sábado, 27 de julio de 2019

Habla Juan de Mairena a sus alumnos

Habla Juan de Mairena a sus alumnos
I
La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.
Agamenón.-Conforme.
El porquero.-No me convence.
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(Mairena, en su clase de Retórica y Poética.)
—Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: «Los eventos
consuetudinarios que acontecen en la rúa.»
El alumno escribe lo que se le dicta.
—Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de meditar, escribe: «Lo que pasa en la calle.»
Mairena.-No está mal.
**
—Cada día, señores, la literatura es más escrita y menos hablada. La
consecuencia es que cada día se escriba peor, en una prosa fría, sin gracia,
aunque no exenta de corrección, y que la oratoria sea un refrito de la palabra
escrita, donde antes se había enterrado la palabra hablada. En todo orador de
nuestros días hay siempre un periodista chapucero. Lo importante es hablar
bien: con viveza, lógica y gracia. Lo demás se os dará por añadidura.
**
(Sobre el diálogo y sus dificultades)
“Ningún comediógrafo hará nada vivo y gracioso en el teatro sin estudiar a
fondo la dialéctica de los humores”. Esta nota de Juan de Mairena va
acompañada de un esquema de diálogo en el cual uno de los interlocutores
parece siempre dispuesto a la aquiescencia, exclamando a cada momento
¡claro!, ¡claro!, mientras el otro replica indefectiblemente: ¡Oh, ¡no tan claro!
¡no tan claro! En este diálogo, el uno acepta las razones ajenas casi sin oírlas,
y el otro se revuelve contra las propias, ante el asentimiento de su interlocutor.
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«Hay hombres hiperbólicamente benévolos y cordiales, dispuestos siempre

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