El individuo no mantiene relación comunicativa alguna con el medio, en particular con otros de su especie, cohabita constituyendo poblaciones. Cuando la relación es comunicativa, convive con los de su especie constituyendo sociedades.
La cohabitación es una relación no creativa sino lucrativa, entre presa y depredador. El individuo tiene la desconfianza respecto al otro, el instinto le lleva a ser "el cortinilla", el vigilante del comportamiento del otro, vigilando todo movimiento del otro, pensando que es presa. Su actividad no es más que vigilar al otro, hablar de sí mismo, de sus bondades para evitar ser presa.
Es el marido o mujer que busca en el bolsillo del otro, registro alguno de su comportamiento depredador. El de los padres con sus hijos, el tenido con el vecino, con el compañero de trabajo.
Las personas, las familias, las tribus, las sociedades, se construyen con confianza, con empatía, con gravedad, con esa fuerza organizada en semiretículo, o redes naturales.
Las hoy sabidas como "redes sociales", en realidad son "redes poblacionales".
Las ondas gravitacionales son ondas sociales.
Las hoy sabidas como "redes sociales", en realidad son "redes poblacionales".
Las ondas gravitacionales son ondas sociales.
Púlsares y ondas gravitacionales
La teoría de Einstein también predice la existencia de ondas que se propagan en el espacio-tiempo, como resultado del movimiento o colapso de objetos masivos.
La existencia de ondas gravitacionales fue confirmada hace unos 30 años gracias a los radio púlsares. Este descubrimiento fue galardonado con el Premio Nobel en 1993. Además de ello, en 2016 el interferómetro láser LIGO hizo la primera detección directa de ondas gravitacionales debido al movimiento de objetos de tamaño estelar. No obstante se espera encontrar ondas gravitacionales a una escala mucho mayor, cósmica.
Se cree que tanto el nacimiento del Universo en el Big Bang como la colisión de agujeros negros supermasivos en el centro de las galaxias más tarde pueden producir ondas gravitacionales que continúan propagándose hasta nuestro Universo cercano.
La precision de los púlsares, junto con la red de sincronización de púlsares (PTA, por las siglas del término ingles “Pulsar Timing Array”), en combinación con el telescopio SKA, proporcionarán una oportunidad única para encontrar estas escurridizas ondas gravitacionales a longitudes de onda que ningún otro instrumento existente o planificado hasta ahora será capaz de detectar.
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