Hoy, 25 de febrero, día del padre adoptivo, del que te educa.
El mío, no solo ha sido biológico, como mi madre me decía, sino por nuestro ADN.
Sí sé que mi padre es adoptivo. Me educó, no solo en lealtad sino que también me educó en la lectura comprensiva y crítica.
El paisano de Galapagar, para mi padre, el innombrable. Los visitamos el abuelo, mi padre y yo, en Somosierra, cuando me llevaron a Madrid para que conociera el túnel, todavía no abierto. Los cuatro lo visitamos a caballo y el abuelo me habló, junto con un ingeniero, acerca de una vía terrestre y lo que significaba un túnel.
Muchos recuerdos de mi padre prendido. Ahora que estoy en silencio, sus brazos son mis brazos y sus piernas las mías. Mi madre nos mira cómplice.
Un beso, padres.
Manuel Chaves Nogales
A sangre y fuego
"Ya al pie de la Sierra, en Torrelodones, no fue tan fácil la faena.
Cuando los milicianos cercaron la choza del pastor adonde les había conducido el asistente traidor, unos mastines les delataron y un hombre barbudo y recio salió en mangas de camisa con una escopeta entre las manos y en dos saltos ganó unos riscos próximos tras los que se parapetó. Desde allí, como un jabalí acosado por la jauría estuvo defendiéndose. Dos de los milanos cayeron; uno con la cara deshecha y otro con las piernas acribilladas por el plomo de los trabucados. Entre el resplandor de los fogonazos continuos Pedro descubrió a lo lejos una lucecita que parpadeaba como si interrogase."
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