraños
acontecimientos se superponen; de modo que le aconsejan a César que
no salga de su casa.
En
el tercer acto están en el capitolio de Roma durante la sesión de
los senadores. Allí los conjurados solicitan la gracia de la
libertad para un amigo: Plubio (senador), pero César se rehúsa y
Casca lo hiere en el cuello, muere César. Pero antes dice el famoso:
“¿también
tú, Brutus?” (acto
tercer, escena I, pág. 226).
Entra
un criado y habla en nombre de Marco Antonio (triunviro a quien
Brutus perdonó la vida).”
Bruto es noble, prudente valeroso y honrado. César era poderoso,
audaz, regio y afectuoso (...) Marco Antonio no amará más a César
muerto que a Bruto vivo” (acto
tercero, escena I, pág. 228).
Posteriormente
se reúnen en el foro para hablar de César. Brutus dice a un grupo
de ciudadanos: “Si
hubiere en esta asamblea algún amigo de César, a él me dirijo para
decirle que él no amaba a César más que Bruto. Y si ese amigo
pregunta por qué se levantó Bruto
15
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VII Nº 18 - Marzo de 2008
contra
César, he aquí mi respuesta: no porque amara menos a César, sino
porque amaba más a Roma (... ). Puesto que César me amaba, le lloro
por él, de qué fue afortunado me regocijo; como valiente lo honro,
pero como era ambicioso, lo maté”
(acto
tercero, escena II, pág. 234).
Antonio
empieza a hablar al sepultar a César y describe sus virtudes y dice:
“El
noble Brutus os ha dicho que César era ambicioso. Si tal ha sido, su
falta fue muy grave, y la habrá pagado terriblemente (...) pero
“
Brutus es un hombre honorable” (acto
tercero, escena II, pág. 235).Más adelante sostiene: “aquellos
que han consumado esta hechos son honorables. Qué secretos agravios
tenían para hacer esto, ¡ay! No lo sé. Ellos son discretos y
honorables, y sin duda, les responderán con razones”
(acto
tercero, escena II pág. 239).
Durante
el acto cuarto y quinto pelean los complotados y los fieles a César
en Filipo, Antonio, a quien Brutus le perdona la vida lo toma
prisionero, pero será vencido como sus amigos. Se le aparece el
fantasma de César y le dice que se volverán a encontrar. Es una
premonición de Brutus que encontrará la muerte allí pues se
suicida. Brutus le pide a su criado Strato que sostenga su espada
mientras él corre y se ensarta en ella. Dice:”
Adiós,
buen Strato. Está tranquilo: ¡oh César! ¡no tuve para tu muerte
la mitad de la buena voluntad que para la mía!” (acto
quinto, escena V, pág. 267).
La figura ideal de
Brutus se refleja en sus enemigos, que no tienen sino palabras de
alabanza para “el noble Brutus”.
Antonio
dice:
“Éste
fue el más noble Romano entre todos ellos. Todos los conspiradores,
excepto él, hicieron lo que hicieron sólo por envidia al gran
César; solo él, al asociarse a ellos, fue guiado por un pensamiento
de general honradez, y del bien común a todos. Su vida era pura, y
de tal modo se combinaron en él los elementos que la Naturaleza,
irguiéndose, puede decir al mundo ‘¡Este era un hombre’ “!
Responde
Octavio: “tratémosle
conforme a sus virtudes, con todo respeto y solemnidad en sus
funerales. Sus restos descansarán esta noche en mi tienda como los
de un soldado con los debidos honores” (acto
quinto, escena V, pág. 268).
¿Qué
puede deshacer la calumnia? Por un lado, la reparación del
calumniador en tanto se una amorosamente a la Verdad; y por otro
lado, la desmistificación de este mito, que cae por falta de
creencia en él y permite la aparición de otro mito opuesto,
sostenido por la fuerza de una nueva creencia. Ya que mistificamos y
desmitificamos personajes, situaciones, experiencias –en ocasiones-
como parte de nuestro proceso de madurar.
La calumnia
encierra una paradoja ¿quién es el mancillado? ¿el calumniado o el
calumniador? En esta obra ambos: César y Brutus son dos gigantes. La
escena del asesinato, producto de una conjura es un pretexto para
explorar estas dos almas que en
su
grandeza, increíblemente César de deja matar cuando ve a Brutus y
no se defiende más; a su vez Brutus se mata pero tiene como último
recuerdo a César. Tal vez la paradoja de toda calumnia es como en el
caso de la traición, el futuro, los desarrollos posteriores, la
historia, los que juzguen a la luz de las consecuencias quién estaba
en la verdad.
III.
CALUMNIADO
Nos
referiremos ahora al efecto devastador en el sujeto, que ha sido
mirado por un basilisco, es decir, que ha sido calumniado28,
y ahora sólo le queda “morir” para cumplir la ley mítica. El
sujeto es desprestigiado, difamado, deshonrado, rebajado, ofendido,
avergonzado, cubierto de ignominia (Moliner, 1986; DREA, 1992).
¿Quién puede volver las páginas atrás después de este insulto?,
¿qué salidas posibles se abren? Podemos suponer que el sujeto con
un yo suficientemente fuerte vivencia la humillación, metaboliza el
daño recibido e intenta restaurar su honor; o bien otro no soporta
la realidad frustrante ante la cual enloquece y hasta mata para lavar
su nombre; o bien esotro acepta una “muerte social” que lo lleva
a abandonar “sus” lugares, o sus pertenencias y se recluye; u
otro se enferma, tal vez la patología cardiaca supliría a la
ignominia sufrida (Chiozza,L. y colab.1991a; Chiozza, L. y colab,
2001); o en otro caso se mata. Así lo muestra el final de Otelo
cuando éste es llevado de su alcoba y ya Casio rige Chipre29.
28
Este término no existe en el Diccionario
de la Lengua española.
29
Otelo exclama:
Tened.
Oídme, os ruego, dos palabras.
Presté
ciertos servicios al Estado:
Lo
saben. ¡Basta, pues! Al relatarse
En
vuestras cartas tan terribles hechos
Que
habléis de mí como quien soy suplico.
Ni
me excuséis, ni me inculpéis tampoco;
Y
de uno hablaréis forzosamente
Que
no amó cual discreto, sino mucho;
De
uno, tardo en recelar, que, herido
Por
la traición, fue víctima de dudas;
De
uno que, cual indio miserable,
Tiró,
con torpe mano, perla hermosa
De
más alta valía que su entera tribu;
De
uno cuyos ojos ya sumisos,
Aunque
llanto verter apenas saben,
Lágrimas
hoy derraman tan aprisa.
Como
su goma el Árbol de la Arabia.
Esto
escribid; después podéis decirles
Que
una vez en Alepo, donde un turco
Osó
infame ofender a un veneciano
Y
al Estado insultar, de la garganta
Asegurado
el perro circuncis
Lo
mató de esta suerte.
(Se
hiere)
.............................................
Al
yo matarte, te besé; por eso
Ahora,
al matarme, muero sobre un beso.
(
Shakespeare [hacia 1604]. Otelo,
págs. 126-7)
Así,
la calumnia
al
difamar y deshonrar expresa la envidia, los celos y el “mal amor”
del calumniador
que
debe reparar su mal. La calumnia
divide,
separa y genera a dos grupos de seguidores: los que se identifican
con el calumniador
o
los que defienden a la víctima inocente. La calumnia
deja
al calumniado
ante
la posibilidad de procesar digestivamente lo que no pudo realizar el
calumniador;
o bien ante semejante traición puede enfermar, enloquecer, matar o
morir de alguna manera.
IV. SÍNTESIS
1.Las
acción de calumniar
entreteje
intrigas que se despliegan en una escena al modo de una cuadro con
diferentes personajes, afectos, acciones: el calumniador;
lo
dicho por él (calumnia);
la atracción o rechazo de sus palabras que generan tanto al conjunto
de los que lo siguen como al de los que se alían a la víctima
(calumniado)
que
es otro personaje ( la Inocencia).
2.
La calumnia
es
una acusación grave elevada contra alguien para desacreditarlo,
deshonrarlo, herir su honor, su buen nombre. Tanto la leyes
judeo-cristianas como el código penal la censuran, pues atenta la
ley de gentes, contra la verdad, la justicia y las buenas relaciones
de convivencia en una comunidad. El chisme y la deshonra pertenecen
al conjunto de sus significados semánticos.
Algunos
filósofos ante la caída del mundo burgués y de su moral (basada en
la bondad, humildad, amabilidad) como Nietzsche alaban la calumnia
conjuntamente
con la lascivia, la crueldad. Pero no olvidemos aquí los malos
entendidos originados en la “doble moral”.
3.
La calumnia
surge
cuando un sujeto idealiza a un objeto al cual, a su vez, desea y
teme; pero experimenta la imposibilidad de introducirlo en sí y
queda expedita una vía: destruirlo totalmente. Un camino para ello
es la calumnia
que
cual hiel se retiene y en un momento
se expande envenenando, produciendo amargura, frustración. Así
expresa el calumniador
su
envidia (Chiozza, L.1984a[1970]). La envidia está acompañada de
celos -por su etimología- relacionados con el fuego y la frustración
pulsional.
4.
Freud en algunos textos nombra a la calumnia
sea
como un aspecto que complejiza aún más al mosaico del factor
desencadenante de un síntoma (series complementarias); o como un mal
entendido ante expresiones de vínculos tiernos; o bien ante el tema
del secreto profesional; o también expresa el placer del que miente,
deshonra siempre que esto no le atraiga para sí consecuencias, es
decir, obra sin responsabilidad moral ante su acto. Pues no considera
la destrucción que causa en el calumniado
si
no sólo el placer que esto le supone. Asimismo, la calumnia
puede
convertirse en un instrumento de carácter sádico que utiliza el
masoquista, aquel que está seguro de la destrucción y desesperanza
del propio yo y por tanto también de la vacuidad del mundo. Vive
sólo alimentándose del dolor que ocasiona con su sadismo
destructivo. Su historia infantil podría mostrar que ha sido víctima
de crueldades que tramita a su vez haciéndolas a otros, a quiénes
sin dudas sabe elegir.
5.
El calumniador
(tal
como la retrata Bottcelli) tiene ante sí dos caminos: por un lado,
todo acto que viola una ley exige una reparación, arrepentirse,
reparar el daño realizado y unirse a la Verdad con quien encontrará
a la “confianza”, “seguridad”, “fidelidad” y “firmeza”.
Por otro lado, al permanecer en la falsedad, puede transitar por la
vía de la mentira (diferente de la “mendacidad”), la falacia, la
destructividad.
6.
La calumnia
divide
a un grupo de personas en dos: aquellos que se identifican con el
calumniador, con su envidia, celos y actitudes sádicas; a veces
sostenidos por una figura prominente como Brutus hombre respetado en
toda Roma; y por otro lado, los que descreen la calumnia, sostienen
la honra y el buen nombre de la víctima. Éstos a su vez, intentarán
lavar al inocente mancillado y generar otra visión acorde a la
Verdad.
7.
El calumniado
puede
defenderse y atraer un grupo que lo siga; puede quedar apresado en
una forma masoquista en la trama de la calumnia, y así enloquecer,
enfermar, abandonar sus posesiones, o matarse de alguna forma.
V.
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La
calumnia de Apeles es
una obra pictórica de Sandro
Botticelli
realizada en 1495
.
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