jueves, 25 de febrero de 2016

El silencio no asiente.

En múltiples ocasiones he hecho anotación acerca de la estructura de todo observable. Este tiene una rstructura de hiperciclo consecuencia de la intersección de dos subciclos: aparente y latente.
Alejado en el tiempo el humano se refería al subciclo latente como el Inframundo por donde donde se desplaza el objeto en la bsrca de La Parca.

Con una interpretación sistémica hemos de entender que el subciclo aparente es, a su vez, el resultado de la intersección de dos subciclos: manifisto y silencio.

Si el Inframundo es el tiempo su dios y, por ello, del mismo no se revierte al mundo de los vivos, según el parecer simplón, o cantinflada. Sin embargo, el Supramundo es el espacio su dios y, por ello, del mismo se revierte al mundo de los manufiestos desde el mundo del silencio, según la opinión, o razón.
El silencio es el inframundo sobre el que adienta el mundo, como su cómplice para desemmascarar al simplón humano, o idiota.

Es complaciente el estudio del otigen del "silencio administrativo", como fórmula para vestir al idiota con la máscara de político.

Sin embargo, es propio, es la idio-sincrasia del idio-ta confundir el silencio del político con el silencio de aquello que este administra para mantener la agregación de la población de idiotas.
El silencio no es asentimiento en la naturaleza del político. Cuando este hecho no lo tiene en cuenta el idiota, el político le envía la Parca.

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