La Voz de Asturias, ORIOL LÓPEZ
REDACCIÓN
El origen de la palabra que da nombre al Principado es todavía un misterio sobre el cual existen varias teorías que han tratado de dar una respuesta definitiva. La más reciente de ellas es la que ha elaborado Enrique Cabrejas, investigador de la Historia del Lenguaje, según la cual el término Asturias es un acrónimo que en español significaría estuarios. Según el investigador, la denominación se trata de una frase ibérica que indica un emplazamiento que literalmente significa brazos de la mar.
Al parecer el término Asturias no es una voz paleolítica ni tampoco latina sino una voz ibérica y de ascendencia helena de la edad de bronce. «Es la unión de dos sustantivos (Aster y Rías). Fue dado inicialmente en lengua ibérica ya que sus antiguos pobladores astures lo escogieron por su extraordinaria y especial orografía donde se daban los estuarios», comenta, añadiendo que «la desembocadura de un estuario está formada por un BRAZO DE MAR y ésta es la razón etimológica del nombre de ASTURIAS». El historiador dice que «el bable recogió la frase ibérica, es decir, la suma de conceptos como son brazo yaguas en un acrónimo y lo vocalizó con su deje ibérico-astur tal como ASTURIES».
«El primer vocablo se trata de la antigua voz ibérica ASTER y naturalmente les sonará porque es la misma raíz que se usó desde el griego para muchas palabras muy populares, tales como asteroide con una gran estela de brazo o asterisco con bracitos pequeños porque tanto la lengua ibérica como la griega beben de las mismas fuentes prehelenas», explica el estudioso. En cuanto al segundo vocablo, es otra voz ibérica, RÍAS. «Las rías las asociamos principalmente a las costas de Galicia pero tanto en Cantabria como en Asturias son numerosas: Ribadeo, Tina Mayor, Villaviciosa y en especial la Ría de Avilés son estuarios que desembocan en el mar Cantábrico y que son la causa última del nombre Asturias», comenta Cabrejas.
«Es un acrónimo y que como el resto de nominaciones es la sintaxis común de uso de los iberos y de los celtíberos, por otro lado les revelaré que los astures no están al margen de ello. Verán, se da por cierto que nuestro léxico deriva del latín, y esa creencia persiste en nuestros días todavía. Lo que sucede es que las procedencias etimológicas y los significados en general se han extraviado, por desgracia», afirma el investigador, quien añade que ese lapsus «llegó con los romanos y de la mano del latín» a nuestra península.
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