En estos días se puede apreciar la postura tomada por todas las editoriales periodísticas; no hay acercamiento ni alejamiento a un partido político, sino "indefinición indignante" que marea por su "olor dulzón", como huele el macrobio humano putrefacto. Como el perro quieto y mirada lánguida a la vera de la mesa de su amo en espera de tragar el resto de comida de aquel que dice ser su amigo mientras lo defienda.
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