Cada día somos menos quienes transitamos de la dictadura a la democracia.
No se ha de confundir cohabitar en torno a noviembre de 1975 con convivir en aquel espacio desmesuradamente ancho y, por ello, lento.
Cuando hablas con quienes soplaban en aquellas fechas sabes distinguir entre cohabitantes y convivientes.
La forma de convivencia que le dimos en bautizar "España" era una creatura de los convivientes en contra de los deseos de quienes eran cohabitantes.
En aquel tiempo, los cohabitantes eran 2/3 de la población. Los onvivientes, eran 1/3.
En el tiempo de hoy, la distribución se sigue manteniendo. Los convivientes consideraban que los cohabitantes eran educables. No, eran domesticables. Tanto es así que se les acostumbró a darles de comer en la mano a la vez que se les rascaba la cabeza.
Hoy, ya no hay convivientes que les den de comer en la mano. No hay puestos sino trabajo. No saben reconocer las diferencias y, por ello, culpan a los conviviente que no les ofrecen la comida en la mano. No saben como pastar, o pacer.
Téngase en cuenta que España es hija de las regiones. España no es madre de las regiones.
Cuando se escucha a Castilla decir que es madre de las regiones y que es ella la legítima, aprecia como la madre es la que parió sin reconocer a sus hijas.
Cuando se escucha a Vasconia, Navarra, Aragón, Valencia, Mallorca y Catalonia, se aprecia que no reconocen a España como su hija. Ellas tratan de culpar a España de ser su madre.
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