jueves, 7 de marzo de 2019

El guepardo inventado en Lughonia.

OOLOGÍA

Pruebas de velocidad en el guepardo

Un collar novedoso revela los rápidos reflejos y la extraordinaria aceleración del animal.
Nature
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Guepardo con uno de los collares diseñados en el estudio (a). Aceleraciones gravitacionales y centrípetas que actúan sobre un guepardo cuando gira (g, aceleración debida a la gravedad; v2 r-1, aceleración centrípeta; a, aceleración resultante) (b). Las garras no retráctiles del guepardo mejoran el agarre (c). La postura de desaceleración impide el balanceo y la musculatura de las extremidades posteriores absorben la energía cinética (d). [A. M. Wilson et al./Nature]
Contrariamente a la opinión popular, la velocidad de un guepardo no es su única arma a la hora de cazar. Su éxito como depredador también depende de sus reflejos y de su capacidad de acelerar más rápido que un Ferrari. Así lo revela el primer estudio que ha recopilado datos sobre los movimientos de este felino en la naturaleza.
Determinar la velocidad que alcanzan los animales no es tarea fácil. Los guepardos en cautiverio a los que se atrae para que corran en línea recta pueden llegar hasta los 29 metros por segundo (casi 105 kilometros por hora), más del doble de la velocidad máxima alcanzada por un velocista humano. Pero nadie había comprobado si los animales consiguen esos valores en la naturaleza.
Tras colocar en los animales collares equipados con GPS (sistema de posicionamiento global ) y unidades de medición inercial, un grupo del Colegio Real de Veterinaria de Londres ha seguido con precisión los movimientos de guepardos salvajes durante la caza. Los investigadores se desplazaron a la región del Delta del Okavango en el norte de Botsuana, donde usaron dardos para sedar cinco guepardos y colocarles el collar.
De un total de 367 carreras, las mayores velocidades alcanzadas por los cinco individuos fueron de 25,9, 25,4, 22,0, 21,1 y 20,1 metros por segundo, todas ellas muy por debajo del récord establecido por guepardos en cautiverio. Por otra parte, la mayoría de las cazas sólo se realizaron a una velocidad moderada, con un valor máximo promedio de 14,9 metros por segundo. Pero a pesar de que los guepardos salvajes no corrieron tan rápido como sus parientes cautivos, demostraron otras habilidades atléticas que no se habían medido hasta entonces.
Los datos revelaron que la potencia de aceleración de los guepardos llegaba hasta 120 vatios por kilogramo (casi el doble de la potencia de los galgos más veloces y más de cuatro veces la de Usain Bolt en su récord de los 100 metros lisos en 2009. Los guepardos también fueron capaces de frenar con rapidez, absorbiendo energía a una velocidad de hasta tres veces mayor que los mejores caballos de polo, animales que se crían para que sean ágiles. Se registraron algunos de los valores más altos de aceleración lateral y de avance, de desaceleración y de la relación potencia a masa corporal que en cualquier otro mamífero terrestre.
Cuando los investigadores combinaron estos datos con observaciones de campo de los animales matados por el guepardo y la información del terreno proporcionada por Google Earth, se dieron cuenta de que los felinos cazaban a menudo en medio de una espesa vegetación, realizando giros bruscos y paradas repentinas. Siempre se había pensado en los guepardos como velocistas, pero ahora se ha demostrado que solo representa una parte de su estrategia para cazar. Resulta sorprendente que la agilidad y la maniobrabilidad de estos animales llega a ser al menos tan importante como la velocidad.
Aparte de comprobar si los resultados obtenidos se repiten en las sabanas abiertas, se espera que los collares se utilicen pronto para estudiar los movimientos de otros animales en su hábitat natural, como los desplazamientos simultáneos de cada uno de los miembros de una manada de leones o de perros salvajes.
Más información en Nature
Fuente: Nature
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