sábado, 25 de mayo de 2019

Llanes, un asesinato con revancha política



CRIMEN EN EL CONSISTORIO (Y III)

Llanes, un asesinato con revancha política

El asesinato del concejal de Izquierda Unida, Javier Ardines, ha desnaturalizado la vida en un ayuntamiento cargado de recelos y con un gobierno casi imposible

Familiares del concejal asesinado en Llanes en el lugar en el que se produjo el crimen.
Familiares del concejal asesinado en Llanes en el lugar en el que se produjo el crimen. PACO PAREDES
En España hay tres pueblos en los que a las elecciones no concurren solo los candidatos vivos sino también los difuntos. En Polop (Alicante), Fago (Huesca) y Llanes (Asturias) fueron brutalmente asesinados alcaldes y concejales. En algunos casos, como en Polop, pese a que los hechos se produjeron hace más de una década, siguen sin ser juzgados y los sospechosos conviven difícilmente con los familiares de las víctimas separados por un silencio colectivo que sigue siendo ensordecedor. En otros casos, como en Fago y en Llanes, el crimen condiciona la vida social del pueblo y también sus elecciones. Son pueblos marcados en los que otras variables afectarán a los resultados de los comicios de este domingo.
Un cuatripartito de "todos contra el PSOE", el asesinato del concejal más carismático del Consistorio, y seis meses de una investigación policial en la que se tomó declaración a prácticamente todos los funcionarios del Ayuntamiento: Llanes ha vivido los últimos cuatro años entre la crispación y la alta tensión política. El crimen del único edil de Izquierda Unida, Javier Ardines, en la madrugada del 16 de agosto de 2018, azuzó los odios y las rencillas que se venían fraguando a fuego lento.
"Tras 28 años en el gobierno, el PSOE había trabado una red clientelar basada en darle contratos a sus amigos que nosotros hemos tenido que romper", repetía el nuevo y joven alcalde, Enrique Riestra (Vecinos por Llanes), a todos los periodistas que querían escucharle y que durante meses pulularon por la localidad en busca del autor de lo que podía ser un "crimen político". Y añadía el edil: “La investigación del asesinato de Javier ha puesto el foco en una realidad paralela, pero existente y real, de enchufismos, de corruptelas que ya están siendo sentenciadas por los jueces: tenemos a tres concejales inhabilitados, al interventor y al líder de UGT investigados..., pero quien llamó a declarar por el crimen fue la Guardia Civil, no yo”, insistía Riestra, desligándose de las insinuaciones y rumores que corrieron por todo el pueblo y que buscaban un móvil político en el crimen. "Ardines, temperamental y directo, tenía muchos enemigos, había perjudicado a más de un empresario de la zona con sus políticas de protección de las playas", contaban los vecinos de un municipio de 13.000 habitantes en invierno y 80.000 en verano.
Sin embargo, cuando la Guardia Civil detuvo en febrero de este año a un familiar de Ardines como inductor del asesinato —además de a los dos sicarios que presuntamente lo perpetraron y a un intermediario— y se destapó la naturaleza sentimental de un crimen planificado por celos (el concejal mantenía una relación con una prima hermana de su mujer), el portavoz municipal socialista, José Herrero, exigió que el alcalde pidiera disculpas por haber "señalado" con sus declaraciones.
En el PSOE estaban muy dolidos, tras haber perdido la alcaldía en 2015 pese a ganar las elecciones y obtener siete concejales. La unión, contra todo pronóstico, de Foro Asturias (4), Vecinos por Llanes (3), PP (2) e IU (1), le arrebató su hegemonía de casi tres décadas. Un cuatripartito imposible que se propuso "la regeneración democrática del municipio". Y Ardines, un pescador que en sus ratos libres ejercía (sin cobrar) de concejal de personal y playas, se convirtió en la mano derecha (y casi también la izquierda) del nuevo alcalde y quiso "limpiar" tanto las costas como el Consistorio: enfrentamientos, denuncias, juicios, sentencias por asuntos laborales y urbanísticos... 
Las revanchas políticas en un clima político de ofuscación han ido de diestro a siniestro y viceversa. Desde el PSOE, que pretende recuperar ahora la alcaldía, entienden que Riestra se aprovechó  políticamente del crimen del concejal, con la consecuente crispación social en el municipio. Su candidato y portavoz, José Herrero, se ha apresurado a declarar que no habrá más "revanchas" y que trataran de "restituir la convivencia".
Por su parte, Riestra persigue ahora la reelección con Vecinos por Llanes convencido de que la gente ha percibido una nueva forma de gobernar. Y Priscila Alonso, la concejal de IU que sustituyó a Ardines ha manifestado su voluntad de continuar en el equipo de gobierno.
A la luz de los resultados electorales del pasado 28 de abril y haciendo una extrapolación (siempre inverosímil) de los mismos a la próxima cita con las urnas del 26 de mayo, el PSOE seguiría obteniendo una mayoría de votos (más de 3.000), pero la combinación paradójica de Podemos y PP-Foro de Asturias se acercarían a ese mismo número de papeletas (2.800). Serán cruciales ahora las posiciones que mantengan Ciudadanos (que sumó casi 1.200 votos en las generales) y Vox (985). Pero todo apunta a nuevos pactos y alianzas de unos y otros para ajustar cuentas con el pasado.
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