lunes, 23 de julio de 2018

La escritura y el libro en el reino visigodo.

Cuando llegaron a España los visigodos tenían una escritura propia, a la que se denomina ulfiliana, del nombre de su inventor, el obispo Ulfilas, muerto el año 382, que la utilizó en su traducción de la Biblia a la lengua goda, conservada, aparte de en algunos fragmentos, en el Codex Argenteus, de la Universidad sueca de Uppsala, llamado así por estar escrito con letras de plata sobre pergamino teñido de púrpura. Los fragmentos y el códice son de tiempos posteriores.

El alfabeto constaba de 26 letras, la mayorís tomadas del griego, aunque unas pocas lo fueron del latin y un par de ellas de las runas. Los visigodos continuaron utilizándolo probablemente hasta mediados del siglo VI, pués Recaredo, después de su conversión  al catolicismo, ordenó que todos   los documentos arrianos se llevaron a una casa de Toledo, donde fueron quemados.

Es de suponer que la destrucción se prosiguió en las sedes episcopales y en los monasterios. Si algún manuscrito se salvó, facilitaron su pérdida posterior el desinterés por las obras arrianas y las dificultades para la supervivencia de toda clase de libros y, en especial, de documentos, cuyo valor, al producirse la invasión musulmana, disminuyó o desapareció.

En el periodo visigodo la población hispaorromana siguió usando las letras unciales y semiunciales romanas en la cancillería regia y en los libros, aunque pronto ganó terreno una cursiva que se había ido formando en los últimos siglos del Imperio y terminó evolucionando en la letra visigótica. Es el mismo fenómeno que se produjo en las Islas Británicas, Francia e Italia donde aparecieron unas escrituras diferenciadas de la romanas con características especiales en cada uno de los lugares, que se denominan genéricamente letras nacionales o precarolinas,  anteriores a la reforma impulsada por Carlomagno, o cos nombres geográficos específicos: insular, merovingia, beneventana y longobarda.

Durante la Edad Media, a la letra formada en España se la llamó mozàraba o toledana, pero en el siglo XVII el erudito benedictino Francés Mabillon  la denominó gótica, nombre que utilizó también  en el siglo XVIII el paleógrafo español Andrés Merino. El nombre de visigótica apareció en el siglo XIX y, desde entonces, goza de general aceptación, a pesar de que no hay seguridad de que fuera utilizada en la monarquía visigoda y caracterizó a los textos escritos en España, después de su desaparición, desde el siglo VIII al XII.


3. El libro en el reino visigodo
Hipólito Escolar
Historia Ilustrada del libro español

Los manuscritos

Ediciones Pirámide S A, 1993
ISBN: 84-368-071-0

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