La subrogación de vientres y de cunetas ha sido una pràctica habitual por los cobardes genocidas.
Los genocidas norteafricanos subrogaban los vientres de las mujeres leales a la II República por órden de los sicarios del general genocida Franco, al considerar que engendraban perros.
Las cunetas fueron consideradas vientres de mujeres leales, por lo que mataban los hijos de estas mujeres y los ocultaban de ellas.
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