viernes, 27 de julio de 2018

Las frases más polémicas de la sentencia de Juana Rivas


Las frases más polémicas de la sentencia de Juana Rivas

El juez ha condenado a la madre de Granada a cinco años de cárcel y seis sin la custodia de sus hijos



Sentencia Juana Rivas
Juana Rivas, en una imagen tomada en 2017 en el exterior del Juzgado de Granada. AFP

Juana Rivas, la madre de Granada que no devolvió a sus hijos al padre de estos, el italiano Francesco Arcuri, conoció hoy viernes la sentencia por la que ha sido condenada a cinco años de cárcel y seis de inhabilitación, además de tener que indemnizar a su expareja con 30.000 euros por daño moral y material, y al pago de todas las costas del juicio. El juez Manuel Piñar, titular del juzgado penal 1 de Granada, ha dado la razón casi en tu totalidad a los argumentos de la defensa de Arcuri. Lo que sigue a continuación son los argumentos principales de la sentencia.

La decisión de abandonar Italia y no entregar a sus hijos al padre

El 12 de julio de 2016 interpuso denuncia por malos tratos contra Francesco en el Juzgado de Violencia 2 de Granada [...] cuando en realidad había adoptado la decisión de no retornar con los dos hijos a Carloforte y mantenerlos con ella en Granada. […] (Después de no entregar a los hijos) la acusada toma parte en una campaña mediática, con rueda de prensa incluida. […] (Juana Rivas) explicó que se vino con los dos menores y tenía billete de vuelta para el 27 de junio, pero no volvió porque no quería vivir bajo la tortura de Francesco, y aunque era consciente de que la justicia le reclamaba los niños, no creía que le obligaran a entregárselos a él porque la maltrataba y tenía que protegerlos.

Los presuntos malos tratos entre 2009 y 2016

La acusada no ha acreditado haber sufrido malos tratos entre 2009 y 2016, ni siquiera haberlos denunciado. Cierto que en 2009 el juzgado de lo Penal 2 de Granada en sentencia de 26 de mayo, condenó por delito de malos tratos a Francesco Arcuri al estimar probado que estando este, junto al hijo común de 3 años, en el domicilio familiar de Granada, a las 5.30 del 7 de mayo de 2009, llegó Juana Rivas y él le pidió explicaciones acerca de dónde había estado toda la noche, lo que motivó una discusión entre ambos, en el curso de la cual, él golpeó a Juana.
Tras este incidente la pareja se reconcilia y se traslada a vivir a Carloforte, Italia, y no se inicia ningún procedimiento contra Francesco por malos tratos, salvo la denuncia que ella interpone el 12 de julio de 2016, ante el Juzgado de Violencia 2 de Granada, cuando empezó a mostrar excusas para no volver a Italia. […] No explicó ni se comprende que si fue maltratada en Italia entre 2012 y 2016, al nivel que ella dijo, de tortura y terror, no denunciara allí al momento en que se producía cada uno de los varios episodios que tuvieron lugar.

No hubo maltrato, sí una falsa acusación para obtener la custodia de los hijos

El origen de ese estrés (de Juana Rivas) está derivado solo por una percepción de la convivencia familiar, en la que como suele ocurrir, seguramente había momentos de tensión, desacuerdos, disputa o discusión, pero de ahí al maltrato hay una diferencia.
[...] Sabido es el efecto tuitivo que despliegan los poderes públicos con respecto a las personas afectadas por malos tratos, uno de los cuales es apartar a los menores del maltratador, y, lógicamente, con esa perspectiva, no es extraño, como muestra la práctica, que en algunos casos, se recurra a esta vía como medio de obtener ventajas procesales.
Los hechos muestran que ella decide separarse en el verano de 2016 y por sí misma o porque alguien le asesora, se percata que hay un escollo importante con la guarda y custodia de los dos niños y para obtenerla a su favor, decide explotar el argumento del maltrato.
En las circunstancias de ulterior reconciliación, con nacimiento de otro hijo, ve que es difícil explotar el maltrato de 2009 como recurso argumental en su favor, por lo que decide interponer denuncia el 12 de diciembre de 2016 y relatar otros sucesos ocurridos en el pasado, entre 2012 y 2016, en los que el hijo también habría sido víctima según ella, durante la convivencia que tuvieron en Italia, que pudo haber denunciado en su momento

Las presuntas secuelas por maltrato en los hijos

No se detecta rastro alguno de las secuelas y vestigios que deja en un menor el hecho de haber tenido que “ponerse en medio del padre y la madre, para proteger a esta cuando recibía golpes”, o tener que imitar “estar enfermo y no ir al colegio para quedarse con la madre y protegerla” o haber “recibido frecuentes golpes en la cabeza”.
La experiencia en este tipo de sucesos, muestra que los maltratadores habituales, que efectivamente desarrollan una forma de tortura, suelen ser personas de mente atávica y primigenia [...]. Por ello no suelen reparar ni ponerse límites en presencia de menores [...] Ese ambiente suele dejarles una imborrable huella y los profesionales psicólogos saben cómo detectarla [...]. Las manifestaciones de ella en esa denuncia del 12 de julio de 2016 alusivas a que el hijo mayor ha presenciado malos tratos, tenía que interponerse entre ella y el padre para evitar golpes o simular enfermedad para protegerla, han carecido del más mínimo y elemental sustento probatorio.

El argumento de la protección de sus hijos para no entregarlos y el daño a futuro

Su pretendido afán de proteger a sus hijos entra en contradicción con sus actos, pues no ha reparado en el daño futuro que puede causar a estos el hecho de aparecer en varios medios acusando al padre de torturador, mientras grupos de personas de forma irreflexiva y visceral le muestran su apoyo.
En un mundo donde toda la información queda registrada y documentada a disposición de cualquiera, esos datos pueden ser también conocidos por sus hijos en el futuro y desde luego que el impacto en ellos no se augura bueno.

El uso de los medios de comunicación

(Juana Rivas) orquesta una campaña valiéndose de medios de comunicacióny organismos públicos, que le dan su incondicional apoyo, todo ello con la mal calculada creencia de que así obtendría ventajas a su favor.

Las víctimas son los hijos y el padre

Los menores y el padre quedaron privados de verse durante más de un año.[...] La acusada no sólo ha negado el ejercicio del derecho del padre a relacionarse con sus hijos y de estos con el padre. Ha vilipendiado a este de forma despectiva hasta el último momento, imputándole unas conductas muy graves y reprobables, que no han existido porque no se han probado donde se debió hacer.
Predicar a los cuatro vientos que una persona maltrata, tortura y aterra a su familia, e incluso, que ha golpeado al hijo mayor, cuando no hay una condena firme, ni siquiera una investigación en trámite, y arengar a una multitud irreflexiva y visceral, para hacerla cómplice de ese escarnio, tratando de que la apoye de forma más o menos explícita, es una afrenta que muestra una voluntad dañina y lesiva de elementales derechos como el honor o el de presunción de inocencia con rango constitucional [...]
[...] Ello conlleva daños, no solo de tipo moral, en cuanto que se ha atacado la dignidad y honor de la persona y su imagen, sino también de naturaleza económica incuantificable, pues la sensibilidad social que hay sobre la lacra del maltrato, ha llevado a muchas personas a aislar al maltratador convicto; a señalarlo y rehuirlo a la hora de una oferta de trabajo, de un negocio y de muchos otros aspectos de la vida social que van más allá del rechazo personal.

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