miércoles, 15 de agosto de 2018

Coger el tablón de Rogelio y leerme bien

Coger un “tablón” y atravesar el lecho de un calderón, o Calderón, que tienen sus orillas al mismo nivel. No una cárcoba que tiene sus orillas a distinto nivel.

Cuando pasáis sobre él observar que solo tiene tres movimientos posibles: longitudinal, transversal y rotación. El diseño de un puente se basa en hacer tender a cero los movimientos.

Cuando diseñas una columna vertebral, tienes que tener en cuenta estos tres movimientos.

La cirugía amputante, o artrodesora es la que se implantó, o practicó a este puente de Italia que al ser público nos afecta a nosotros.

Reflexión, ningún Estado de la UE ni la propia UE está actuando como responsable de tal desastre.

No hablamos del desastre de Vigo que es de la misma naturaleza que el de Italia.

Ayer hablé de La señora Monroe con el fin de sensibilizar hacia este escrito.

Nota.- Recuerdo a una paciente de 10  años con dolo lumbar alto y un plano sagital como el de la señora Monroe.
Me costó pero conseguí que no la invertebraran atravesando sus vértebras con dos tornillos dorso/lumbares.

El ser el mes de abril e invocar se esperara al verano e impedir con ello la pérdida del curso escolar convenció a los padres y no a los médicos: “en el verano no vengan suplicando que la operemos” Sí, con estas palabras me dijeron sus padres se les quería imponer.
El tiempo fue suficiente para que la niña dejara de tener dolor y haberle prometido que jugaría un campeonato de tenis.

Mientras yo era un niño los albañiles construyeron una casa para unos vecinos. Me enseñaron, sobre el papel y en la obra, como poner un tablón para subir y bajar un carretilla, al igual que me enseñaron lo que es un nivel de agua y de gota, así como una polea y como combinar poleas para reducir el esfuerzo, o polipastro.
Gracias Rogelio, el hombre que tanto recuerdo por el interés tomado con Agustito. Ya siendo yo mozo, en más de una ocasión le bajé de la bicicleta en contra de su maltrecha conciencia. Lo llevé a su casa. Ayudé a su madre a desvestirle, meterlo en la cama y darle una tortilla de chorizo y una taza de leche. Al día siguiente me pasaba por su casa y lo lavávamos, vestíamos e iba con la bicicleta en la mano hasta el tranvía que yo tomaba para ir a Oviedo y él s quedaba en alguna casa de Lugones donde tenía obra. Me decía cual y esperaba a que yo llegara para ir a cenar con él y su madre.

Me repetía cuanto le hubiera gustado tener un hijo como yo. Bueno, me tienes as mi y no una “mujer que aguantar como me dices”

Rogelio tenía la edad de mi padre. Un día cuando vine de Madrid lo había matado un camión que lo atropelló.
Acompaé a su madre al cementerio. Fregamos la sepultura y pusímosle una maceta de geranios rojos de su madre.

Fui, solo me quedes tú, voy a ver a tu huela muches veces.

Murió,me llamó a Madrid mi padre. Vine con tiempo de ayudar a llevar a hombros a Rogelia.


Rogelio, muy apreciadas sus cocinas que siempre tiraban bien, me enseñó muchísimo.

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