La responsabilidad de vivir
Karl R. Popper
Capítulo 11
Libertada y responsabilidad intelectual (1)
El futuro está abierto de par en par. Depende de nosotros; de todos nosotros. Depende de lo que nosotros y muchos otros seres humanos hacemos y habremos de hacer; hoy y mañana y pasado mañana. Y lo que hacemos y habremos de hacer, depende a su vez de nuestro pensamiento; y de nuestros deseos, de nuestras esperanzas, nuestros temores. Depende de como percibimos el mundo; y de qué tipo de juicio nos formamos acerca de las posibilidades ampliamente abiertas de futuro.
Esto significa para todos nosotros una gran responsabilidad. Y la responsabilidad se vuelve todavía mayor cuando nos volvemos conscientes de la verdad de que no sabemos nada; o de que sabemos tan poco que estamos autorizados para calificar ese poco de "nada". Pues no es nada en comparación con todo lo que deberíamos saber para tomar las decisiones adecuadas.
El primero que vio esto fue Sócrates. Decía que un hombre de Estado debe ser sabio -lo suficientemente sabio como para saber que no sabe nada. También Platón decía que un hombre de Estado, y sobre todo un rey, debe ser sabio; pero con ello pensaba algo completamente diferente a Sócrates. Pensaba que los reyes deben ser filósofos y que debían ir a la escuela con él, con Platón, para aprender dialéctica platónica -algo extremadamente erudito y complicado; o todavía mejor, que los filósofos con amplios conocimientos y erudición, como por ejemplo él mismo, deberían convertirse en reyes y gobernar el mundo. Platón colocó esta propuesta en labios de Sócrates, lo que condujo a algunos malentendidos. A los filósofos les llenaba de entusiasmo escuchar que debían convertirse en reyes, y la enorme diferencia entre la demanda socrática y la pretensión platónica respecto al hombre de Estado
Esto significa para todos nosotros una gran responsabilidad. Y la responsabilidad se vuelve todavía mayor cuando nos volvemos conscientes de la verdad de que no sabemos nada; o de que sabemos tan poco que estamos autorizados para calificar ese poco de "nada". Pues no es nada en comparación con todo lo que deberíamos saber para tomar las decisiones adecuadas.
El primero que vio esto fue Sócrates. Decía que un hombre de Estado debe ser sabio -lo suficientemente sabio como para saber que no sabe nada. También Platón decía que un hombre de Estado, y sobre todo un rey, debe ser sabio; pero con ello pensaba algo completamente diferente a Sócrates. Pensaba que los reyes deben ser filósofos y que debían ir a la escuela con él, con Platón, para aprender dialéctica platónica -algo extremadamente erudito y complicado; o todavía mejor, que los filósofos con amplios conocimientos y erudición, como por ejemplo él mismo, deberían convertirse en reyes y gobernar el mundo. Platón colocó esta propuesta en labios de Sócrates, lo que condujo a algunos malentendidos. A los filósofos les llenaba de entusiasmo escuchar que debían convertirse en reyes, y la enorme diferencia entre la demanda socrática y la pretensión platónica respecto al hombre de Estado
-----
(1) Conferencia pronunciada en St. Gallen en junio de 1989.
No hay comentarios:
Publicar un comentario