miércoles, 24 de febrero de 2016

El placer de contemplar una obra de arte multicolor.


El placer de contemplar una obra de arte multicolor...


ALTOS ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS
Rafael Sánchez Ferlosio
El castellano y la constituciónI
I. LA PROSA DE LA CONSTITUCIÓN.
Hace veinte años me había propuesto no decir ya ni mu sobre asunto de lenguaje, no por otra cosa, tras millares de noches y cientos de cuadernos, que por mi salud mental. Pero, como todavía hay personas que siguen llamándose a agravios por el primer párrafo del artículo tercero de la Constitución hasta desde Nueva York, como en una carta abierta apoyada por cincuenta y dos firmantes y publicada el 13 de diciembre de 1996 en cierto diario de Madrid, me veo empujado a hacer una excepción y "cantar la mía" -como decían en el Tartarín de Tarascón- sobre el asunto. La carta se revuelve, como de costumbre; contra el hecho de que se designe como "castellano" la lengua que ellos llaman "español". Pero de esto me ocuparé en último lugar, porque antes quiero hablar de la redacción del dicho párrafo del dicho artículo, que, para memoria del lector, transcribo: "El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla".

# 1. (Qué se define). ¿Qué se trata de definir o establecer: cuál es la lengua oficial del Estado o qué es el castellano? Todo hace suponer que lo primero, o sea, cuál es la lengua oficial del Estado. Es un extraño capricho lógico-sintáctico o, a mi juicio, una rotunda incorrección el que lo definido aparezca en el segundo miembro de la frase, de tal manera que, rectamente entendida, sería, tal como está, una definición o determinación del "castellano", esto es, una respuesta a la pregunta "¿qué es el castellano?". Compárese con "Isaac es el hijo de Abraham" y "el hijo de Abraham  es Isaac": en la primera frase se define o determina quién es Isaac; en la segunda, quien es el hijo Abraham. Sé muy bien que hay contextos en que este orden de los términos se invierte, pero tal inversión tiene su propia función gramatical y además se marca con una sobreactuación --totalmente gramaticalizada-- del término enrocado. El contexto que suele dar lugar a semejante enroque es el de una afirmación equivocada, que pretende corregir: si alguien ha dicho  "Jacob es el hijo de Abraham ", se le enmienda el error replicando "Isaac es el hijo de Abraham" (donde la cursiva representa la sobreactuación); de manera que, mientras en la primera frase el definido o determinado no es "Jacob", sino "el hijo de Abraham". El enroque, marcado por la sobreacentuación, equivale a decir: "Isaac, no Jacob, es el hijo de Abraham".

# 2. (La determinación). ¿A qué responde ese añadir  al sustantivo lengua el determinante de española en "es la lengua española oficial del Estado"? Puesto que "el castellano" es una especie del género "lengua española", en el contexto de una taxonomía piramidal, o sea, implicante, la frase que vengo comentando podría compararse con esta: "El caballo es el animal de Carreras cuadrúpedo favorito de Inglaterra".
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