miércoles, 25 de julio de 2018

Aguas residuales. El recurso desaprovechado.pdf

PRÓLOGO por Irina Bokova Directora General de la UNeScO 

En un mundo donde la demanda de agua dulce está en constante aumento y los escasos recursos hídricos se ven cada vez más exigidos por la captación excesiva, la contaminación y el cambio climático, sería sencillamente impensable no aprovechar las oportunidades que brinda una mejor gestión de las aguas residuales. Así concluye el Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2017, donde se destaca cuán imperiosa es la necesidad de mejorar la gestión de aguas residuales en pos de nuestro porvenir común. Si continuamos «actuando como de costumbre» estaremos fomentando un mayor deterioro de la situación. Se estima que en el mundo más del 80 por ciento de las aguas residuales (más del 95 por ciento en algunos países en desarrollo) se vierte al medio ambiente sin tratamiento alguno. Las consecuencias son inquietantes. La contaminación del agua en la mayoría de los ríos de África, Asia y América Latina es cada vez peor. En 2012, se registraron más de 800.000 muertes en el mundo a causa del consumo de agua potable contaminada e instalaciones para el lavado de manos y servicios de saneamiento inadecuados. Cada vez son más las zonas muertas desoxigenadas en mares y océanos a causa del vertido de aguas residuales sin tratar, lo cual afecta a los ecosistemas marinos en una superfi cie de 245.000 km2 , con repercusiones en la industria pesquera, medios de subsistencia y cadenas alimenticias. Las aguas servidas siempre fueron consideradas simplemente una complicación a ser desechada, cuando no completamente ignoradas. Sin embargo, esta concepción está cambiando porque la escasez de agua aumenta en muchas regiones y se comienza a reconocer la importancia de la recolección, tratamiento y reutilización de las aguas residuales. La infraestructura es un problema fundamental para todos los países. La disponibilidad de datos continúa siendo una difi cultad constante, especialmente en los países en desarrollo. Un estudio reciente mostró que de 181 países, únicamente 55 contaban con información en materia de generación, tratamiento y utilización de aguas residuales; los países restantes no contaban con información o solo tenían datos parciales. En la mayoría de los países que contaban con información, esta se encontraba desactualizada. Este cuello de botella con respecto a la información impide realizar las actividades de investigación y desarrollo necesarias para diseñar tecnologías innovadoras y adaptar las existentes a las necesidades y características locales. En el Informe Mundial sobre Desarrollo de los Recursos Hídricos 2017 se demuestra que una mejor gestión de las aguas residuales implica no solo la reducción de la contaminación en las fuentes, sino también la eliminación de contaminantes de los fl ujos de aguas residuales, la reutilización de las aguas regeneradas y la recuperación de los subproductos útiles. Conjuntamente, estas cuatro acciones generan benefi cios sociales, ambientales y económicos para toda la sociedad, contribuyendo así al bienestar y a la salud, a la seguridad del agua y la alimentaria y al desarrollo sostenible. La importancia transversal de las aguas residuales se ve refl ejada en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en el Objetivo vi WWDr 2017 PRÓLOGO Irina Bokova de Desarrollo Sostenible número 6 dedicado al agua y al saneamiento y, especialmente, en la Meta 6.3 que propone reducir a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentar considerablemente el reciclado y la reutilización segura a nivel mundial. Para seguir avanzando es imprescindible contar con una mayor aprobación social con respecto a la utilización de aguas residuales. He aquí la importancia de la educación y capacitación, y de las nuevas formas de sensibilización para modifi car la creencia de que estas aguas conllevan un riesgo para la salud y así ocuparse de las inquietudes socioculturales para fomentar la aprobación pública. Esto también es positivo desde el punto de vista comercial. Como elementos fundamentales de una economía circular, la utilización de aguas residuales y la recuperación de sus subproductos pueden generar nuevas oportunidades comerciales y así ayudar a recuperar los costos de las instalaciones nuevas, innovadoras y modifi cadas. De esta forma podremos recuperar energía, nutrientes y metales, entre otros subproductos. Por su parte, la UNESCO a través de su «familia del agua», apoya a los Estados Miembros a la hora de enfrentar los desafíos que presenta la calidad del agua. Entre estas iniciativas encontramos el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la UNESCO, el Programa Hidrológico Internacional, el Instituto UNESCO-IHE para la Educación relativa al Agua con sede en Delft y los numerosos Centros Categoría II y Cátedras alrededor del mundo. Nuestras iniciativas abarcan todo el espectro, desde promover la investigación científi ca, movilizar y divulgar conocimiento, hasta propiciar el intercambio de abordajes tecnológicos y políticas para la creación de capacidades y sensibilización sobre los riesgos asociados a los contaminantes emergentes en el suministro de agua y las aguas residuales. Como siempre, el Informe 2017 es el resultado de la colaboración de las agencias del sistema de las Naciones Unidas y los 31 miembros de ONU-Agua, a quienes les estoy profundamente agradecida. Deseo agradecer al Gobierno italiano por el apoyo que brinda a la Secretaría del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos para garantizar su sostenibilidad y productividad a largo plazo. Con este espíritu es que deseo invitarlos a todos a hacer propio el informe y sus conclusiones, para abogar por nuevos abordajes, equitativos y sostenibles en materia de agua como el medio para alcanzar un futuro más próspero para todos.




















Disponibilidad de agua a nivel mundial - Escasez cada vez más severa año a año Los recursos hídricos (aguas superficiales y subterráneas) se renuevan en el ciclo continuo de evaporación, precipitación y escorrentía. El ciclo del agua es impulsado por fuerzas mundiales y climáticas que introducen variabilidad en la precipitación y la evaporación, lo que a su vez define los patrones de escorrentía y de disponibilidad de agua en el espacio y el tiempo (modulados por almacenamiento natural y artificial). Las observaciones durante las últimas décadas y las proyecciones de los escenarios de cambio climático apuntan hacia una exacerbación de las variaciones espaciales y temporales de la dinámica del ciclo del agua (cf. IPCC, 2013). Como resultado, las discrepancias en el suministro y la demanda de agua se agravan cada vez más. En estudios recientes se ha demostrado que dos tercios de la población mundial vive actualmente en zonas con escasez de agua durante al menos un mes al año (ver Figura 2). Cabe destacar que alrededor del 50% de las personas que enfrentan este nivel de escasez de agua vive en China e India. Esta evaluación mensual de la escasez de agua es esencial, ya que el estrés hídrico como consecuencia de períodos secos puede estar enmascarado con los promedios anuales de disponibilidad de agua. Las evaluaciones basadas prólogo 11 Aumento Disminución Figura 3 Cambios pronosticados en la frecuencia de inundaciones* * Ilustrado como el cambio del período de retorno de una inundación de 100 años. Las simulaciones muestran la mediana de los resultados de 11 Modelos de Circulación Mundial (MCG) en el escenario futuro RCP 8.5 y se compara la diferencia entre los períodos 2071-2100 y 1971-2000. Fuente: Hirabayashi et al. (2013, Fig. 1a). Reimpreso con autorización de Macmillan Publishers Ltd: Nature Climate Change, © 2013 Período de retorno (años) en la cuadrícula, como se muestra en la Figura 2, pueden agregarse fácilmente a la escala del país y proporcionar más información sobre la variabilidad dentro del país. Los números promedio pueden ser engañosos, particularmente en países con distintas variaciones espaciales de recursos hídricos y usos como, por ejemplo, Australia, Brasil, Chile, Rusia y los Estados Unidos. Alrededor de 500 millones de personas viven en zonas donde el consumo de agua supera los recursos hídricos renovables locales en una relación de dos a uno (Mekonnen and Hoekstra, 2016). Esto incluye partes de la India, China, la región mediterránea y Oriente Medio, Asia Central, partes áridas de África subsahariana, Australia, el centro y oeste de América del Sur y el centro y oeste de América del Norte. Algunas zonas donde los recursos no renovables (esto es, las aguas subterráneas fósiles, nunca una fuente sostenible) continúan disminuyendo, se han vuelto extremadamente vulnerables y dependen de las transferencias de agua de áreas con abundante agua. Si bien las inundaciones y las sequías son un fenómeno natural y una parte de la dinámica espacio-temporal variable del ciclo del agua, la frecuencia y la gravedad de las inundaciones y las sequías han cambiado en muchas cuencas fluviales en todo el mundo, a menudo por una combinación de cambio climático y actividades humanas. Los cambios en el uso de la tierra, incluida la urbanización, la canalización de los ríos y otras actividades humanas, modifican la capacidad de almacenamiento de las cuencas hidrográficas y afectan los flujos elevados, así como la recarga de los acuíferos y los estiajes. Los cambios en la capacidad de almacenamiento y los procesos de generación de escorrentía pueden aumentar la ocurrencia de desastres relacionados con el agua. Es probable que las frecuencias de las inundaciones (Hirabayashi et al., 2013) y las sequías (IPCC, 2013) cambien con el aumento de las temperaturas. Los resultados de un conjunto de proyecciones (ver Figura 3) muestran un gran aumento en la frecuencia de las inundaciones (representado por las áreas azules, donde aumentaría la frecuencia de eventos que ahora se consideran inundaciones de 100 años) en muchas áreas, incluidas la India, el sudeste asiático y África Central y Oriental, mientras que en otras áreas disminuye la frecuencia de inundaciones pronosticadas (representadas por las zonas amarillas/rojas). Tener agua en exceso (inundaciones) o en cantidades insuficientes (sequías), a menudo acompañada de agua demasiado sucia (concentraciones de contaminación más altas en ambos extremos), hacen aún mayor la necesidad de usar aguas residuales.

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