viernes, 15 de marzo de 2019

Martín, espera mi llegada.



Mi hijo Martín, hijo de Malin, la mujer que me presentaron en el Sindicato de los Trabajadores del Campo Suroriental de Méjico Emiliano Zapata, habiéndome en pleno territorio Olmeca, durante el fin de semana de 1968, ha sido asesinado por ser nuestro hijo. Así me lo hace saber María, Malin.

Toda su vida ha sido sindicalista de los trabajadores del campo. Residente en Veracruz junto a su madre Malin y su esposa Cruz. Ha tenido tenido una hija. Yo lo vi una sola vez en la plaza de las Tres Culturas durante una manifestación. Allí me señaló a su hija Dolores, mientras ella, con los brazos al cielo platicaba acerca de la pobreza esclavista de los trabajadores del campo suroriental.

Dolores, con quince años mostraba una firme responsabilidad social. Eran tiempos del presidente Salinas.

Martín mostraba ojeras y los ojos vidriosos mientras me la señalaba con la mano diestra abierta.

Le pedí permiso para traerme una fotografía de Dolores, de él me la negó. Fotografía que presenté en el diario Se me rompió la columna.

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