viernes, 22 de diciembre de 2017

Gillulim de Auroa y Nietzsche

Ella estaba en mi.

Él estaba en ella.

Ambos estaban en el otro.

El otro estaba cuando escribía sobre él y ella.

Llegó el día que él me dijo: yo soy de mi, no soy de usted, don Miguel.

Y ella, no es de mi ni de usted. Ella es de sí misma; no hable de ella.

Usted, don Miguel, es de nosotros.

Usted, don Miguel, es nuestra imagen; usted, don Miguel, es nuestra mierda. Sí, aquello creado por nosotros.

Don Miguel, usted solo es imaginado por nosotros, aquellos a los que no se atreve llamarnos personas y, por vergüenza, se refiere a nosotros como personajes.

A las creaturas que su madre sabe decir quién es su padre, se les dice personas por aquel que no duda.

Don Miguel, no se atreve a mirarnos a la cara y, prefiere ignorarnos, antes de reconocer que somos su imsgen, la mierda que abona su laurel.

Si, don Miguel, somos personas. Usted es nuestro personaje; aquí y en Hendaya.

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