en los años 80 del siglo XX en la segunda planta oeste del Hospital General de Asturias, primero y en la planta A1 después, un grupo de personas entusiastas en resolver los problemas de los pacientes que tenían a su cargo, descubrieron que los tejidos de los cuales estamos formados tienen un comportamiento periódico de un día, observable a través de las magnitudes denominadas "constantes vitales" y otras, que como la "presión intracraneal" hemos encontrado que también tienen la consideración de "constante vitales".
Si estas magnitudes son "marcadores de salud", también aquellas tres, "hidratación"- de reposición del agua "pérdida" en el comportamiento de vida, o de adaptación al Medio-, de "nutrición" - de reposición de los constituyentes plásticos de los que estamos constituidos los individuos vivos- y de "descanso", o eliminación del "calor no útil" y "materia plástica no útil", o emuctorios, también son "marcadores de salud".
Este hecho hizo que estudiáramos Bromatología, Posturología y hacerlo no solo desde la Ciencia, sino desde la tradición como lo ha sido estudiando como los monjes cristianos habían "sobrevivido". La división del día en horas de hablar con Dios y de ingerir alimentos y cuales.
Desde el momento que conseguimos saber y conocer los "marcadores vitales", o " constantes vitales", pretendimos modificar los procedimientos asistenciales encontrando una "fuerte oposición" por parte de cohabitantes sanitarios, que no compañeros, lo que ha provocado el tomar la iniciativa fuera del centro sanitario en el cual convivíamos unos y cohabitábamos con otros con el fin de dar solucion a los problemas de salud de los pacientes, agredidos y enfermos, de los cuales éramos responsables de "rehabilitarles socialmente".
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