miércoles, 17 de febrero de 2016

Cuando se ha de cambiar de trabajo.

El trabajo es el medio de participación social, por lo que comienza en el período conocido como Concepción y no tiene fin, ni cuando no exista ser consciente.

El trabajo como sumisión, o esclavitud existirá mientras los individuos humanos idiotas estén presentes en el mundo, no en el  universo. 

ocultos entre la belleza de la juventud.

Cuando solo existan individuos humanos políticos en el universo, no en el mundo, no existirá esclavitud.

solo la educación nos hará libres, o políticos,  no idiotas.

La educación no es propia del joven sino de la persona.


eLa casta Susana se haba del muto de la gerontocracia y como los viejos, ocultando sus vergüenzas e, o ignorancia entre los árboles, observan la belleza de la juventud, de la que está en continuo aprendizaje.

La eterna juventud es la que disfruta el eterno alumno.

La casta Susana es castaporque nunca pierde la virginidad, o deseo de saber y, sobre todo de transformar este en conocer: concibe el hijo Conocer y engendra el hijo Saber.


El hijo concebido no deja de ser hijo porque los concibientes mueran. El hijo engendrado sin ser concebido deja de ser hijo cuando mueran aquellos que lo engendraron.

Solo los individuos humanos sociales, políticos, o educados conciben.

Solo los individuos humanos poblacionales, idiotas, o no educados engendran.

Solo los concibientes habitan el Inframundo. Los en gestantes habtian el Caos.

Solo los concibientes tienen la propiedad de la Memoria. Los engendrantes no tienen la propiedad de la Memoria. No es que sean desmemoriados. Para ser desmemoriados han de tener Memoria.

El viejo no ha sido maduro, niño ni concebido.

El concebido cambia continuamente de trabajo.






¿Cada cuánto hay que cambiar de trabajo? Descubra si ha llegado su hora

La clave está en reconocer el fin de un ciclo










Trabajo fijo y para toda la vida. A ser posible con 14 pagas anuales y vacaciones en agosto. Este ha sido el santo grial durante años en nuestra sociedad. Para conseguirlo, empezar de aprendiz en una empresa e ir ascendiendo hasta llegar a la cúspide tres décadas más tarde era el modus operandi habitual. Cambiarse a la competencia o buscar otro trabajo suponía un movimiento arriesgado desde el punto de vista profesional y personal.

Una combinación de la coyuntura económica y la educación que han recibido los trabajadores más jóvenes ha dado lugar a una nueva mentalidad. Ahora es difícil encontrar empresa y trabajadores dispuestos a formar un matrimonio bien avenido hasta el fin de sus días (laborales).
Va ganando espacio el perfil de un profesional movedizo, inquieto, pero que a su vez es capaz de asumir desafíos en poco tiempo y de manera eficaz. Unaencuesta publicada por el periódico inglés The Guardian indica que un 90% de los jóvenes de la Generación Y o millennials (nacidos entre 1982 y 2004) no permanecerían más de cinco años en el mismo puesto de trabajo. Un tercio de los encuestados no tiene intención de mantenerlo durante dos años.
Pero, ¿trae beneficios este cambio continuo de trabajo? En la opinión de Nacho Somalo, decano de la Impact Business School de la Universidad Europea de Madrid, es altamente positivo. "Enriquece mucho al profesional desempeñar tareas de responsabilidad en distintos ámbitos", explica. Pero matiza: "Ojo, no es lo mismo cambiar de trabajo que cambiar de empresa. Se puede cambiar de trabajo dentro de la misma empresa o, por el contrario, cambiar de empresa y no de trabajo". Y ambas modificaciones son interesantes.
Incluso para las empresas, esta tendencia a la movilidad puede ser un requisito. "Hoy varía todo a una velocidad de vértigo y las compañías necesitan nuevos aire, por lo que la tendencia a perpetuarse en un puesto es negativa, incluso para ellas", apunta el economista. El experto asegura que puede ser ventajoso incluso a nivel económico, porque los gastos en formación se compensan con el mayor rendimiento empresarial que se obtiene por tener en plantilla a un profesional inaccesible al aburrimiento.
"El cambio es muy positivo tanto para la persona como para la empresa" (Nacho Somalo, decano de la 'Impact Busness School'  de la Universidad Europea de Madrid)
Y usted se preguntará: ¿cada cuánto tiempo conviene cambiar de trabajo? Lamentablemente, no hay una respuesta contundente, pues dependerá de las necesidades y expectativas del individuo. El profesor Somalo habla de ‘agotar un ciclo’: "El tiempo para definir cambios laborales depende mucho del tipo de trabajo y persona. Por ello, es bueno hablar de ciclos y estos, además, no son todos iguales". Cuando un trabajador percibe que no puede aportar más a la empresa o que es esta la que ya no le enriquece, es que ha llegado la hora. Pero si quiere la opinión del experto, "lo mejor sería entre 2 y 5 años para optar por la mudanza [si tiene opciones para ello, claro está]".
Las personas que se decantan por esta vida laboral ajetreada son conocidos, en el mundo anglosajón, como job hoppers (salta empleos). Les mueve adquirir nuevas experiencias, aprender y obtener mejores condiciones salariales. ParaRoberto Esparza, especialista en Atracción y Asignación de Talento, este perfil se convierte en un problema si el saltador se mueve de oferta en oferta sin objetivos claros ni obtención de beneficios. "Esto supone una rotación negativa para la persona y puede convertirse en un problema en una entrevista laboral", expone.
“Es más importante entender por qué se ha cambiado de trabajo que cada cuánto tiempo conviene hacerlo”
Si está pensando en cambiar de trabajo, Somalo aconseja no dejarse llevar por la ansiedad y analizar con honestidad el abanico de opciones disponibles. Ante una entrevista laboral, asegura que es mejor mostrarse ante el reclutador con transparencia, y si es un job hopper, defiéndalo y demuestre por qué ese dato juega a su favor. "Es más importante entender por qué se ha cambiado de trabajo que cada cuánto tiempo conviene hacerlo", remata el experto.
Si desea tener un currículo extenso y colorido y espléndido en experiencias, según los especialistas, no debería dudarlo, pues la transformación meditada siempre suma. No existe una fórmula, ni calendario fijo. Esa decisión, por difícil que sea, solo la sabrá usted…y su almohada.



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