viernes, 18 de octubre de 2019

No hsbía perdido mi afectividad.

Aquel año, el día de los Premios Príncipe de Asturias  a las 6 de la tarde, olí el café y sentí el crugir de las galletas.
Me alegré, no perdí la afectividad
A la vez veía como pensaba que me robaba
No había perdido la conciencia ni el ritmo nictameral.

Se lo comuniqué por fono a mis hijas.

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