Mis compañeros cenan. No puedo acudir.
¡Suerte compañeros!
Terminado el curso académico, dudé seguir estudiando. Me fuí a Madrid solo para reflexionar.
Regresé sin haber decidido. Me presenté. Me habían inscrito en inglés. Me examinaron en inglés, sin tener deseo alguno de corregir el error.
No volví a casa, me quedé en la casa de Oviedo. Sonó el teléfono. Al día siguiente, ya de tarde, regresé a casa. Acudí a mi madre, sentada en la pomarada: mamá, aprobé. ¿No te examinabas ayer? Sí. Llamó tu hermana para preguntar si ibas a Madrid como habías quedado con ella. Sí. Tu padre te dejó dinero en su mesa. Fuí, lo recogí. Me marcho. Vale. Me fuí a Oviedo. En la secretaría de la Universidad decidí, con una peseta, lo que estudiaría.
Ya de noche me subí al tren nocturno, "el expreso", y me dirigí a Madrid. No deseaba ir a la Universidad. El probar no sería tan malo. Me gustaron las clases. No me gustaron tantas huelgas y protestas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario