miércoles, 18 de mayo de 2016

Repugnante homúnculo, por la ventana.

Ayer escuché al presidente de la CEOE y me quedé sorprendido de sus manifestaciones, expresión de una ignorancia total acerca del concepto de contrato y, en particular, laboral. 

Dado que estos días salió al "mercado" el diccionario del español jurídico, iré a consultarlo.


Un contrato es una relación entre partes acordada por ambos y en el que siempre ha de figurar que autoridad en la materia será la que actuará  como juez para actuar en pacto de acuerdo entre diferencias de interpretación en du aplicación o, llegado el momento, ser quien decida la solución al conflicto.

Este sujeto de la acción refiere que los contratos laborales han de ser temporales ya que los de carácter fijo, o indefinido son propios del siglo XIX.

¡Quieto, amigo!. El contrato laboral actual es de obligado cumplimiento por las partes. No se ponga usted patán, o pretencioso muerto de hambre en el saber jurídico del trabajo. Quien no respeta un contrato, o acuerdo, está condenado, por derecho natural a la muerte con inhumación no nombrada. Probablemente su ignorancia no sabe con quien habla. Se lo diré: trabajador sindicado y dispuesto a defenestrar a quien pretenda injuriarle, o injuriar a un compañero.

Quedo a la espera de su negación a la  vida antes de que yo lo haga, como trabajador y como compañero.

Ha traspasado el atrio donde reposan eternamente los compañeros que entregaron su vida en defensa de sus compañeros. No lo dude, no admito arrepentimiento que no sea su muerte y la de su gen

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