sábado, 25 de febrero de 2017

Mi msuoría de edad social.

En 1967 los asesinos franquistas arrasaron Silvota,  mi aldea, aquel lugar donde bajo el azul protector y el amarillo que me dió de comer y el calor para alcanzar mi mayoría de edad, siempre verde. Su actusción dijeron nombrarla "expropiación forzosa". Le correspondía por su propiedad 121.000 pesetas. Regresé a Madrid ese mismo día; no me quedé en casa ni un solo día. Fui a Oviedo, compré papel azul, amsrillo y verde y de ellos salió la bandera de Lughonia, ya en Madrid tras vacisr la tierra que pegada a la casa extraje y envolvím La tierra la coloqué con mis manos en un jarrón verde que recorté. En esa mi tierra sembré apio que había yomado del cultivado al lado de la escalera de piedra de la panera consttuída por mi bisabuelo Alvarín y mi abuelo.
¡Claro está!, por él la "casa de Alvarín".
Una vez en Madrid acudí a pedir explicaciones al Minidterio de la Vivienda. Allá en rl fondo de un largo pasillo oscuro y oliendo mugre, me recibió en un cuartucho pleno de humo de mal tabaco, un retaco de metro y medio con bigote al uso. Me dijo "pasa, pasa" que yo entendí como amedrantante. Vengo..., no me dejó terminar, él continuó "eres Augusto y quieres más dinero". No, vengo para hacerme con el botín robado por ustedes en el atraco a mi casa".
¿Es la finca esta?, me dijo señalando en un "papel grande de cebolla extendido en una mesa/atril de delineante que ya había visto en la delegación de Oviedo".
Con un lapicero me dijo, a la vez que ponía un cero al final de una cifra de 120.000, "¿con esto bastaría?".
Me dí la vuelta, salí cerrando educadamente la puerta. Tras de mí oí: "si comentas algo lo borro".
Cerca del Bernabeu me tomé un chocolate y porras. Llamé a casa: hola mamá. Todo bien, pero tengo que hablar con vosotros dos. Hoy salgo para allá.
No fuí a la casa de Madrid. Regresé en auto-stop hasta León y allí cogí el tres expreso. En Oviedo estuve toda la mañana para llegar a casa por la tarde para coincidir con mis padres y abuela.  Necesitaba aclarar la situación vivida en Madrid.
La conversación en casa fué crítica para mi.

Esa para otro día que explica la condición social y política actual.

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