El trabajo que realiza todo objeto, vivo o no vivo, viene determinado por el espacio que ocupa en todo momento del hiperciclo de su vida. Es decir, el trabajo de todo objeto es el resultado de transformar todo momento de su vida en el espacio en el cual es observado.
El Universo se transforma en Mundo (universo/Mundo). Lo inútil es lo opuesto, no lo inverso.
Una célula tiene un trabajo específico determinado por el momento de su vida en el camino de su vida. No existe linaje alguno.
El trabajo que realiza cambia de modo contínuo y no discontínuo. Solo es discontínua su existencia u observación. La célula es una, la tuya y la mia. La tuya y la del rey. La tuya y la de dios, la de dios y la tuya.
Por ello que tu, como dios, sóis trinos: padre, hijo y espíritu santo. Este es el arte que nos hace creer ser padre cuando engendramos un hijo en la ignorancia, o contra la voluntad de la madre. Ibn Ib 'Azid al intangible lo nombró "objeto intermedio" como no lo hizo con el padre al que llamaba el innombrable o, el sin nombre al entender que era aquel por el que fué adoptado para evitar que dijeran de él que era mesías, o enviado por dios con la nueva de su cercaba visita para mentir a lis hombres que, ignorantes, se creían elegidos, sin saber que eran cantos rodados en los meandros del rio de mierda dejado por el errar del universo, o din nombre que es cuando nuestra madre se refiere a quien nos engendró.
Cuando Sechenov concibió el espíritu santo como resultado de transformar la ignorancia en saber, que no en conocimiento, lo entendió como la respuesta del espejo, que es inversa y no opuesta y, por ello -así se ha de traducir- dijo que dicho trabajo, el de todo ser vivo. De todo ser vivo influido por el concepto de plasticidad, de estructura proteiniforme, o de estructura adaptable a la luz que ilumina, por detrás de su cabeza, al que se complace,;o contempla en el espejo. Pero su concepción de ser pueblo elegido no tenía en cuenta el mito del espejo de Matsuyama que al tratar de acsriciarse con tanta hermosura, él mismo se desvanecía ante sí mismo.
A Sechenov siguió Pavlov y a este, Rashansky y Pyotr Anokhin al que siguió el fisiólogo español Ramón Álvarez-Buylla de Aldana. Es Este último el que no pone puertas a la teoría del reflejo: el trabajo de una célula depende del lugar que ocupa. Es el que, por primera vez habla de trasposición de células. Cuanto más cercano el trabajo de una célula a las del lugar al que debiera trasplantarse, menos tiempo en mutar su trabajo original al de las células a las que será trasplantada. La glándula parótida trasplantada a la adenohipófisis. La glándula supra-renal a la cabeza del núcleo caudado. El miocardio al líquido cefaloraquídeo, etc...
Y, ¿que estructuras mantenían la relación de la célula trasplasplanta vonbdu origen?. ¿Que estructura nerviosa y cual endocrina haría pisible la amplitud y la longitud de onda de la comunicación?.
De modo natural, ¿se hace esta trasposición, dicha migración?. Arturo Álvarez-Buylla, hijo de Ramón lo demostró. Falta saber la estructura plástica que permite la comunicación y la endocrina/metabólica que hace posible la migración.
En otro momento hemos escrito y volveremos hacerlo si antes no perdemos la capacidad crítica.
Quiero recordar el trabajo enorme que Don Ramón y su equipo del Instituto de Ciencias Respiratorias, hizo conmigo en tres estancias, conlongitud de onda corta y de alta amplitud que en mí se manifestaron como las ondas beta que se producen en el primer contacto de dos capas tectónicas y entre dos membranas como las encefálicas y, en particular, el epéndimo con la de células subependimsrias que emigran a los extremos del encéfalo donde las células se han muerto por asfixia, por anemia y, con mayor éxito por anemia asfíctica, o estancamiento venoso.
Y, puestos a hablar lo haremos de las células metastásicas que emigran, se trasponen, a lugares donde hay muerte nasiva de células que, aparentemente no tieben nada que ver con las células "cancerosas" "primarias" y en las que juega unnpapel fundamental la red nerviosa vegetativa delbtejido celular que, en otras ocasiones produce "celulitis" y, en otras producen la rugosidad, no azarosa, denomibada "circunvolución".
O, la red con el mismo trabajo entre los lóbulos paruetales y las venas licuorales.
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