martes, 30 de octubre de 2018

La alienante sombra del sanguinario genocida.

Es sabido que la población humana se la especializa, se le aliena, con el fin de un mejor control de su actividad y, con ello, someterla a las necesidades de esclavos que tienen los grupúsculos de idiotas que tienen en sus genes el acumular la miseria que entiende se la puede llevar al mundo de los muertos.

Los lectores entienden que soy médico, que soy un ciudadano alienado, teniendo voz en él área del saber que la administración de los idiotas me etiquetó, o tituló.

Mi título de médico me lo colgó la pandilla de los sanguinarios y mezquinos, siendo firmado por su jefe, o caudillo.

Yo no hice el currículo que ellos pretendieron sino mi propio currículo. No soy médico del sanguinario, soy médico Augusto Pérez, con un currículo propio, no he sido alienado por el sanguinario.



Cuando se me pretendió alienar en el Hospital General de Asturias y yo no entendía que podía eludir con la eficiencia por mi exigible, salí de la caverna que suponía.

El doctorado, iniciado en los años sesenta, cuando aún no había iniciado estudios del saber y el conocer en la ciencia de la Medicina, no la hice efectiva hasta después de iniciarse el pudrir del sanguinario genocida. No quería su firma en mi currículo.

Actualmente aprecio la alienación a la que están sometidos los lectores de mis diarios. Estos leen él área del saber que trato y no otros.

Nunca he comerciado con mi saber y conocer, maximación del alineamiento.


Quienes me conocen, que no son los que saben de mi origen, antes de ser nacido, conocen que pertenezco a un linaje político, la alta nobleza campesina asturiana, aquel linaje que domesticó la tierra para su pueblo y no para vender su cultivo, pués no se sabe cuando fué liberado de la esclavitud, propia de la filogenia del homo que se adaptó al azul del cielo y el ocre de la tierra, que domesticó esta tierra de Asturias haciendo que se transformase en el verde que ahora viste.

Muchos han sido los traidores en Lutos, más lo serán. Mi espada se me vá acortando y cada día he de dar un paso más. No cejaré, ni tras caminar por el subciclo latente, ya que soy asturiano. No orgulloso sino asturiano.

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