miércoles, 2 de enero de 2019

Los eruptos propio de los politejos.

Los individuos humanos del grupo vox, no manifiestan ahora nada que no hubieran manifestado antes.
No saben qué significado tiene el término "violencia machista" según se entiende en la sociedad española, sí en la población española que manifiestan el credo de la comisión episcopal que, por su naturaleza, es no racional, ignorante del conocimiento: la mujer es el vehículo de su lujuria que, cuando no les es suficiente, han de disponer de complementos en los lupanares.
Ellos tienen la obligación de causarles daños, ejercer la violencia, para que cumplan el mandato del dios abrahámnico de sumisión al hombre; violencia hasta matarla. La insumisión de la mujer supone su asesinato por considerar pecado su negativa a ser usada, ya que su impotencia genital no es debida a la condición de bestias de estos individuos que, por proceder genéticamente, su madre no sabe quien es su padre, ni siquiera saber cual puede ser. Ellos forman parte de grupos poblacionales sin capacidad de conversar.
Estos individuos eruptan vocabos, no tienen conversación no tienen argumentos con los que puedan sustentar sus eruptos.

Los individuos de vox, pp y cs, son sub-poblaciones de individuos, en ningún caso hay personas. El que se las lobas hallan sido madres de Rómulo y Remo, no es una cita histórica sino el referir que Son personas que fueron amamantados por individuos.
Estos individuos no han sido educados sino domados.




El desafío de Vox sobre violencia machista tensa la cuerda con Cs y PP

El partido de extrema derecha reclama eliminar las medidas para dar su apoyo en Andalucía

Santiago Abascal, en el Palacio de Vistalegre, el pasado 7 de octubre. KIKE PARA / VÍDEO: ATLAS
Sevilla / Madrid 
Las primeras amenazas de Vox de romper el pacto en Andalucía si no se retiran algunas medidas contra la violencia machista abren un foco de inestabilidad en la alianza de la derecha y sus eventuales réplicas en el resto de España. En plena lucha por marcar su espacio político, Vox ha decidido este miércoles tensar las relaciones con PP y Ciudadanos al anunciar que no apoyará un acuerdo para formar un nuevo Gobierno en Andalucía si ese pacto incluye algunas medidas contra la violencia de género. Populares y Cs rechazaron de plano ese órdago. Pero Vox marca terreno en uno de los puntos clave que, según ese partido, explica su éxito.
Andalucía, escaparate del nuevo bloque que va desde el centro a la extrema derecha y aspira a exportar el modelo a otros territorios, empieza a deparar sorpresas. Para su primer movimiento del año, Vox ha elegido uno de los temas estrella de su campaña andaluza: las leyes contra la violencia de género, que aspira a abolir. El partido de extrema derecha ya ha utilizado este asunto para cargar contra PP y Cs, a los que acusa de moverse en el "marco ideológico" de la izquierda y ceñirse el corsé de lo "políticamente correcto". Y este miércoles, apenas unos días después de que Pablo Casado y Albert Rivera sellaran un pacto para acabar con el Gobierno de Susana Díaz, Vox ha vuelto a la carga con ese asunto, que entreabre la primera grieta en la alianza de “las derechas”, según la define el Gobierno.
El partido de Santiago Abascal ha recalcado que no apoyará un pacto en Andalucía si no se eliminan, entre otros puntos, los apoyos presupuestarios para luchar contra la violencia machista. Vox ha ido incluso más allá y ha reprochado a PP y Ciudadanos que, en el caso de querer mantener este tipo de iniciativas, busque mejor un acuerdo con PSOE y Podemos. "En política social todos siguen, con sumisión lanar, los mandamientos de la dictadura de género. ¿Dónde el cambio?", ha dicho Francisco Serrano, portavoz de Vox en la Cámara andaluza, que a lo largo de su carrera como juez se mostró radicalmente en contra de ese tipo de políticas.
Está por ver si Vox llega hasta el final con las amenazas, pero el desafío llega en un momento importante por el ciclo electoral que está a punto de empezar. Las encuestas reflejan hoy una fuerte irrupción de Vox en las instituciones, en detrimento de un PP que cae con fuerza y que ha decidido acentuar su giro a la derecha. Ciudadanos intenta, a su vez, marcar distancias y recuperar espacio centrista y europeísta: Rivera asegura que la fórmula andaluza no tiene por qué repetirse en otros territorios.
Ese es quid de la cuestión: Andalucía es una partida que afecta al resto del tablero político español a apenas cinco meses de las elecciones europeas, autonómicas y locales (y quién sabe si generales). De momento, para el 16 de enero está prevista la primera votación de la investidura del próximo Gobierno andaluz. Los negociadores Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) y Juan Marín (Cs), futuro presidente y vicepresidente si el acuerdo prospera, trabajan actualmente en el diseño del Ejecutivo, con un reparto más o menos equitativo en número y peso de las consejerías. Para que fructifique su alianza es imprescindible el apoyo de Vox: ambas formaciones suman 47 escaños y la mayoría absoluta se sitúa en 55. La fuerza de extrema derecha cuenta con 12 diputados.

"Nunca hacia atrás"

"Tenemos un acuerdo con Ciudadanos que se puede enriquecer y mejorar, pero solo enriquecer y mejorar, nunca iremos hacia atrás", insisten fuentes del PP andaluz. Los populares restan importancia a las declaraciones de Vox, que consideran un intento de buscar "notoriedad con un tema sensible". De hecho, la dirección nacional del PP ha repetido que no va a renunciar "a la protección de las mujeres" y ha pedido al partido de Abascal que no ponga líneas rojas. Pero Vox ha dado sobradas muestras de que rechaza rotundamente lo que denomina "ideología de género" e impugna las políticas de discriminación positiva en favor de las mujeres. Amén de que pretende laminar uno de los pilares del pacto constitucional: el Estado de las autonomías.
El desafío, de momento, se centra en la violencia de género. Y en ese asunto Cs coincide con el PP: "Luchar contra la violencia machista con recursos y medidas para que nadie abuse de una mujer es una obligación. Firmamos un pacto de Estado y lo aplicaremos en Andalucía y en todas las comunidades. La libertad y la igualdad no se negocian", ha asegurado este miércoles Albert Rivera. "Existe un acuerdo firme y cerrado de 90 puntos" , repiten desde sus filas.
El documento acordado entre Marín y Moreno incluye desarrollar en Andalucía, con fondos suficientes, "los avances logrados con el pacto de Estado contra la Violencia de Género". "Vox no les dará su apoyo si no eliminan, entre otros, este punto de su acuerdo", ha escrito la fuerza de extrema derecha, que ha añadido que nunca "van a pedir que acaben las ayudas a mujeres maltratadas" y que lo que piden es que no exista "discriminación alguna". "Que lleguen a todas las personas que sufren violencia en el ámbito familiar", ha apostillado la formación, que niega que la violencia machista sea un problema estructural. Ahora está por ver si su desafío se consuma. 

"Expresa su complicidad con los asesinatos"

La izquierda ha arremetido este miércoles con dureza contra Vox, "socio preferente de Ciudadanos y Podemos", según lo ha calificado Teresa Rodríguez, líder de Podemos en Andalucía. La dirigente de la formación liderada por Pablo Iglesias ha acusado a Francisco Serrano de plantear unas medidas que "son una clara expresión del carácter misógino, antimujeres y de su complicidad con los asesinatos vinculados a la violencia machista": "Ni siquiera ablanda el pequeño y duro corazón de estos señoros los 90 asesinatos de mujeres y niños y niñas de la mano del machismo, que sí es una ideología de género". El PSOE, por su parte, ha exigido a Cs que aclare si "está dispuesto a desproteger a las mujeres andaluzas a cambio de algunos sillones en la Junta".

EL PACTO 'AMENAZADO'

El acuerdo firmado entre PP y Cs incluye un apartado específico para medidas de igualdad y combatir la violencia machista. Entre otras, el documento detalla la intención de ambas fuerzas de reforzar el pacto de Estado contra la Violencia de Género de 2018 con una dotación presupuestaria adicional a la nacional, "a fin de acabar con esta lacra". También contempla iniciativas para reducir la brecha salarial, el desempleo y la precariedad laboral de las mujeres; así como mejorar la conciliación.
"Promoveremos activamente la igualdad de género dentro de las empresas. Incentivaremos el establecimiento de medidas de transparencia en los procesos de selección en todos los niveles de contratación y la publicación de estadísticas de contratación y de salarios desagregadas por sexos", añade también el texto, que incide en que se "estimulará a las empresas para establecer objetivos claros de representación de mujeres entre sus altos cargos y en sus consejos de administración". A su vez, se "impulsará un cambio cultural por el que se eduque a niños y niñas, desde edades tempranas, en los mismos valores". "Trabajaremos desde la escuela con el objetivo de evitar las expectativas desiguales en el tipo de educación o en la carrera profesional entre niñas y niños por razones de sexo. Fomentaremos la visibilidad de modelos femeninos, sobre todo en los ámbitos de la ciencia, el deporte o el mundo empresarial", dice el acuerdo.
Según Vox, esta batería de medidas supone una "sumisión a la dictadura de género". La formación de extrema derecha mantiene que estas normativas discriminan a los hombres y atentan contra sus derechos: han creado "españoles de primera y de segunda". Además, el partido de Abascal considera que el problema está sobredimensionado: niega que el número de mujeres maltratadas y asesinadas por sus parejas sea tan superior al de los hombres; ya que, según ellos, se ocultan los casos de los varones y hay muchas denuncias falsas, pese a que el Poder Judicial las cifra en menos del 0,1%.
Por ello, Vox propone que se pene igual toda la violencia intrafamiliar, eliminando el agravante de violencia de género. Ciudadanos ya transitó por ese camino en 2015, cuando incluyó en su programa electoral la propuesta de acabar “con la asimetría penal por cuestión de sexo”. Toni Cantó, diputado de Ciudadanos, también dijo en 2013 que la mayoría de denuncias de víctimas de género son falsas. Entonces militaba en UPyD y acabó pidiendo disculpas por ese comentario.
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