MADRID — Cuatro décadas después de que concluyó la dictadura de Francisco Franco en España y de que el país adoptara la democracia, la extrema derecha ha encontrado de nuevo una voz en el nacionalista y antiinmigrante partido Vox.
El grupo dejó su huella en diciembre en las elecciones regionales en Andalucía, al sur de España, donde ganó escaños en el parlamento por primera vez.
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En el entorno político más amplio en España, Vox sigue siendo un participante menor. Sin embargo, algunos analistas dicen que su atractivo podría crecer, por lo que se convertiría en un elemento importante en las elecciones parlamentarias de la Unión Europea en mayo, cuando los partidos más tradicionales tratarán de mantener a raya a los partidos nacionalistas del continente.
Vox es solo una vertiente relativamente menor de la ola creciente de nacionalismo en Europa, desde Suecia, Francia y Hungría hasta Austria y Alemania, donde el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) entró al parlamento en 2017. Aunque Vox difiere de algunos de esos movimientos en aspectos importantes —ha crecido en medio de tensiones nacionales provocadas por el independentismo catalán, por ejemplo— comparte con ellos una fuerte aversión a los migrantes, sobre todo los musulmanes.
En 2018, más migrantes llegaron por vía marítima a España que a cualquier otro país europeo, incluidos Italia y Grecia, y la mayoría de ellos entró por la región sureña de Andalucía. Se ha demostrado que estos cambios porcentuales en el número de migrantes suelen aumentar el sentimiento antiinmigrante.
Vox fue creada por Santiago Abascal, un feroz orador que fundó el partido después de separarse del Partido Popular en 2013, quien además se enorgullece de portar un revólver Smith & Wesson con licencia.
En un video de Vox publicado antes de la elección, se le veía encabezando a un grupo a caballo acompañado de música triunfal digna de la serie de televisión Wagon Train en una recreación de la Reconquista, las batallas medievales libradas por los reyes católicos de España para acabar con siglos de ocupación musulmana.
Vox parece haber encontrado un asidero en Andalucía, en parte porque el partido defendió con fuerza la lucha de España para frenar a los legisladores independentistas de Cataluña, al noreste. En gran parte de España se hizo eco de este fuerte sentimiento, pues el independentismo también se ha tachado de ser un intento de Cataluña, una región adinerada, de abandonar zonas más pobres como Andalucía.
El conflicto catalán ha resucitado el nacionalismo español, que había estado mancillado por su vínculo con la dictadura franquista, comentó Astrid Barrio, profesora de Política en la Universidad de Valencia. Dijo que la batalla respecto a la secesión también provocó una “competencia de ofertas” entre los políticos de derecha que tratan de superarse entre sí como defensores de la soberanía española.
Abascal, de 42 años, se había hecho de un nombre como un oponente feroz del separatismo en el País Vasco, su región natal. Uno de los temas distintivos de Vox, además de la hostilidad a la inmigración, es su llamado a favor de hacer que España vuelva a tener un control político muy centralizado. Esto requeriría eliminar la autonomía administrativa de las diecisiete regiones del país, otorgada después del regreso de España a la democracia, y también acabar con los privilegios fiscales de los que gozan algunos, como los vascos.
Abascal también pareció obtener apoyo al denunciar las prácticas corruptas del Partido Popular, que dirigió a España desde finales de 2011 hasta junio pasado, cuando fue removido del gobierno después de un escándalo que involucró un fondo ilícito que recibió sobornos por parte de empresas a cambio de entregar contratos públicos.
“Vox es una novedad y se está beneficiando de los grandes escándalos de corrupción que han afectado al principal partido conservador”, dijo Laia Balcells, profesora adjunta de Gobierno en la Universidad de Georgetown. “En contraste con el Partido Popular, pueden presentarse como un partido libre de corrupción”.
Vox predica valores conservadores arraigados en la monarquía española y el catolicismo, entre ellos eliminar el derecho a abortar. Defiende la tauromaquia y otras tradiciones españolas, además de hacer un llamado a favor de que España recupere el control de Gibraltar, un territorio en el extremo sur del país que ha sido parte del Reino Unido desde 1713.
El partido también quiere levantar muros alrededor de Ceuta y Melilla, dos enclaves españoles en el norte de África, para frenar a los migrantes ilegales que han estado escalando las bardas fronterizas.
Abascal ha sido estratégico al unir fuerzas con otras entidades que han apoyado causas nacionalistas en toda Europa. En su manifiesto, Vox elogia el ejemplo establecido por el gobierno de Viktor Orbán en Hungría, incluyendo su iniciativa para proteger a las minorías cristianas en todo el mundo.
A principios de 2017, Abascal asistió a un congreso de partidos europeos de extrema derecha en Alemania. Algunos meses después, se unió a Marine Le Pen, la lideresa del partido francés de extrema derecha, en el periodo de campaña antes de la elección presidencial de Francia. En diciembre, Le Pen fue una de los primeros políticos que felicitaron a Vox por su éxito en Andalucía.
Vox señaló que también recibió consejos de Stephen Bannon, el exestratega principal del presidente estadounidense, Donald Trump, que ha estado trabajando para construir un movimiento paneuropeo de partidos nacionalistas de derecha. El año pasado, después de enviar a un funcionario a Washington para reunirse con Bannon, Vox emitió una nota de prensa en la que Bannon argumentaba que “es muy importante que en España exista un partido basado en la soberanía y la identidad del pueblo español, y dispuesto a defender sus fronteras”.
Bannon hace poco se unió a un instituto de investigación con sede en Bruselas que tiene como propósito conectar a los partidos nacionalistas, sobre todo antes de las elecciones de mayo para el Parlamento Europeo, en las que Vox espera subir al escenario del continente. Aunque Vox ha acusado a la asamblea europea de derrochar dinero y está haciendo un llamado a favor de controles fronterizos más estrictos en todo el continente, se opone menos a la Unión Europea en comparación con otros personajes de la extrema derecha, como Le Pen, que también emprendió una campaña a favor de que Francia abandone el euro.
Sergi Pardos Prado, profesor adjunto de Política en la Universidad de Oxford, dijo que el partido podría dejar huella en las próximas votaciones europeas porque “a los partidos radicales tradicionalmente les ha ido bien en las elecciones europeas, porque es fácil —y relativamente inconsecuente— que los electores desafectos envíen señales y protestas en contra del sistema”.
En Andalucía, la única municipalidad donde Vox obtuvo la mayoría de los votos fue El Ejido, un centro para el cultivo de invernadero que depende de los trabajadores migrantes. Aún no está claro cuánto resonará el mensaje antiinmigrante del partido con los votantes que viven fuera de la región. Algunos analistas creen que el atractivo de Vox se verá limitado por el Partido Popular, que hace poco adoptó una postura más dura respecto a temas como la migración.
“El Partido Popular es un partido muy arraigado, sobre todo en las zonas rurales, y será difícil que Vox obtenga cesiones generalizadas y sistemáticas de ellos”, dijo Balcells de Georgetown.
Aun así, desde la votación andaluza, los partidos más grandes se han culpado entre sí por el surgimiento del partido han mantenido a Vox en los encabezados.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, que dirige una frágil minoría en el gobierno, ha acusado a los políticos conservadores de impulsar “la política del miedo”, que ha favorecido a Vox. También le ha restado importancia a Cataluña como explicación del ascenso de Vox.
“En Austria, Francia o Alemania no tienen Cataluña y sufren la presencia de la ultraderecha”, dijo Sánchez en una entrevista con en canal español Telecinco.
“Siempre ha existido la ultraderecha en España”, comentó. “Pero ahora el liderazgo es débil en el Partido Popular y sus partidarios encuentran un liderazgo en Santiago Abascal que no ven en Pablo Casado”, el líder recién electo del Partido Popular.
Por ahora, Vox está disfrutando de su nuevo papel como la nueva pieza clave en Andalucía, donde se necesita de su apoyo para garantizar una nueva coalición de derecha. Abascal hace poco les advirtió a los partidos más grandes que Vox no podía ser tratado como si fuera “un tapete” en las negociaciones. Esta semana, el Partido Popular anunció que iba a liderar un nuevo gobierno en Andalucía, después de lograr acuerdos separados de apoyo con Ciudadanos y Vox.
“Por primera vez, la extrema derecha puede contar con un líder competitivo”, dijo Barrio.
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