miércoles, 16 de enero de 2019

Jan Palach se autoinmola el jueves 16 de enero de 1969 por la mañana


En el espacio Legados del Pasado – Testimonios del Presente recordaremos una vez más el 40 aniversario de la autoinmolación de Jan Palach en protesta contra la ocupación de Checoslovaquia por los Ejércitos del Pacto de Varsovia.
Entre las banderas colgadas detrás del palco rectoral en el Aula Magna de la sede histórica de la Universidad Carolina de Praga, Karolinum, hay desde enero de 1969 un lugar vacío. Del asta del centro quitaron entonces la bandera checoslavaca y la colocaron en el ataúd de Jan Palach. 

Este recuerdo tácito de la trágica muerte del estudiante de historia, Jan Palach, sobrevivió los 20 años de la normalización comunista y permanecerá en el Aula Magna de la Universidad Carolina para siempre. 
El jueves 16 de enero de 1969 por la mañana, el estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras, Jan Palach, de 20 años de edad, salió en tren de su casa en Všetaty a Praga. Se dirigió a la residencia estudiantil donde pasó toda la mañana. 
Antes del mediodía Jan Palach abandonó su cuarto. No está claro qué hizo en las horas siguientes. En un comercio de utensilios domésticos en la calle Na Poříčí compró dos baldes de plástico de color blanco con tapas azules. En una gasolinera en la calle Opletalova las llenó con cuatro litros de gasolina. 
Pocos minutos antes de las dos y media de la tarde se encontraba ya junto a la fuente bajo el edificio del Museo Nacional en la Plaza Venceslao de Praga. Se roció con la gasolina y se prendió fuego. 
En el lugar quedó su carpeta. Dentro había un cepillo de dientes, una naranja, un manual de alemán, dos calendarios de bolsillo para los años 1968 y 1969, un sello polaco, una cinta tricolor, nueve billetes de transporte y otros objetos personales. Y también una carta sin dirección. 
“Debido a que nuestras naciones se encuentran en un estado de desesperanza y resignación hemos decidido manifestar nuestra protesta y despertar al pueblo de este país. Yo tuve el honor de que me tocara el número uno y presentarme como la primera antorcha”, escribió Jan Palach. 
El hecho de Jan Palach no tuvo una repercusión directa en la situación política en Checoslovaquia en el año 1969, pero tanto mayor fue su importancia como símbolo de desacuerdo, opina el vicerrector de la Universidad Carolina, Mojmír Horyna. 

“La carta recién descubierta en la que Palach reflexiona sobre distintas posibilidades de acción prueba que su muerte no fue un gesto romántico ni negativista, sino que se trató de un sacrificio altruista consciente y como tal sale de la tradición del humanismo europeo. La capacidad del sacrificio absoluto es el último recurso de la defensa de la libertad”. 
La carta que Palach escribió pocos días antes de su autoinmolación al líder estudiantil Lubomír Holeček y que quedó sin respuesta es uno de los documentos recién descubiertos por los autores del libro Jan Palach´69, editado este año. 
Uno de sus autores, el historiador Petr Blažek, explica que la propuesta para la ocupación de la radio fue guardada en un voluminoso expediente de investigación, establecido en el año 1970 por la policía política comunista bajo el nombre de Palach.
“La Seguridad del Estado fundó este archivo en relación con el primer aniversario de la autoinmolación de Jan Palach con el fin de volver a documentar su hecho y hacer una revisión de la investigación del caso, pero a la vez intentaba manipular, controlar e influir en los testigos del suceso. El objetivo era borrar el nombre de Jan Palach de la memoria general”. 

La Seguridad del Estado no despreció ningún medio para lograr sus intenciones. La madre de Jan Palach fue vigilada permanentemente, señala Petr Blažek, agregando que la policía se empeñó en impedir sobre todo el contacto de Libuše Palachová con periodistas extranjeros. 
“Por este motivo la policía también controlaba su correspondencia. Los agentes siguieron en varias oportunidades a los periodistas extranjeros que intentaron visitar a la madre y conseguir información sobre el hecho de su hijo. Se aprovecharon incluso de algunas personas de su entorno”. 
En julio de 1970 fue quitada la lápida sepulcral de la tumba de Jan Palach en el cementerio de Olšany, en Praga, que realizó el escultor Olbram Zoubek. Al cabo de varios meses la lápida fue fundida. 
Los agentes de la policía política amenazaron a la madre y al hermano de Jan Palach con que se exhumarían los restos mortales del fallecido y que se verterían en una fosa común si no trasladaban su tumba de la capital. Como motivo indicaron que las ofrendas florales que la gente no cesaba de traer al sepulcro se podrían y apestaban el aire. 
En octubre de 1973 la familia cedió a las presiones de la Seguridad del Estado y consintió con la exhumación de los restos mortales de Jan Palach y su cremación. Tan sólo a finales de marzo de 1974 Libuše Palachová pudo colocar la urna con las cenizas de su hijo en el cementerio de su pueblo de origen, Všetaty. 
Volvamos a la carta en la que Palach propuso la ocupación de la Radiodifusión Checoslovaca. La misiva fue confiscada en julio de 1970 durante el registro del Instituto de Historia de la Universidad Carolina. Allí los estudiantes guardaban en secreto los documentos del Consejo Académico Estudiantil, organización independiente fundada en 1968, según explica el historiador Petr Blažek. 

“Un año más tarde, en 1969, los estudiantes empezaron a esconder los documentos para impedir su destrucción o confiscación. Sin embargo, en 1970, la policía encontró esa propuesta en relación con la investigación de los miembros del Movimiento Revolucionario de la Juventud, un grupo de oposición radical, integrado por Petr Uhl, Jaroslav Bašta, Jaroslav Suk y Petruška Šustrová, entre otros”. 
Los autores del libro Jan Palach´69 descubrieron muchos otros documentos hasta el momento desconocidos. Figura entre ellos una tarjeta postal que Jan Palach envió a su amigo Hubert Bystřičan el 16 de enero de 1969, día en que se inmoló. 
La firmó con el nombre del reformador checo que murió en 1415 en la hoguera, según nos cuenta Jakub Jareš. 
“Fue una tarjeta de despedida donde se firmó ´tu Hus´. También se descubrió el cuaderno en el que Jan Palach escribió el concepto de su última carta. Apareció una película de video no profesional con imágenes de la estancia de Palach en 1967 en Kazajstán donde construyó como voluntario una granja avícola. Todos estos detalles nos ayudan a conocer mejor esta personalidad”. 

¿Cómo era Jan Palach como persona? Se lo preguntamos al historiador Petr Blažek. 
“Todos los que lo conocieron, y lo confirma la correspondencia y los testimonios de los testigos de la investigación policial del año 1969, dicen que Jan Palach era introvertido. Era una persona relativamente cerrada que no tenía muchos amigos, aunque era muy joven”. 
Por otro lado, desde el inicio de la Primavera de Praga en 1968 el joven estudiante se ocupaba mucho de los temas políticos y participaba con un gran entusiasmo en los debates, continúa Petr Blažek. 
“Sus coetáneos lo recuerdan como una persona muy decente. Dicen que era hasta sorprendente que no usara palabrotas. Como si Jan Palach procediera del siglo XIX. Está relacionado probablemente con su educación familiar”. 
Jan Palach murió a consecuencia de las quemaduras el 19 de enero. Su funeral que se celebró el 25 de enero se convirtió en una gran manifestación en el centro de Praga. 

Ya al día siguiente la Seguridad del Estado eliminó del Monumento a San Venceslao y de la fuente en la Plaza Venceslao todas las ofrendas florales en homenaje a Jan Palach. Cuando los ciudadanos protestaron, fueron dispersados con trompas de agua. 
El 28 de enero trajeron tierra y alrededor de la estatua de San Venceslao surgió un pequeño parque con arbustos y macetas con árboles que impedían a la gente acercarse al monumento. 
La fotógrafa Dana Kyndrová reunió las fotos de la época que recogen los acontecimientos que siguieron inmediatamente a la autoinmolación de Jan Palach y las publicó en un libro. 
Dana Kyndrová confiesa que admira profundamente a Jan Palach, aunque, en el fondo, no entiende su hecho. 
“Por eso elegí como lema de mi proyecto las últimas palabras de Palach: ´Uno tiene que luchar contra el mal para el que justamente le alcanzan las fuerzas´. Ello no significa que deberíamos inmolarnos, pero que cada uno debería dedicar un poco de su tiempo, de sus comodidades allí donde puede influir algo. Este es el sacrificio y el mensaje de Jan Palach: hacer algo para la cosa pública”. 
En el libro de Dana Kyndrová aparece también un conjunto de fotos singulares del entierro del estudiante Jan Zajíc, que se prendió fuego el 25 de febrero de 1969 como la antorcha número dos. 
Durante el programa han escuchado la canción Silencio de Bohdan Mikolášek. El cantautor y entonces estudiante la compuso en enero de 1969 después del funeral de Jan Palach. 
La exposición de fotos “Jan Palach. 16-25 de enero de 1969” se celebra en el patio del monasterio de los franciscanos en Praga hasta el 28 de febrero de 2009.

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