martes, 13 de diciembre de 2016

Programa Nación Inteligente de Singapur. Informe PISA

Tan Kok Yam

Tan Kok Yam

Jefe del Programa Nación Inteligente de Singapur
Los resultados del último informe PISA (realizado cada tres años por la OCDE a través de las administraciones educativas de los distintos países) situaron a Singapur en el primer puesto mundial. Todas las miradas se volvieron hacia la pequeña ciudad-estado asiática preguntándose cuál era la clave para que los niños de la isla resultaran los más avanzados en matemáticas, comprensión lectora y competencia científica. A pesar de que hay especialistas que niegan la validez de la prueba -o, al menos, su elevación a la categoría de verdad absoluta- los resultados del informe volvieron a llenar páginas de periódicos y minutos de televisión con análisis, reflexiones, opiniones variopintas y artículos de opinión utilizados como armas arrojadizas contra los responsables -sean quienes sean- de que los niños españoles no sean capaces de emular a sus coetáneos de Singapur. Parece que una de las claves, no la única, para este desarrollo es la aplicación de las nuevas tecnologías en las aulas. Los colegios públicos de la isla fomentan el uso de ordenadores, enseñan programación, utilizan videojuegos y son familiares los robots, los drones o las impresoras 3D. Es una de las patas de un proyecto mucho más amplio que, en palabras de Tan Kok Yam, responsable gubernamental del programa Smart Nation, quiere convertir Singapur en “un lugar donde las ideas se hagan realidad en el menor tiempo posible”.
Smart Nation es una de las iniciativas estrella de Lee Hsien Loong, primer ministro del país, quien la presentó en noviembre de 2014 definiendo sus tres áreas principales: la atención a los mayores (una prioridad en un país en el que la población está envejeciendo), la movilidad urbana y la seguridad de los datos. Todo con el talento como eje vertebrador: “tenemos que atraer, afirmó Hsien Loong en una conferencia de emprendedores, a los mejores y más dinámicos para desarrollar proyectos ambicioso, y para comenzar establecer aquí sus empresas. Queremos estudiantes más brillantes, enamorados de la ingeniería y las tecnologías, que aspiren a









convertirse en ingenieros y científicos informáticos, y no sólo en banqueros, abogados o médicos”. En la práctica, más allá de un discurso político que busca la seducción a través de la grandilocuencia, Smart Nation está teniendo una serie de implicaciones prácticas en la vida de los habitantes de Singapur que muy bien podríamos ver replicadas en otras grandes ciudades a medio plazo.
En la actualidad la isla ya está probando sistemas de transporte sin conductor, aplicaciones de seguimiento sanitario, casas conectadas, programas educativos de robótica o transporte público urbano inteligente, todo dentro de un ecosistema que facilita tanto la implantación de nuevas empresas como una gestión segura de datos compartidos para aumentar el análisis y aprendizaje de estas experiencias. Y mientras el mundo mira hacia este pequeño país asiático, Tan Kok Yam insiste en la idea de Singapur como bando de pruebas del futuro: “Queremos convertirnos en un lugar fértil donde una idea pueda hacerse realidad. Donde se pueda probar, se pueda implementar y donde podamos estudiar cómo modificar las leyes y las políticas para lograr que la tecnología beneficie realmente a la sociedad, a las empresas y a las personas”.

Edición: Noelia Núñez | David Giraldo
Texto: José L. Álvarez Cedena

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