jueves, 7 de febrero de 2019

asturcon


La historia del mítico caballo asturcón se remonta a la última glaciación cuaternaria


El estudio más completo realizado sobre los asturcones ha sido realizado por el ingeniero agrónomo Miguel Angel García Dory. Este libro, titulado Asturcón, caballo de los astures, acaba de ser editado por la Caja de Ahorros de Asturias. Las guerras que cántabros, astures y galaicos sostuvieron contra el imperio romano durante el siglo I antes de Cristo hicieron universalmente famosos a sus dos clases de caballos: unos eran pequeños y bastos, pero muy rudos y se llamaban asturcones. Los otros eran esbeltos y más finos, y se conocen como thieldons. Un tercer y misterioso caballo, al que llamaban disex, vivía en los bosques y era objeto exclusivo de caza.
Durante los siglos posteriores a Cristo, después de la victoria del imperio romano, los asturcones alcanzaron la cresta de su fama, hasta el punto de que con su nombre se destinaba más que a una raza específica, a un tipo de caballo con unas cualidades determinadas. Miles de ellos fueron entonces capturados, domados y exportados de Asturias hacia numerosos lugares del imperio. Para las tribus del norte de España estos caballos cumplieron un triple papel: animal de carga, auxiliar imprescindible en la guerra y el de su heroización en las religiones autóctonas.Hoy, el thieldon ha desaparecido, y el pequeño asturcón se encuentra en trance de extinción a corto plazo.

El testimonio más antiguo que se conoce de caballos domesticados en Asturias es anterior al siglo VII antes de Cristo y pertenece a un misterioso pueblo de cultura no celta que se extendía sobre los ríos Navia y Eo, por el oriente de Asturias y por el norte de Burgos. Las razas celta y la autóctona proceden del ancestral caballo de Solutré, según García Dory.

El rito funerario del caballo

El episodio histórico que mayor relevancia dio a los caballos de Asturias fue la guerra de las naciones cántabra, astur y galaica contra el imperio romano. Del rito funerario del caballo se deduce su carácter sagrado. Los textos literarios hablan de sacrificios de caballos, cuya sangre bebían los cántabros, según Horacio y Silo Itálico. Con este rito, los antepasados de los asturianos buscaban su identificación con lo que más apreciaban de cuanto les rodeaba: sus valientes y útiles caballos. El historiador J. M. González estima que la larga y cruel guerra de los cántabros, astures y galaicos frente a los romanos en defensa de su independencia obedece, como ocurrió contra la invasión musulmana o contra Napoleón, a una constante de la raza. Los romanos sometieron a las belicosas tribus del norte de la Península para apoderarse de una de sus grandes riquezas naturales: el oro, si bien cubrían su acción con el velo de llevar la civilización y suprimir la «barbarie» al pueblo atacado. Estrabón destaca el papel de los caballos en esta guerra. El arma principal de los astures a caballo era la lanza arrojadiza. Cada animal transportaba a dos guerreros al campo de batalla, donde se bajaba uno de ellos mientras el otro permanecía montado.El asturcón fue igualmente utilizado en la guerra de la Reconquista. Su número durante la Edad Media era tan abundante que los campesinos pagaban con él sus impuestos. La Edad Moderna introdujo razas exóticas cuyas principales secuelas fueron el mestizaje y la decadencia de la raza autóctona. En la expedición de la Armada Invencible fueron embarcados ejemplares de ponis cantábricos, entre el os algunos asturcones.
El caballo thieldor sobrevivió hasta fecha reciente. En 1940 aún existían ejemplares o formas muy parecidas a ellos en algunos lugares de las montañas asturianas. Del asturcón actual se conocen dos formas: la del macizo del Sueve y montañas limítrofes, en la zona oriental, y la de Occidente, sobre la que existe un desconocimiento mayor.

Una posibilidad a confirmar

En el Sueve hay unos ochenta ejemplares, localizados en la cordillera y en otras zonas próximas, más al interior, como los concejos de Parres, Ponga y Campo de Caso. Se trata de una forma bastante mestizada, aunque con un núcleo selecto de animales aceptables que, a su vez, se divide en dos tipos: uno, de perfil recto, hocico oscuro y miembros bastante gráciles, y otro, muy poco numeroso, de perfil subconvexo, hocico blanco y miembros más fuertes y cortos. Los primeros parecen afines a los desaparecidos thieldons, y su pequeño tamaño puede ser debido al régimen de subalimentación. Los segundos son, posiblemente, descendientes del genuino asturcón o caballo pequeño de la montaña asturiana. Respecto al asturcón de la zona occidental existen indicios según los cuales podría tratarse de una población equina menos mestizada que la del oriente, y más numerosa. De confirmarse esta tesis, estaríamos ante una valiosa reserva de caballos asturcones de pura raza, descendientes directos no sólo de los que poseyeran hace dos mil años las tribus astures, sino también, incluso, del caballo solutré, que se extendió por Asturias y Europa durante la última glaciación cuaternaria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de enero de 1981

MÁS INFORMACIÓN

  • El ingeniero García-Dory publica el libro más completo sobre esta misteriosa raza

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