domingo, 3 de julio de 2016

Ordenación del territorio

Contra viento y marea
Ramón Álvargonzález

4. Ordenación del territorio

Cuando proliferan organismos de la Administración que justifican el pago de nóminas con la misión de ordenar el territorio, si se stiende a lo que reza  su denominación oficial, no resulta ocioso preguntarse  si en Españs han existido o existen actividades administrativas que, en rigor, quepa calificar como de ordenadoras del territorio.

En etapas históricas anteriores a la edad contemporáneaves evidente wue sí ha habido actuaciones territoriales que responden a diseños ejecutados por el poder político. Recuérdense, por ejemplo, los procesos de repoblación  bajomedieval de iniciativa real, o la creación de las nuevas poblaciones en Andalucía durante el rrinado de Csrlos III. En ambas ocasiones se elaboraron proyectos de explotación del territorio, apoyados en unos determinados tipos de poblamiento, con unos diseños específicos de sus funciones y formas, se ejecutaron porque el poder político, de carácter absolutista, tenía un control directo de los elementos de ejecución del planeamiento. Proyectos más cercanos a nosotros, como los de los ochocentidtas confederaciones hidrográficas, que suponían así mismo una acción territorial, no pasaron del papel, acaso porque entonces el poder político ya no controlaba directamente todos los elementos del planeamiento
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NOTA.- La destrucción de la extracción del carbón impone una política de ordenación del territorio.
La destrucción de la no viabilidad de los polígonos industriales, impone una política de ordenación del territorio.
La destrucción de los barrios viejos de las poblaciones impone una política de ordenación del territorio.
La migración por la condtrucción de viviendas, impone una política de ordenación del territorio.
El encehecimiento de la población y el crecimiento negativo de esta, impone una política de ordenación territorial.

No parece apropiada una política de ordenación del territorio como la que impuso Carlomagno y ha dado lugar a un pueblo sin raíces ni copas como es el caso del poblamiento de Cataluña, que clama por una identidad que no tiene.
No psrece apropiada una política de ordenación del territorio como la que impuso Franco en Coruño y Villabona, poblamientos sin raíces ni copas.

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