sábado, 18 de mayo de 2019

Politejos austriavos venden aRusia su piel de oso.

Ya en la Grecia clásica, por nacimiento se dividían los humanos en libres y esclavos.

De igual modo se hacía con los hombres nacidos libres, a los que se dividían en idiotas y políticos.

Con el tiempo, los hombres nacidos políticos aletargaron su condición y nombraron a esclavos e idiotas como sus mediadores, o embajadores, a los que instruían el noble arte de la simulación, o diplomacia, a los que la antropóloga Dolores Gonzáles les ennobleció maliciosamente con el sobrenombre de "politejos".

Hace unos años, muerto un politejo, su familia, en el deseo de mostrar su herencia, le hacía referencia como actividad desarrollada en vida como político, mostrandos, una vez mas, su condición de plebayo, o politejo.








El canciller austriaco anuncia elecciones anticipadas tras dimitir su socio ultra por un escándalo de corrupción

Kurz finiquita el Gobierno tras la salida del líder de la extrema derecha, Heinz-Christian Strache, por un vídeo en el que ofreció posibles contratos a cambio de apoyo electoral

Imagen del vídeo de Strache con la oligarca rusa.
Imagen del vídeo de Strache con la oligarca rusa.
El Gobierno de coalición entre democristianos (ÖVP) y ultraderechistas (FPÖ) en Austria ha saltado este sábado por los aires. El canciller, Sebastian Kurz, convocó elecciones anticipadas tras aceptar la dimisión de su segundo en el Ejecutivo, el líder ultra Heinz-Christian Strache, protagonista de un vídeo desvelado el viernes por dos medios alemanes en el que ofrece posibles contratos públicos a una supuesta magnate rusa a cambio de apoyo electoral. El escándalo ha acabado con la carrera política de Strache, pero también deja tocado al dirigente conservador, que apostó por el regreso de la ultraderecha al Gobierno y le dio ministerios clave.
La sombra de la corrupción ha puesto fin al Ejecutivo austriaco apenas año y medio después de formarse la coalición liderada por Kurz, que ha exhibido en ese tiempo su sintonía en la gestión con el dirigente ultra y solo recientemente ha empezado a distanciarse de su socio a raíz de varias declaraciones polémicas. "Aunque no siempre lo haya dicho públicamente se han dado situaciones que me han resultado difíciles de tragar (...). Pero tras el vídeo de ayer (por el viernes) tengo que decir: basta ya", señaló Kurz en una comparecencia horas después de la dimisión de su segundo y mientras en el exterior de la cancillería miles de personas pedían el fin de la colaboración con la extrema derecha y el adelanto electoral.
El dirigente conservador defendió la labor de gobierno realizada, pero añadió que no tiene “la impresión” de que en el ultranacionalista FPÖ haya una voluntad de cambio como para continuar con el pacto. Por ello, propuso al presidente del país, el progresista Alexander Van der Bellen, celebrar elecciones cuanto antes (no estaban previstas hasta 2022). Van der Bellen afirmó poco después que “los austriacos tienen derecho a un Gobierno en el que confiar” y avanzó que discutirá hoy con Kurz los siguientes pasos.
La grave crisis se produce a una semana de las elecciones europeas y el mismo día en que formaciones de extrema derecha de toda Europa exhibían su fuerza en Milán. El asunto levantó olas más allá de Austria. La canciller alemana, Angela Merkel, aprovechó para destacar que los populismos de derechas buscan destruir los valores europeos y hay que combatirlos.

El vídeo desvelado conjuntamente por los alemanes Der Spiegel y el Süddeutsche Zeitung dejó sin salida a Strache, nombrado vicecanciller a finales de 2017 al formarse el Gobierno con los conservadores. Empeñado desde entonces en dar una imagen de hombre de Estado, ha acabado dando al traste con la participación de su partido en el poder. 
La grabación se realizó con cámara oculta en el verano de 2017 en una casa de Ibiza y le muestra con una mujer que dice ser la sobrina de un oligarca ruso y se declara dispuesta a invertir importantes sumas de dinero negro en Austria. Durante la conversación, meses antes de los comicios legislativos, Strache baraja conseguirle adjudicaciones si logra entrar en un Ejecutivo a cambio de apoyo electoral. Acompañado por Johann Gudenus, que ayer dimitió como portavoz del grupo parlamentario, el líder ultra también habla de una posible financiación ilegal del partido por la vía de donaciones a una asociación.
El dirigente aseguró que no ha cometido ninguna ilegalidad al anunciar su dimisión del Gobierno y como jefe del FPÖ, que ha dirigido desde 2005. Strache pidió perdón, pero se presentó como víctima de un “atentado político”, una “trampa”, y achacó al alcohol bebido las afirmaciones “embarazosas” en la cinta, al tiempo que admitió que fue “una irresponsabilidad y un error”.
La caída de Strache pone un fin abrupto a la segunda participación de la ultraderecha en un Ejecutivo austriaco. Su paso por el poder entre 2000 y 2006, también con los conservadores del ÖVP, supuso para el país el ostracismo diplomático en la UE ante la línea xenófoba del partido, dirigido entonces por Jörg Haider (fallecido en 2008 en un accidente de coche). Aquella experiencia acabó entre escándalos de corrupción y con una escisión en la formación.
Strache consiguió levantar al FPÖ en los años posteriores hasta alcanzar un 26% de los votos en las pasadas legislativas con una línea euroescéptica, dura contra la inmigración y el islam. Kurz decidió darle no solo la vicecancillería, sino también las carteras clave de Interior, Defensa y Exteriores. Pero al FPÖ, en cuyos orígenes participaron antiguos nazis, no han dejado de salpicarle casos de xenofobia y antisemitismo. Recientemente, tuvo que hacer dimitir al vicealcalde de Braunau am Inn, la ciudad en la que nació Hitler, por la publicación de un poema en el que comparaba a los migrantes con ratas. Los vínculos con el grupo extremista Identitarios, cuyo líder es investigado por una donación el terrorista que atacó dos mezquitas en Christchurch (Nueva Zelanda), también persiguen al FPÖ.

UN VÍDEO, IBIZA Y UNA REUNIÓN "PRIVADA"

Una reunión “privada” en un ambiente relajado y con mucho alcohol de por medio. Así describió Heinz-Christian Strache el encuentro grabado con cámara oculta en una villa de Ibiza en julio de 2017. Las imágenes le muestran en camiseta y vaqueros, afanándose desde el sofá en explicar a su interlocutora, fuera de imagen, las posibilidades de una colaboración con el partido ultraderechista. Su colaborador, Johann Gudenus, de pie, le traduce al ruso. Entre otras perlas, Strache afirma que a su partido llegan donaciones de grandes empresas de hasta dos millones de euros de cara a las elecciones de octubre de 2017. “No pagan al partido, sino a una asociación sin ánimo de lucro. Le tienes que explicar que eso no pasa por el Tribunal de Cuentas”, suelta Strache. Todas las empresas citadas lo desmienten. El político también comenta la opción de que la mujer se haga con el control del sensacionalista Krone Zeitung para empujar su candidatura a la cancillería y le abre la perspectiva de contratos si monta una constructora.
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