Torres García

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Joaquín Torres García, un uruguayo que alcanzó fuerte proyección internacional

Sus pensamientos y obras se resumen en lo que el propio artista bautizó como Arte Constructivo donde los símbolos marcan la idea de un arte universal y no localista

por  IGNACIO GUTIÉRREZ ZALDÍVAR Especial para El Cronista

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 Joaquín Torres García, un uruguayo que alcanzó fuerte proyección internacional

El domingo 25 de octubre se inaugura en el Museo de Arte Moderno de Nueva York una gran retrospectiva de Joaquín Torres García (1874-1949). Artista singular y maestro formador de toda una escuela, a partir de esta muestra tendrá una vigencia fundamental cuando se hable de los grandes maestros del Siglo XX que vivió 31 años en Montevideo, 42 años en Europa y dos en Estados Unidos. Su padre era catalán. A los 16 años lo encontramos en las afueras de Barcelona (Mataró), siguiendo cursos de pintura y ya a los 20 años realizaba exposiciones. Se casó con Manolita Piña, quien siempre se ocupó de su legado y con la edad de 104 años donó sus obras para la creación del estupendo Museo Torres García que se encuentra en Montevideo. Tuvo cuatro hijos, dos de los cuales siguieron sus pasos de artista: Horacio y Augusto.

Sus primeros trabajos están influenciados por un gran artista francés como es Pierre Puvis de Chavannes. Además, Torres García realizó obras murales para la diputación de Barcelona. En 1914 construyó su casa llamada ‘Mon Repos’ y también realizó murales allí. Desgraciadamente, ante su mala situación económica, cinco años después, debió venderla.

En 1917 comienza a fabricar juguetes, realizados en madera y policromados. Con buen criterio los consideraban fundamentales para la educación de los niños. Ante la pobreza decide emigrar a Nueva York y funda una compañía de juguetes llamada Aladdin Toys, que tampoco funciona y luego de dos años en Manhattan decide volver a Europa. Vivió en Florencia, en la Costa Azul y finalmente lo encontramos en París en 1926. Este periodo creativo del 1923/32 es el más deseado por los coleccionistas. Se relaciona con Piet Mondrian y con los grandes artistas de la época.

Pero luego de seis años en París, en una profunda pobreza, viaja a Madrid donde las cosas tampoco funcionan. Es la época de la gran depresión. De allí vuelve a la Banda Oriental en 1934, donde durante 15 años se dedica a realizar más de 500 conferencias, escribir numerosos libros y formar el taller con 30 alumnos de gran valía, como Gurvich; Fonseca; Ribeiro; Matto: Alpuy; Horacio y Augusto Torres, sus hijos, y el argentino Sergio de Castro, entre otros.

Una obra fundamental se encuentra en el Parque Rodó, en los jardines del Museo. Es su Monumento Cósmico, realizado en granito rosado uruguayo. Realiza también con sus alumnos 35 murales en el Hospital Saint Bois, y en julio de 1949 firma su última obra. En 1978, en una muestra en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, un incendio destruye 73 de sus piezas.

Sus pensamientos y obras se resumen a lo que el llamó Arte Constructivo donde los símbolos nos marcan la idea de un arte universal y no localista. Es también considerado un seguidor del cubismo y su obra ha influenciado a muchos en América del Sur.

Intenta definir el arte constructivo, refiriéndose a él como "una síntesis, y no de las peores que se hayan hecho. Dentro de la geometría y la proporción, engarza los más altos valores humanos por su universalidad". Y añade: "No puede existir para mí, convicción mayor que ésta: primero la estructura, después la geometría, luego el signo, finalmente el espíritu, y siempre la geometría".

En subastas se han vendido 500 obras en los últimos 30 años y en dicho periodo sus precios han subido 10 veces. Una decena de sus obras se han vendido en más de medio millón de dólares y las más cotizadas en 1,7 millones de dólares.

Creemos que luego de esta exposición que termina el 15 de febrero del 2016, sus precios se incrementarán. Uruguay es tierra de libertad y un país de grandes artistas, con Blanes, Figari, Barradas y Torres García como sus principales figuras.