CATALINA LA GRANDE: EL PODER DE LA LUJURIA – Silvia Miguens
La autora nos describe la apasionante vida de Sofía Federica Augusta de Anhalt-Zerbst, conocida familiarmente como Figchen. Esta niña nacida en Settin, actualmente Polonia, se convertirá en la emperatriz rusa más influyente de la historia: Catalina II de Rusia.
Desde los primeros años de su infancia Figchen, como le gusta que le llamen sus seres más queridos, está destinada a ocupar un lugar importante en la aristocracia mundial. Su madre siempre intentó emparentar de una forma u otra con los personajes más influyentes de la sociedad del momento y lo consiguió gracias a la pequeña Sofía. La relación entre ellas nunca fue buena, lo que propició que con su tío Georgie fuese completamente distinto (varios años mayor que ella): con él descubrió el primer amor, las primeras caricias y los primeros deseos sexuales.
A lo largo de los capítulos vamos viendo cómo Isabel I (emperatriz rusa durante la infancia de Figchen) la escoge como esposa para su sobrino Pedro III, a quien elige como heredero al trono ruso, cómo cambia su nombre por el de Catalina o cómo abandona sus creencias y se convierte a la religión ortodoxa. Desde ese momento Catalina quiere convertirse en la próxima zarina rusa y hace todo lo posible para conseguirlo, sin causarle demasiados problemas o dolores de cabeza todos los obstáculos que se presenten a su alrededor.
Su matrimonio con Pedro no resultó como se esperaba y tuvo que buscar el cariño y el amor en brazos de otros hombres (se dice que cada hijo que tuvo fue de un padre distinto y ninguno de ellos fue hijo de Pedro). Cada poco tiempo, el inquilino de la habitación contigua a la de la zarina, era sustituido por otro más joven, más apuesto o más acorde con las ideas de la emperatriz.
Desde los primeros años de su infancia Figchen, como le gusta que le llamen sus seres más queridos, está destinada a ocupar un lugar importante en la aristocracia mundial. Su madre siempre intentó emparentar de una forma u otra con los personajes más influyentes de la sociedad del momento y lo consiguió gracias a la pequeña Sofía. La relación entre ellas nunca fue buena, lo que propició que con su tío Georgie fuese completamente distinto (varios años mayor que ella): con él descubrió el primer amor, las primeras caricias y los primeros deseos sexuales.
A lo largo de los capítulos vamos viendo cómo Isabel I (emperatriz rusa durante la infancia de Figchen) la escoge como esposa para su sobrino Pedro III, a quien elige como heredero al trono ruso, cómo cambia su nombre por el de Catalina o cómo abandona sus creencias y se convierte a la religión ortodoxa. Desde ese momento Catalina quiere convertirse en la próxima zarina rusa y hace todo lo posible para conseguirlo, sin causarle demasiados problemas o dolores de cabeza todos los obstáculos que se presenten a su alrededor.
Su matrimonio con Pedro no resultó como se esperaba y tuvo que buscar el cariño y el amor en brazos de otros hombres (se dice que cada hijo que tuvo fue de un padre distinto y ninguno de ellos fue hijo de Pedro). Cada poco tiempo, el inquilino de la habitación contigua a la de la zarina, era sustituido por otro más joven, más apuesto o más acorde con las ideas de la emperatriz.
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