lunes, 20 de agosto de 2018

La intimidad, la privacidad de una persona.

Toda persona (humano que se comunica, o acuerda, a través de la palabra) es un hiperciclo resultado de la intersección de dos subciclos, latente (privado, o personal) y aparente) público, o supra personal) El subciclo latente, nadie debe intercederle, o hacerle público. Hablar, del ciclo latente solo tiene un objeto que es el de robar o robar para injuriarlo.

El saber respetar el “espacio privado” del otro, se adquiere culturalmente por el grupo, familia, o clan.

España es una nación desestructurada al reventarla en 1936 asociado al Estado Vaticano nacido para bloquear la evolución biológica de los vertebrados en general y la especie humana en particular.

España necesita reestructurarse constituyéndose en personas, familias, clanes, comunidades, nación, comunidades, nación, comunidades, nación,  superhombre.

La educación negacionista, acientifíca ha sido mayoritaria. Mi padre recibió, ya desde 1920 recibió educación por parte de maestro republicano traído de Madrid con el fin de obtener el grado de bachiller, que alcanzado, hizo posible su entrada en 1937 en la Escuela General del Aire en San Javier, Murcia, hasta el levantamiento  en armas contra la II República por parte del general Queipo de Llano, hecho al que se opuso mi padre junto con otros compañeros leales a la II República.

Mi padre y mi madre continuó conmigo, por lo que compartí con ellos, hasta su muerte, mi hemiciclo latente, mi vida privada. Nunca hicieron pública mi vida privada, únicamente sabida por ellos, ni tampoco dejaron documento alguno, para hacer público ni privado para después de su muerte.

El sentido familiar con mis padres y abuelo ha sido y es muy fuerte donde la lealtad es la de los 27 candados visigodos que hacían inviolables sus principios, o leyes, su gran tesoro custodiado por Pelayo para depositarlo a buen recaudo en Santa Maria de la Asunción de Lugo de Llanera, patrona del pueblo lughon.

Solo cuatro personas siempre se interesaron por mi, por ser yo, sabiendo respetar su privacidad, la mía y la de ambos. Cincuenta años viviendo sin formar parte de mercado, sino como grupo cohesionarlo por el amor, y solo por el amor. No necesitamos más que la lealtad educada en el ámbito de nuestros grupos de abierta comunicación.

La educación no es posible por la cohabitación en un mismo nicho. Se necesita una dotación genética educable.

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