jueves, 16 de agosto de 2018

Comenzamos haciendo camino. Joël nunca dudó

Llegué al portal señalado. Al timbre pregunté por Joël. Si, espere, ella baja.

Abrió la puerta, nos cogimos fuerte por las muñecas y nos besamos en la mejilla.

Se apartó y le dije “moza, ¿dónde vas?

Hacia ti.

Pausó y clavando sus ojos en los míos: mozo, ¿a dónde vas?

Ni vengo ni voy. Abrió sus ojos y respondí! “Vengo por tí para hacer camino juntos. 

¿Vamos?. Vamos? ¡Vamos!

nos dimos un beso en los labios. Abrió la puerta con la mano izquierda cuando me hacía entrar en el portal asiendo con fuerza mi mano.

Entramos en casa y nos fuimos a un salón donde nos sentamos a uno y otro lado de una mesa.

Traemos café, le dijo a una señora.

Comenzamos a tomar un café cuando me dijo que sus padres llegarían pronto.

Papá, este es el hombre con el que haré camino. Muy bien Eres bien llegado, Augusto.

Pronto llegó una mujer, esta es mi madre. Su padre intercedió. Es el hombre con el que harán camino. Muy bien Augusto. Me besó en la mejilla. Eres bien llegado a esta familia que hace tiempo creció contigo.

Terminamos el café los cuatro. Joël regresó con una pequeña maleta.

Nos vamos a París. Besó a sus padres y bajamos al garaje donde cogimos el coche. Salimos rápidamente do camino a París.

 Tenía reservado hotel. Salimos a cenar y no pudimos por estar cerrado dadas las revueltas violentas.

Llevamos días. Cuando quisimos hablar con él presidentr, se marchó a Alemania. Reclamamos su vuelta inmediata con violencia.

En Madrid estamos igual. No ponemos “la imaginación al poder”, sino Tarancón al paredón” ya que recurrimos al concepto de imagen como equivalente a imaginación por la relación entre el maligno y la imagen.

Nos fuimos al hotel y nos cenamos un bocadillo baguette con queso.

 Subimos y sin condón mantuvimos una gestación que se manifestó con el parto de Martín en febrero.

Concebimos y acordamos el 30 de abril. Gestamos el 1 de mayo. No hemos tenido más relación. Acordamos gestar sin compromiso de paternidad. Ella sería madre y no tendría más marido, ni conmigo ni con otro.

A mi regreso de USA, en setiembre, se lo dije a mis padres que fueron a conocer a Joël y a su familia.   No nos comvencieron para que nos  en febrero de casáramos. No era posible y tampoco queríamos. Ellos regresaron a conocer al hijo de Joël y mío en febrero. Yo en abríl. Mi padre les hizo un regalo, así como el reloj y el anillo que el abuelo me había regalado. Coincidieron con el tío Friederich, soltero residente en Graz que nombró heredera universal a Joël y Martín. A mi, dijo, el mayor regalo que le era posible, su única sobrina y a su hijo.



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